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El emprendedor canario que vende más por decir que el SMI es muy bajo: "Hay mucho crápula"
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El 'boom' de los empresarios 'influencer'

El emprendedor canario que vende más por decir que el SMI es muy bajo: "Hay mucho crápula"

Alexis Amaya es el creador de Dormitorum, una importante cadena de colchones. Pero ahora se le conoce más por otro asunto, ha montado un podcast en el que defiende los buenos salarios y hasta el sindicalismo

Foto: Alexis Amaya. (Imagen cedida)
Alexis Amaya. (Imagen cedida)
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Alexis Amaya tiene rasgos de emprendedor clásico. Le resulta natural contar que se arruinó varias veces, que destacó por su capacidad de supervivencia, que valora enormemente su compañía, ama la tecnología y tiene ideas que, según él, revolucionarían el mercado. Pero es difícil colocarle como uno más en la lista de startuperos patrios cuando charlas un rato con él. Porque el resto del tiempo lo pasa cargando contra los discursos en los que se basa el mito empresarial actual. "En Tenerife me llaman el empresario rojo, aunque no creo que sea para tanto", asegura. "Solo digo cosas que creo que son lógicas, como que el salario mínimo sigue siendo bajísimo".

Este tinerfeño es el fundador y CEO de Dormitorum, una de las muchas empresas que surfean la extraña ola de los colchones que se extiende por España. Su firma es una de esas marcas que han llenado las ciudades de tiendas color chillón (en su caso es un azul celeste como el de los mantos de las vírgenes) multitud de camas en oferta y llamativas campañas de marketing. A su proyecto la fórmula le funciona, porque factura, según las cuentas presentadas en 2022, más de 20 millones de euros y tiene un ebitda de más de dos millones (doblando lo conseguido en 2020). Sin embargo, Amaya no se ha hecho famoso en los últimos días por su negocio o sus resultados, sino por lo que dice. Un vídeo en el que llama "crápulas" a los empresarios que hace cuatro años pagaban 680 euros a sus empleados le ha bastado para hacerse viral.

"La verdad que nos ha impresionado el impacto que hemos tenido, pero no creo que sea ninguna cosa bárbara lo que digo. Por ejemplo, comento que, si quieres crecer, pero no tienes dinero para pagar un mínimo razonable a tus empleados ni cumplir con sus derechos, no necesitas un trabajador, necesitas un socio. Eso creo que lo sabe cualquiera", responde el colchonero en una videollamada con El Confidencial. "El problema es que a través de internet se ha instaurado un pensamiento único tan marcado hacia el neoliberalismo que estas cosas de repente sorprenden. Sobre todo cuando las dice un empresario como yo, que demuestra que se pueden tener buenas condiciones laborales, no llorar por los impuestos todo el rato y ganar dinero".

El resultado del vídeo de Amaya en redes sociales ha superado sus expectativas, pero lo cierto es que no es discurso improvisado. Sale del primer episodio de su propio pódcast, Alexis Army. Un proyecto que, dice, se decidió a probar para desmontar los mitos del emprendimiento influencer, aunque guarda otro objetivo. Montado en un estudio creado en una de sus tiendas y llevado por un presentador que conversa con el empresario, encaja a la perfección con el boom de estos programas como herramienta de marketing e impulsores de marcas tanto corporativas como personales. Amaya aparece como un nombre más entre la multitud de caras del emprendimiento patrio que se han lanzado a mostrar que lo que dicen impacta, y utilizar su opinión como parte del embudo de ventas de su negociado.

En el caso de los empresarios, uno de los últimos ejemplos en sumarse a la tendencia es José Elías. Un multimillonario español que ha pasado de la empresa tradicional al mundo influencer para, entre otras cosas, relanzar negocios de los que es dueño, como La Sirena. También está el caso de los dueños de Nude Project y su marca de ropa que arrasa entre los jóvenes. Aunque quizá el más famoso es el de Pedro Buerbaum (otro canario), que se hizo famoso por sus puestos de pasteles con forma de pene y que ahora lidera uno de los pódcast más escuchados de España: Worldcast. Bastante polémico, ahora vende su propio club de inversión y se ha hecho viral en varias ocasiones por cargar hasta el llanto contra Hacienda o el Gobierno estatal.

