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La organización terrorista, sabedora de la importancia de que sus más de 700 presos le apoyen en el proceso de diálogo que pretende iniciar con el Ejecutivo de Zapatero, ha decidido darles un papel destacado en el proceso: exige que dos de sus integrante
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La organización terrorista, sabedora de la importancia de que sus más de 700 presos le apoyen en el proceso de diálogo que pretende iniciar con el Ejecutivo de Zapatero, ha decidido darles un papel destacado en el proceso: exige que dos de sus integrante

La actual dirección de ETA, encabezada por el ex parlamentario José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Tenera, ya ha hecho llegar al Gobierno una de sus condiciones

Foto: La organización terrorista, sabedora de la importancia de que sus más de 700 presos le apoyen en el proceso de diálogo que pretende iniciar con el Ejecutivo de Zapatero, ha decidido darles un papel destacado en el proceso: exige que dos de sus integrante
La organización terrorista, sabedora de la importancia de que sus más de 700 presos le apoyen en el proceso de diálogo que pretende iniciar con el Ejecutivo de Zapatero, ha decidido darles un papel destacado en el proceso: exige que dos de sus integrante

La actual dirección de ETA, encabezada por el ex parlamentario José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Tenera, ya ha hecho llegar al Gobierno una de sus condiciones para que en los próximos meses miembros de la organización se sienten a negociar con representantes del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero su propia “desmilitarización”. La banda armada quiere que al menos dos de sus presos en España participen en los contactos, según ha podido saber El Confidencial en fuentes conocedoras del estado actual de proceso.

Ése es, al menos, el mensaje que los dirigentes de la ilegalizada Batasuna les han transmitido a sus interlocutores del Partido Socialista de Euskadi (PSE), con quienes desde hace meses mantienen contactos “oficiosos”, como en su día los calificó el propio Arnaldo Otegi. De hecho, según las fuentes consultadas, la exigencia etarra concretaba que su equipo de interlocución entre rejas estará formado por un hombre y una mujer que se encuentren recluídos en la misma prisión.

No obstante, la banda no pretende, según las fuentes consultadas, que ninguno de ellos sea trasladado de prisiones y ya ha comunicado, de hecho, que los nombres que proponga serán los de dos presos que ya en estos momentos comparten centro penitenciario. De este modo, la banda pretende mantener el principio de máxima discreción que hasta ahora ha dominado los encuentros entre el PSE y Batasuna, y que, en opinión de ambas partes, “está dando sus frutos”. Una discreción que se pondría en peligro si se realiza algún traslado de presos para formar un grupo de interlocución y ello llega a conocimiento de la opinión pública.

Con esta exigencia, ETA pretende dar al colectivo de presos -que suma más de 700 terroristas encarcelados en España y Francia- un papel destacado en el futuro proceso de diálogo con el Gobierno. De hecho, su futuro será una de las partes fundamentales de la hipotética negociación, junto a lo que en los documentos internos del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) denominan “desmilitarización” y las “consecuencias del conflicto”, que es como llaman eufemísticamente a las víctimas y sus familias.

Expulsar para cohesionar

Por ello, y a la vez que ha cedido parte del papel protagonista al llamado frente de makos, la dirección etarra ha pretendido cohesionar lo más posible tan amplio y heterogéneo colectivo expulsando a seis destacados presos etarras -entre ellos el ex número 1 de la banda, Francisco Múgica Garmendia, Pakito- por criticar desde hace un año la estrategia de la organización terrorista y afirmar que la lucha armada hoy en día “no sirve”.

Dicho grupo -entre los que también se encuentran Iñaki Bilbao, Ignacio Arakama, Carlos Almorza, Koldo Aparicio y Kepa Solana- se ha mostrado desde el pasado verano muy crítico con la continuidad de los atentados y ha reconocido la derrota militar de la banda. “La lucha armada que desarrollamos hoy en día no sirve”, llegaron a manifestar en una carta que circuló entre los etarras encarcelados en Francia y España.

La relevancia de los firmantes de aquella misiva llevó a la Comisaría General de Información de la Policía ha elaborar un informe confidencial en el que se detallaba que un número importante de presos de la organización se alineaba con las tesis de los seis ahora expulsados, aunque también reconocía la existencia de un importante núcleo irreductible encabezado por otros destacados miembros de la banda.

La actual dirección de ETA, encabezada por el ex parlamentario José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Tenera, ya ha hecho llegar al Gobierno una de sus condiciones para que en los próximos meses miembros de la organización se sienten a negociar con representantes del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero su propia “desmilitarización”. La banda armada quiere que al menos dos de sus presos en España participen en los contactos, según ha podido saber El Confidencial en fuentes conocedoras del estado actual de proceso.