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El PSOE utiliza la desaladora de Gil para el suministro de agua en la Costa del Sol
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El PSOE utiliza la desaladora de Gil para el suministro de agua en la Costa del Sol

No son pocos los españoles que con esto de la pertinaz sequía recuerdan con añoranza la política de "presas" del régimen franquista. El denostado y tardofranquista

No son pocos los españoles que con esto de la pertinaz sequía recuerdan con añoranza la política de "presas" del régimen franquista. El denostado y tardofranquista Jesús Gil también fue criticado sin piedad por la oposición cuando construyó una planta desaladora en sus años de esplendor destinada al consumo urbano de su babélica ciudad.

Pues bien, la desaladora que suministrará agua potable procedente del mar a la Costa del Sol, incluida Málaga capital, será la denostada planta desalinizadora de don Jesús Gil, convenientemente ampliada.

Quién le iba a decir a Cristina Narbona, ministra de reconocida ortodoxia socialista, que tendría que impulsar la utilización intensiva de la desaladora de Gil para llevar agua a la ciudad de Málaga, en la que no se instalará, finalmente, ninguna planta desalinizadora de nueva construcción.

Y, entretanto, los potenciales usuarios de la planta desaladora de Carboneras (Almería) se extrañan de la publicidad que se está dando a la instalación en los medios de comunicación gubernamentales cuando la red de distribución del agua está en pañales y apenas llega agua desalada a unos pocos municipios y regantes.

Otro de los inconvenientes para que el agua desalada llegue a los usuarios está en su alto precio, una tercera parte mayor que el agua procedente de los salinizados acuíferos almerienses. La única solución, mal que le pese a Cristina Narbona, es poner un precio "político" al preciado líquido, es decir que el beneficiario del agua pague una parte en la factura y otra parte corra a cargo del ministerio de Medio Ambiente, vía subvenciones convenientemente camufladas.

No son pocos los españoles que con esto de la pertinaz sequía recuerdan con añoranza la política de "presas" del régimen franquista. El denostado y tardofranquista Jesús Gil también fue criticado sin piedad por la oposición cuando construyó una planta desaladora en sus años de esplendor destinada al consumo urbano de su babélica ciudad.