Lo que destaca del CEO de Dormitorum frente al resto es que su discurso es diametralmente opuesto. La mayoría de estos programas de emprendimiento están basados en cómo alcanzar individualmente el sueño de ser millonario. Hablan de cómo levantar empresas, especular, sacar la mayor rentabilidad, evitar pagar más impuestos o desarrollarte personalmente para tener una vida de ensueño. Siempre con un corte individualista. Amaya, por ahora, habla de condiciones laborales, de que ha montado una guardería para sus trabajadores, de empresarios "crápulas"... y eso le ha funcionado. Ha conseguido con un solo programa la viralidad que persiguen estos espacios durante meses y muchos han asociado su discurso a la imagen de su compañía.

Una interesante paradoja que el protagonista ve de lo más normal. "Hay un pensamiento único clarísimo y es normal que la gente se canse de él. El perfil de los podcasters emprendedores es casi siempre el mismo, una especie de semidioses que han logrado ser millonarios con sus propias manos y que luego se quejan porque suben el SMI o porque un trabajador se coge una baja. Encima son todólogos, pasan en un momento de hablarte de cómo emprender o cuadrar balances a hacer de psicólogos o de entrenadores personales. Hay mucho crápula", comenta. "Normalmente, si cualquiera que los ve les critica no les hace daño porque parece que lo hace por envidia, pero yo tengo autoridad para mostrar que hay otra forma de hacer las cosas y no somos todos iguales".

PREGUNTA. Vista la polémica que ha generado el programa y solo llevas un capítulo, ¿por qué decides meterte en este embolado?

RESPUESTA. Sobre todo por dar otro punto de vista. Creo que es sano mostrar otro relato sobre el emprendimiento y la gestión empresarial del que se ha generalizado. Hasta ahora todos los pódcast estos de emprendimiento los hacen una especie de semidioses multidisciplinares. Que es algo que me hace mucha gracia. Y luego también me llamaba la atención por el tema de la audiencia. Estos programas en principio son para mostrar el lado empresarial a todo el mundo, son generalistas, pero se dirigen todo el rato a supuestos emprendedores como si hubiera millones de ellos en España. Cuando la realidad es que la mayoría de la sociedad es asalariada y es la gente que consume tus productos y servicios.

P. ¿Qué te molestaba de este discurso único que señalas?

R. Yo creo en el bienestar social, en el bien común y en que hay cosas más importantes que el balance de la empresa. Obviamente, como empresario es importante cuadrar las cuentas, pero creo que en el discurso que se ha implantado parece más importante sacar dinero que, por ejemplo, un niño pueda tener en su mano un medicamento clave para curarse de su enfermedad. No me gusta poner etiquetas, pero hay un ramalazo neoliberal en estos discursos que desde mi punto de vista puede ser bastante dañino. Al final te ves a personas obreras defendiendo esas tesis. Apoyan argumentarios que dicen que su hija no debería cobrar un salario mínimo ni digno porque si no las cuentas no salen.

No lo dicen así de claro, obviamente, pero es lo que defienden en el fondo. Y mucha gente se lo compra porque le han convencido de que ese empresario crápula le va a proteger, cuando lo que quiere es vivir mejor él y distanciarse de lo máximo posible del trabajador que le escucha. Busca acentuar más sus privilegios.

P. Es una posición bastante crítica con tus compañeros, ¿no?

R. A ver, yo soy empresario y de éxito. Es verdad que mi empresa factura 40 millones de euros, es lo que va a mostrar el balance que presentemos de 2023, y tengo 200 y pico empleados. Mi vida no es usual. Gano mucho dinero y no creo que tenga que pedir disculpas por ello. Me siento bien y tengo la conciencia tranquila porque lo he ganado de una manera justa y digna. Y defiendo a todo el que lo haya hecho igual. Pero hay maneras dignas de hacerlo y otras que no.

P. ¿De qué maneras poco dignas hablamos?

R. Pues hay empresarios que consiguen ganar dinero, pero no dignifican a sus trabajadores, no les dan lo que merecen, lo que realmente están generando. No hay que olvidar que el trabajador genera plusvalías a la empresa y sin ellos es imposible que una empresa crezca. Siempre digo que no hay empresarios que tengan éxito sin empleados, pero sí currantes que crean cooperativas y tienen éxito. Esa es la realidad y no hay por qué esconderla a no ser que estés haciendo mal las cosas.

