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El cuatripartito acusa a Moncloa de utilizar la táctica del `dilema del prisionero´ para conseguir recortes en el `Estatut´
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El cuatripartito acusa a Moncloa de utilizar la táctica del `dilema del prisionero´ para conseguir recortes en el `Estatut´

Las negociaciones entre el Gobierno y los cuatro partidos que apoyan el nuevo Estatuto de Cataluña (PSC, ERC, ICV y CiU) viven momentos tensos. Y no

Las negociaciones entre el Gobierno y los cuatro partidos que apoyan el nuevo Estatuto de Cataluña (PSC, ERC, ICV y CiU) viven momentos tensos. Y no sólo porque ambas partes mantengan posiciones aún muy distantes en los puntos más polémicos del texto, sino porque Moncloa está utilizando viejas tácticas de sociología política en sus encuentros por separado con cada uno de los partidos para intentar doblegar la resistencia de éstos a modificar el proyecto.

En concreto, según han asegurado a El Confidencial fuentes políticas catalanas, el interlocutor gubernamental, Francisco Caamaño, secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, ha intentado con al menos tres de los representantes del cuatripartito “poner en práctica el llamado dilema del prisionero”. Éste es un viejo juego ideado por el teórico A. W. Tucker en los años 50 y que ha sido ampliamente utilizado desde entonces en Economía, en Biología evolutiva y en la Teoría Política y Social.

Dicho juego -en el que se plantea a dos prisioneros incomunicados entre sí la posibilidad de delatar al otro para salvarse a sí mismo de una elevada condena por un delito del que no hay pruebas, y que concluye con la condena a ambos, pues los dos terminan traicionándose mutuamente- fue puesto en práctica por Caamaño con el representante de CiU, Françecs Homs; el de ERC, Joan Ridao; e, incluso, con el socialista Antoni Castells.

En concreto, a cada uno de ellos por separado le hizo una propuesta de reforma y ante la negativa de todos ellos a la misma les aseguró que en las conversaciones que había tenido con el resto de los grupos, éstos habían aceptado. Su intención era, según la interpretación que hacen las fuentes políticas catalanas consultadas, que finalmente todos cedieran individualmente al recorte ante el temor de quedarse solos en la oposición al mismo y aparecer como los causantes de una ruptura.

El cuatripartito descubre la ‘jugada’

Lo que no calculó Caamaño es que al menos dos de los interlocutores se llamaran para afearse mutuamente su supuesta cesión en uno de los puntos. La sorpresa de ambos fue mayúscula cuando descubrieron que el secretario de Estado les había dicho a cada uno que el otro era el que había cedido.

La maniobra sociológica no ha sentado nada bien en las filas del cuatripartito, alguno de cuyos máximos representantes insiste en criticar la actitud del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en las negociaciones. De hecho, el número dos de ERC, Joan Pugicercós, exigió ayer en rueda de prensa el fin de las reuniones por separado entre el representante de Moncloa y los de cada uno de los partidos, y que se inicien de una vez por todas los encuentros con todos presentes.

La propuesta quiere, entre otros objetivos, según reconocieron a este diario fuentes de este partido, evitar que Caamaño vuelva a intentar jugársela con el dilema del prisionero.

Las negociaciones entre el Gobierno y los cuatro partidos que apoyan el nuevo Estatuto de Cataluña (PSC, ERC, ICV y CiU) viven momentos tensos. Y no sólo porque ambas partes mantengan posiciones aún muy distantes en los puntos más polémicos del texto, sino porque Moncloa está utilizando viejas tácticas de sociología política en sus encuentros por separado con cada uno de los partidos para intentar doblegar la resistencia de éstos a modificar el proyecto.