Montilla pide la cabeza de tres colaboradores del ‘president’

La crisis interna en el PSC provocada por el intento de Pasqual Maragall de remodelar el Ejecutivo catalán sin consultar con su propio partido está aún muy lejos de amainar. De hecho, el secretario general de los socialistas catalanes y ministro de Industria, José Montilla, ha exigido la cabeza del entorno más próximo al president, al considerar que en él están los máximos responsables de los “desvaríos” de éste.

En concreto, Montilla y sus afines -bautizados como los capitanes por el control que ejercen sobre el aparato del partido- quieren la inmediata salida del Palau del propio hermano de Maragall, Ernest, que ocupa el cargo de secretario de Gobierno de la Generalitat, así como de la secretaria general de Relaciones Internacionales, Margarida Obiols, y el director de Comunicación de Presidencia, Jordi Mercader Farrés.

Para el aparato del PSC, estos tres cargos de confianza son los principales impulsores de la última maragallada y los que han incitado posteriormente al president a lanzar un ultimátum a su propio partido: “O remodelo el Gobierno a mi manera y cuando quiera o vamos a elecciones anticipadas”. Una amenaza que ha encontrado en Montilla y los suyos una respuesta contundente: “pues vayamos a elecciones anticipadas… pero sin Maragall”.

El malestar entre los capitanes es más que evidente. El propio Montilla manifestó al número 2 de ERC, Joan Puigcercós -que fue quien le dio la noticia del intento de remodelación del Ejecutivo que pretendía hacer a sus espaldas- su total oposición a la maniobra de su compañero de partido e, incluso, su hartazgo ante las salidas de tono de éste. Malestar que fue en aumento cuando supo que uno de los afectados por la remodelación era uno de sus hombres de confianza dentro del Ejecutivo, Josep María Rañé, consejero de Industrial de la Generalitat.

Una tensa situación que repite la provocada a finales del pasado mes de febrero por las declaraciones de Maragall que provocaron la llamada crisis del 3%. Entonces, Montilla y sus fieles celebraron una reunión (ver El Confidencial del pasado 7 de marzo) en la que llegaron a poner sobre la mesa la posibilidad de prescindir del presidente de la Generalitat si éste no conseguía reconducir la situación provocada por sus acusaciones de supuestas comisiones cobradas por los anteriores gobiernos de CiU. Una posibilidad ésta que se vuelve a manejar con fuerza en los despachos de la barcelonesa calle Nicaragua.