Hay una máxima del neoliberalismo que dice que el mercado se regula solo. Pues creo que para que esa máxima fuese real, los empresarios deberíamos mostrar al mundo qué clase de empresario somos. Así la gente sabría dónde consumir y dónde no y la autorregulación sería más plausible. Esta también fue una de las ideas por las que lanzamos el pódcast, queríamos ser transparentes y fomentar esto, sabíamos que iba a ser algo disruptivo.

"La gente ve a estos tipos que se presentan como semidioses de éxito y vidas tremendas y todo el mundo aspira a ser como ellos"

P. ¿Crees que servirá para algo? Porque de momento los contenidos más consumido siguen siendo los que tú criticas.

R. Es difícil combatirlo porque son contenidos que se consumen por varios motivos. Uno es que es algo aspiracional. La gente ve a estos tipos que se presentan como semidioses de éxito y vidas tremendas y todo el mundo aspira a ser como ellos. Incluso hay tontos que están pagando cursos a Llados para ser como él. Y el segundo motivo es que va un poco en la condición humana de sentirte protegido por alguien. El ser humano necesita un referente que le diga que si le siguen todo irá mejor y estarán bien. Muchos han encontrado en estos influencers esa protección. La realidad es que lo que están haciendo es socavar sus derechos. Están defendiendo que sus hijos vivan peor que ellos y que se acentúen las diferencias sociales.

P. Esta forma de expresarte, de hablar del emprendimiento y hasta de ideología, ¿no puede afectar negativamente a tu empresa?

R. No entiendo en qué puede perjudicarme que mis trabajadores sepan que yo pienso así, que el salario mínimo me parezca muy poco. En mi empresa nadie cobra el salario mínimo interprofesional. El coste laboral medio de mi compañía son 35.000 euros por persona, entre salario y Seguridad Social. Y tengo 200 y pico empleados. Si alguien de mi empresa se siente mal con sus condiciones puede decirlo sin problema y quejarse. Seguro que hay gente a la que le caigo mal, pero sus condiciones son claras, que las muestre a ver qué aparece.

*Las cuentas de Dormitorum muestran que sus gastos en personal han aumentado de unos 200.000 euros en 2018 a los casi tres millones y medio que gastan ahora en este concepto. De 2021 a 2022 subieron casi millón y medio.

¿Por qué tengo esa política de empresa? Primero porque quiero que la gente pueda tener derecho a tener hijos, que puedan estudiar, que tengan las mismas oportunidades que tiene el hijo de, yo qué sé, del dueño de Iberdrola. Y segundo porque es que no necesito más, no quiero una mejor casa ni un mejor coche de los que ya tengo. Entonces, pues pensemos en dejar un mundo mejor.

P. Pero, ¿todo eso cómo lo implantas en tu compañía?

R. Ya te digo que todos los sueldos están por encima de los mínimos. También hemos mejorado la conciliación laboral. Pusimos guarderías, damos 300 € por cada nacimiento. A las teleoperadoras, que es un departamento donde mayormente son mujeres, les hemos quitado los sábados de trabajar, solo atendemos de lunes a viernes... Luego escuchas esos mensajes de que se quedaron dos empleadas embarazadas y me rompieron la planificación. Qué tipo de persona tienes que ser para enfadarte porque alguien vaya a tener un hijo. Eso sí, después soy exigente.

P. ¿Cómo de exigente?

R. Sí, aquí la productividad no se negocia porque si no esto no se sostiene. Todo dentro de lo normal, dentro de lo que un ser humano puede hacer en condiciones normales y dentro de los derechos de los trabajadores que en nuestro caso están mejorados sobre el convenio. Y te lo puede decir incluso nuestro enlace sindical.

Mira, yo estaba cagado cuando me llegó la carta de que por número de empleados y demás teníamos que montar un comité de empresa. Ya sabes todo lo que dicen de que los comités dividen, que generan problemas, que complican las relaciones en la empresa, etc. Me creí todo eso e intenté retrasar al máximo su llegada. Pues ahora te digo que fui tonto por no montarlo antes. La mayoría de empresas no se dan cuenta, pero los comités ayudan y cohesionan. En nuestro caso, es de UGT, no pueden exigir mucho porque la mayoría de los puntos del convenio ya los tenemos mejorados, pero me dan consejo, me ayudan e intermedian. Y, espero que no, si un día la empresa va mal, ellos serían los primeros en ayudarme a que la empresa no caiga, porque son los principales interesados en que se mantenga el trabajo.

