La casera de famosos en Ibiza reorganiza su imperio hotelero tras los problemas en varias villas

Francisca Sánchez Ordóñez, más conocida como Paquita Marsan tras fundar la promotora Marsan y levantar edificios a lo largo de toda Andalucía, ha decidido reorganizar lo que queda de su imperio inmobiliario. La empresa malagueña, que decidió mudarse a Ibiza, ha construido viviendas de lujo para las estancias de los más ricos y famosos en la isla española y ahora ha simplificado su tejido empresarial tras el golpe de la pandemia.

Lo ha hecho al fusionar dos de sus sociedades. Inversiones Hoteleras Faro SL ha absorbido Inversiones Hoteleras Tanit SL, en las que figura Paquita Marsan como administradora única, tras celebrar las juntas extraordinarias de ambas empresas con dicho objetivo. Por tanto, esta operación supondrá la transmisión a título universal del patrimonio a la sociedad absorbente y disolución sin liquidación o extinción de la sociedad absorbida, con el fin de capear los números rojos por el covid.

La empresaria tiene varios hoteles de su propiedad en la isla, como es el caso del Hotel Atlantic by Hoteles Centric, Hotel Paraíso Beach by Hoteles Centric, Hotel Coral Beach by Mij y Cala Martina By Llum. Además, se suma otro inmueble que tiene en el archipiélago, pero en Menorca, como es el Marina Parc by Mij.

Paquita Marsan engordará así Inversiones Hoteleras Faro SL, dedicada al arrendamiento de complejos hoteleros, al absorber otra de sus sociedades dedicada a alojamientos turísticos. No obstante, la compañía goza de cierto tamaño financiero, puesto que contaba con activos por valor de 31,3 millones de euros, a tenor de las cuentas correspondientes a 2021, último ejercicio presentado en el Registro Mercantil. De esta cifra, la gran mayoría (21,8 millones) corresponden a inversiones inmobiliarias y unos 7,7 millones a inversiones financieras.

El tamaño de la compañía absorbida, Inversiones Hoteleras Tanit SL, es muy similar a la sociedad con la que gestiona hoteles. Así, tiene 31,32 millones de euros en activos (21,8 millones en inversiones inmobiliarias y ocho millones en inversiones financieras), aunque su salud financiera es mejor, ya que su patrimonio neto era positivo en 2021 frente a los 1,3 millones en negativo que contaba Inversiones Hoteleras Faro SL y que implica, por ende, que sus pasivos superan a sus activos.

Así, la operación de fusión se produciría por la delicada situación que atraviesa la compañía como consecuencia de las pérdidas provocadas y agudizadas por la pandemia del coronavirus. No obstante, y si no hubiera realizado ningún tipo de operación de saneamiento, Paquita Marsan se habría visto obligada a la disolución de Inversiones Hoteleras Faro SL.

El negocio hotelero se suma, por tanto, a otro en el que Paquita Marsan ha alcanzado una gran fama, como es el alquiler de villas a gente famosa y adinerada que visita la isla de Ibiza. No obstante, no todo es color de rosa y también le ha dado más de un quebradero de cabeza. ¿El motivo? La realización de obras y construcciones sin licencia urbanística y en suelo protegido ha provocado que algunas de estas mansiones, como es el caso de Casa Lola, haya sido destruida, mientras que sobre Casa Paola y Casa Rocío pesa orden de demolición al ser consideradas villas ilegales.

El negocio floreció y alcanzó gran fama gracias al elenco de amigos o huéspedes que tuvo Paquita Marsans, entre los que están expresidentes de Gobierno como José María Aznar o Felipe González, junto a celebrities como Cristiano Ronaldo, Justin Bieber, Leonardo di Caprio, Paris Hilton, Paulina Rubio, Rafael Amargo, Esperanza Aguirre, Vicky Martín Berrocal o Falete, entre otros.

Villas y fiestas que se celebraron en las mismas que dieron una gran fama a una Paquita Marsan que hace una década tuvo que vivir uno de sus episodios más duros, puesto que tuvo que pasar por la cárcel tras ser detenida en 2013 a las puertas de la discoteca Pacha Ibiza. Lo hizo al pesar sobre ella una orden de busca y captura del juzgado de lo penal número 4 de Málaga, que la condenó en febrero de 2008 a dos años de prisión por defraudar 867.469 euros a la Hacienda Pública, aunque salió en diez meses tras recibir el tercer grado de su condena, por lo que solo tenía que ir a dormir a prisión.