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Maragall convoca a sus consejeros a una cena ‘secreta’ por miedo a que dimitan en bloque
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Maragall convoca a sus consejeros a una cena ‘secreta’ por miedo a que dimitan en bloque

Pasqual Maragall tuvo suerte ayer lunes de no asistir a la Comisión Ejecutiva del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Apareció por la sede de la

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Maragall convoca a sus consejeros a una cena ‘secreta’ por miedo a que dimitan en bloque

Pasqual Maragall tuvo suerte ayer lunes de no asistir a la Comisión Ejecutiva del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Apareció por la sede de la calle Nicaragua de Barcelona su hermano Ernest Maragall, el candidato a ocupar la consejería de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información. Y cosechó la mayor bronca en años. Tuvo que aguantar gritos e improperios de los más altos dirigentes socialistas, pero también él se desgañitó todo lo que pudo, enlazando amenazas veladas con disculpas arguyendo que no sabía que Pasqual quería hacerlo consejero de Universidades. Los más críticos, precisamente, fueron el máximo dirigente del PSC, José Montilla, Manuela de Madre y el secretario de Organización, José Zaragoza.

Ernest Maragall, protagonista de la mayor crisis de Gobierno vista hasta ahora en la Generalitat (ver edición de ayer), tuvo que escuchar una seria advertencia de boca de éstos: “Tu hermano debería dimitir si tiene dignidad política”, le espetaron. Ernest apenas pudo balbucear algunos argumentos sobre el derecho del presidente de la Generalitat a nombrar a sus propios consejeros, pero, aun así, no logró acallar los gritos, que se oían desde otros pisos del edificio.

El domingo a última hora de la noche, Maragall había decidido que, para que los socialistas o los demás socios del Gobierno (ERC e ICV) le permitiesen realizar una remodelación a su gusto, con gente de su plena confianza, estaba dispuesto a no cambiar el equilibrio de las áreas de poder, sino a relevar ‘únicamente’ a cinco consejeros. Después, viendo que esta propuesta no cuajaba, volvió a rebajar sus pretensiones a sólo tres consejeros... los tres más próximos a Montilla. De este modo, cercenaba las influencias del ministro de Industria en la Generalitat y podría situar a sus hombres de confianza en los puestos clave de la Administración.

El ‘president’ y Montilla no se dirigen la palabra

Durante el día de ayer, Maragall coincidió con Montilla en la cumbre hispanofrancesa celebrada en Barcelona, pero ambos dirigentes se dirigieron la palabra en una sola ocasión y por puro protocolo. Más tarde, cuando ya Esquerra Republicana de Catalunya había decidido que no aceptaría ningún cambio al que no hubiese dado luz verde el propio PSC, Maragall convocó a sus consejeros a una cena ‘secreta’ para congraciarse con ellos por la crisis desatada los últimos días y exponerles la conveniencia de una “pequeña remodelación”.

Y es que Maragall teme que la mitad de los consejeros de su propio partido le presenten la dimisión en las próximas horas. Uno de los que ya había comenzado a redactarla, el consejero de Agricultura, Antoni Siurana (ex alcalde de Lérida), se encontraba en Toledo cuando saltó la crisis. Pero ello no fue óbice para que, como un hombre fuerte del PSC y leal a Montilla, fuese el primero en llamar a todos sus compañeros y exponerles la posibilidad de abandonar el Ejecutivo. Si los demás le seguían, la posición de Maragall sería, sencillamente, insostenible.

Forzar su dimisión

En el PSC, después de mantener una reunión a tres bandas con las demás organizaciones del Tripartito, la consigna era que, si es preciso, se debe forzar la dimisión del presidente de la Generalitat y garantizar la gobernabilidad de Cataluña dentro de unos parámetros “constitucionales” y “socialistas”, pero nunca al margen del partido o de la decisión del “aparato”.

Pasqual Maragall tuvo suerte ayer lunes de no asistir a la Comisión Ejecutiva del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Apareció por la sede de la calle Nicaragua de Barcelona su hermano Ernest Maragall, el candidato a ocupar la consejería de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información. Y cosechó la mayor bronca en años. Tuvo que aguantar gritos e improperios de los más altos dirigentes socialistas, pero también él se desgañitó todo lo que pudo, enlazando amenazas veladas con disculpas arguyendo que no sabía que Pasqual quería hacerlo consejero de Universidades. Los más críticos, precisamente, fueron el máximo dirigente del PSC, José Montilla, Manuela de Madre y el secretario de Organización, José Zaragoza.