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Bloqueo público, auge privado: la Cataluña económica que vuelve a escena
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Bloqueo público, auge privado: la Cataluña económica que vuelve a escena

Tras los años del procés empiezan a verse los frutos del divorcio entre política y empresa en Cataluña: una oleada de operaciones vuelve a poner sobre Barcelona el foco económico

Foto: Marc Puig tocando la campana de la salida a bolsa de Puig. (EFE/Quique García)
Marc Puig tocando la campana de la salida a bolsa de Puig. (EFE/Quique García)
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Vuelve Cataluña en lo económico. El sector privado ha roto amarras con el sector público y ha echado a volar. Mientras el segundo se bloquea, el primero está más activo que nunca. Se ve en las múltiples operaciones de Criteria, en la salida a bolsa de Puig, en los planes en el mismo sentido de la muy catalana Europastry. Igual que Cirsa que factura 2.000 millones anuales y que ya ha anunciado a los inversores en Londres que cuando pueda saltará al mercado de renta variable. Los ejemplos se suceden y la catalanidad de esos agentes privados resulta poco discutible.

Aunque durante este Catalan Summer se ha hecho más evidente, el fenómeno está lleno de ejemplos. Y cada caso es diferente. No sólo se trata de empresas familiares buscando liquidez en salidas al parqué. En el ejemplo de la guerra de OPAS de Applus se trata de fondos. Como Blackstone en Cirsa. O Volotea, otro caso catalán, en este caso de directivos proyectando su compañía a una nueva fase de crecimiento.

La catalanidad no sólo aflora. También se defiende. Es el caso del Banco Sabadell, con la cerrada defensa de patronales y empresarios de su independencia ante la OPA hostil del BBVA. Hay nuevos nombres como Pere Gallés (Europastry) o viejos, como Carlos Muñoz (Volotea) o Joaquim Agut (Cirsa) Pero que de las principales salidas a bolsa del año, la mayoría, cuatro, sean catalanas, dice mucho que algo se está moviendo con un dinamismo más allá de lo que se podía esperar de la confusa situación política.

Este vigor no es del todo nuevo. El Ibex 35 nunca ha tenido tantas empresas catalanas. Y Puig es un candidato serio a entrar. Ahí está Cellnex. Su sede operativa sigue en Barcelona, donde por cierto reside también su nuevo hombre fuerte, el consejero delegado Marco Patuano. El debate va más allá de las sedes sociales que con el procés se marcharon de Cataluña. Parlem Telecom, que también aspira a llegar al mercado de valores, es una compañía muy pequeña que ha hecho bandera de su independentismo. Pero en la mayoría de los casos se trata de romper con la política. Y hacer vida empresarial por tu cuenta.

El Ibex 35 nunca ha tenido tantas empresas catalanas. Y Puig es un candidato serio a entrar

Banco Sabadell fue la primera empresa que se llevó su sede y ahora no hay partido político que dude de su catalanidad y de que la misma está amenazada. Buena parte del capitalismo español pasa por Criteria, renovada por un clásico directivo de empresa catalán, Angel Simón, como nuevo consejero delegado. Y que la sede social no se encuentre en Cataluña poco importa. El plan estratégico se presentó esta semana en Barcelona a bombo y platillo.

Nuevo ciclo

El nuevo ciclo empezó tras 2017 y el fracaso del procés. En el Ibex hay en este momento seis empresas catalanas: CaixaBank, Cellnex, Banco Sabadell, Naturgy, Fluidra y Grifols. Solo las dos últimas han mantenido la sede social en Cataluña, pero nadie pone en duda la catalanidad. Esto es así desde 2021. Este verano sólo cristaliza un fenómeno que llevaba tiempo incubándose, un ciclo de largo recorrido que nace de las cenizas de la intentona independentista.

Es verdad que desde el procés algunas pueden haberse "madriñelizado", el caso más evidente es Naturgy. Pero el factor catalán pesa. Como en el caso de Colonial, que también se llevó la sede social en 2017, pero que nunca dejó de ser catalana, con el dúo Juan José Brugera y Pere Viñolas, siempre operando desde Barcelona y que ahora encima tendrá como primer accionista a Criteria.

La catalanidad es un concepto que va mucho más allá de las sedes sociales

Para buscar un fenómeno comparable de disociación entre empresarios y políticos hay que volar a la Italia de la Tangentópolis hace 30 años. En ese momento el empresariado milanés rompió amarras con la clase política, espoleada por el riesgo de cárcel, y se inició una vida separada que llega hasta hoy.

Precios y pecios

Mientras el capitalismo de Madrid sigue muy vinculado al palco del Bernabéu, las concesiones en obras públicas y las tarifas, el capitalismo de amiguetes que también explica Carlos Sánchez en su libro homónimo, el capitalismo catalán se ha visto obligado a volar solo, ya que la clase política catalana que desde 2012 solo era capaz de viajar hacia el desastre.

Incluso una nueva generación de directivos catalanes triunfa en Madrid. Como Maurici Lucena como presidente de Aena. Más discutido fue Marc Murtra en Indra. Pero lo cierto es que lo nombraron con la acción a 7 euros y ahora vale 21. En parte por el buen trabajo de José Vicente de los Mozos otro directivo fogueado en la conflictiva Nissan, también en Barcelona.

Cataluña está con presupuestos prorrogados este 2024. Y seguirá así en 2025, dada la situación de bloqueo político. Pere Aragonès encabeza un gobierno en funciones que puede durar hasta enero. Si un empresario tiene problemas sabe que no puede contar con la clase política catalana, el caso de Celsa ha sido el más evidente. Y otros que no escarmentaron en cabeza ajena, como Holaluz han visto pronto lo que les esperaba si querían jugar esa carta.

La falta de diálogo entre políticos y empresarios la paga el aeropuerto de El Prat

La política no ayuda, pero tampoco supone un peligro. Grifols las ha pasado canutas, pero la amenaza fue exterior, en este caso de un fondo bajista en corto. Y tras la última junta de accionistas, el bache parece superado. Empresarios y políticos viajan por carriles separados en Cataluña. La falta de interlocución entre las partes se paga en retrasos en infraestructuras, el caso más evidente la paralización del aeropuerto de El Prat. Pero mientras los políticos van camino de repetir elecciones, las empresas salen a bolsa, tienen planes, hacen compras.

El capitalismo catalán ha vuelto y ahora ya no se trata de excepciones como lo era Mango hace veinte años, o el mundo start-up. Los que precisan de apoyo político, como Seat, han encontrado vías para tratar con Madrid o Bruselas de forma directa. En Cataluña los políticos hablaron de independencia y los empresarios, por sorpresa, les tomaron la palabra, aunque no en el sentido que ellos querían.

Vuelve Cataluña en lo económico. El sector privado ha roto amarras con el sector público y ha echado a volar. Mientras el segundo se bloquea, el primero está más activo que nunca. Se ve en las múltiples operaciones de Criteria, en la salida a bolsa de Puig, en los planes en el mismo sentido de la muy catalana Europastry. Igual que Cirsa que factura 2.000 millones anuales y que ya ha anunciado a los inversores en Londres que cuando pueda saltará al mercado de renta variable. Los ejemplos se suceden y la catalanidad de esos agentes privados resulta poco discutible.

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