"No vamos a mantener la precariedad solo porque tú quieras tener un negocio más grande"

P. ¿A nivel de resultados, se nota todo esto?

R. Te puedo decir que somos la cadena de colchones más rentable de España. O sea, nosotros en 2023 facturamos 40 millones de euros y tenemos 5 millones de ebitda. La primera compañía del sector en facturación hace 60 millones, pero gana menos de la mitad que nosotros. Ellos tienen más de 100 tiendas, nosotros facturamos casi lo mismo y ganamos más con 70 menos. La tercera compañía de colchones ya no llega ni a 500.000 euros de beneficio. La cuarta ya da resultado negativo. ¿Cuál es nuestro truco? Ni ofertas más agresivas ni nada, es tan simple como que la plusvalía que me da a mí cada empleado es mayor. Cada persona que trabaja aquí lo hace como si fuese su propia microempresa y se esfuerzan porque saben que les va a dar un rendimiento, saben que yo les correspondo.

P. O sea, que al final tu idea es mostrar que hay otra forma de hacer las cosas.

R. Exacto. Yo puedo entender que un negocio no te sea rentable. A lo mejor es que quieres tener una empresa grande y no la tienes. A lo mejor tu empresa no es tan grande como lo que tú piensas y necesitas redimensionarla. O buscarte socios. Pero no podemos caer en la idea de que tirar de empleo de mierda para crear una empresa que no se sostiene con buenas condiciones. No vamos a mantener la precariedad solo porque tú quieras tener un negocio más grande.

Yo me he arruinado varias veces y gracias a poder emprender esta última vez he podido pagar todas mis deudas. Ha sido un camino tortuoso, pero no por haber tenido que vivir todo esto tengo que estar contra del mundo. Yo me arruiné dos veces, pero porque yo era un gilipollas o porque no tenía la experiencia, no por culpa del Estado, ni de los trabajadores. Lo sencillo es echarle la culpa a un tercero, mi empresa va mal porque tengo tres personas de baja. Entonces es que montaste una mierda de empresa. La gente se pone mala.

P. ¿Crees que en España hay poca preparación entre los empresarios o entre la gente que se lanza a emprender?

R. Hay gente muy preparada, gente con muchos estudios, con mucha experiencia, que crean negocios bonitos, grandes. No es una cuestión de preparación. Yo creo que lo que hay es poca solidaridad. Falta que el empresario sea más solidario. Si tú no eres solidario, vivir en España es terrible. O sea, todos los empresarios que se quejan de su situación en España es que no son solidarios. Y en el fondo es entendible. Si te pones en la piel de alguien que sea egoísta, este país te quema porque no está pensado para serlo. Por eso, a lo mejor deberías plantearte irte a otro, pero no una vez que has conseguido llegar al éxito apoyándote en todos los beneficios que ofrece el lugar, irte antes.

P. Para terminar, cómo ves este discurso y esta forma de exponerte como herramienta para sacar ventas para tu empresa y generar marca. Porque está claro que estás consiguiendo impacto y muchos mensajes positivos y el pódcast está montado en parte para eso.

R. Es una cosa que hemos hablado en la empresa muchas veces, también en el departamento de marketing, no te digo que no. Siempre me decían que si pudiéramos transmitir lo que yo pienso a la gente, sería la mejor campaña de marketing de nuestra historia. Aunque también hemos tenido mensajes negativos. La verdad es que yo nunca me he escondido, aquí me conocen como el "empresario rojo". Además hay algo clave y es que tengo autoridad para mostrar estos discursos y desmontar mitos. ¿Qué me van a decir los que piensan diferente, que soy un rojo, comunista, vago y subvencionado? Pues nada, que miren mi historial y mis cuentas, soy el primero que estoy deseando que seamos transparentes. Pero eso les desmonta todo su relato.

Alexis Amaya tiene rasgos de emprendedor clásico. Le resulta natural contar que se arruinó varias veces, que destacó por su capacidad de supervivencia, que valora enormemente su compañía, ama la tecnología y tiene ideas que, según él, revolucionarían el mercado. Pero es difícil colocarle como uno más en la lista de startuperos patrios cuando charlas un rato con él. Porque el resto del tiempo lo pasa cargando contra los discursos en los que se basa el mito empresarial actual. "En Tenerife me llaman el empresario rojo, aunque no creo que sea para tanto", asegura. "Solo digo cosas que creo que son lógicas, como que el salario mínimo sigue siendo bajísimo".

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