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Moncloa mantiene las expectativas sobre una tregua de ETA en los próximos meses a pesar de los atentados
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Moncloa mantiene las expectativas sobre una tregua de ETA en los próximos meses a pesar de los atentados

Las bombas y los comunicados de ETA de las últimas semanas han obligado al Gobierno a asumir finalmente que la esperada tregua de ETA de antes

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Moncloa mantiene las expectativas sobre una tregua de ETA en los próximos meses a pesar de los atentados

Las bombas y los comunicados de ETA de las últimas semanas han obligado al Gobierno a asumir finalmente que la esperada tregua de ETA de antes de fin de año no se producirá. Sin embargo, y según ha podido constatar El Confidencial en diversas fuentes socialistas, el optimismo sobre un próximo cese de la violencia terrorista en el País Vasco no ha desaparecido en Moncloa e, incluso, algunos destacados dirigentes del partido en Euskadi se aventuran a ponerle fecha: no más allá de la próxima primavera.

Así se lo han hecho llegar a José Luis Rodríguez Zapatero y al reducido sanedrín de dirigentes socialistas que está al tanto del estado del proceso de paz. En su mensaje, los miembros del PSE -con su presidente, Jesús Eguiguren, a la cabeza- han marcado en rojo la fecha del 21 de enero próximo, día en el que Batasuna celebrará el que se espera sea un multitudinario congreso en la localidad vizcaína de Baracaldo.

Según su análisis, en dicho congreso, los actuales dirigentes de la izquierda abertzale que apoyan el abandono de las armas, con Arnaldo Otegi como cabeza más visible, recibirán el respaldo de las bases y mantendrán sus puestos claves en la Mesa Nacional que resulte de él. Un apoyo a las personas que se trasladará a las ponencias Bide Eginez (Haciendo camino) que inciden en la propuesta de Anoeta de hace un año y que llevan semanas debatiéndose en las diferentes asambleas locales.

Siempre según la interpretación que los dirigentes del PSE hacen de lo hablado con los integrantes de Batasuna en los últimos meses, a partir de ese día comenzará la marcha atrás a la espera de que la banda armada haga público el fin de sus atentados. Una cuenta atrás que, aseguran, no se puede prolongar mucho más lejos de la próxima primavera: “Batasuna quiere presentarse a las elecciones municipales de mayo de 2007 para recuperar poder, y para ello necesita tiempo. Un tiempo que sólo consigue si ETA hace público su apoyo al resultado de la asamblea de Baracaldo y, por tanto, anuncia que ha decidido dejar las armas”.

Las dudas de Vitoria

El optimismo “cauto” reinante en el PSE, y que se ha trasladado también a Moncloa, no es, sin embargo, compartido por otras fuerzas políticas vascas. En el seno del propio Gobierno de Juan José Ibarretxe la cautela es la tónica general. “Dudo que ETA ponga sobre la mesa su última carta, el abandono de la violencia, a cambio de nada”, asegura a este diario un destacado político vasco, quien reconoce, a pesar de sus dudas, que “no obstante, es evidente que algo serio hay en marcha”. El propio consejero de Interior, el peneuvista Javier Balza, lleva semanas hablando de que la Ertzaintza no ha detectado indicios que permitan hablar de una hipotética tregua a corto o medio plazo.

Otras fuentes creen, por su parte, que la tregua sí puede llegar en los plazos que se apuntan desde las filas socialistas, pero que tal vez ésta no sea la definitiva, sino simplemente una temporal que sólo se transformaría en definitiva cuando el Gobierno de Madrid hiciera un pronunciamiento público de apoyo al proceso de paz, al estilo de la que en su día hicieron los Ejecutivos de Londres y Dublín y que es conocida como la Declaración de Downing Street.

De hecho, tanto desde el Gobierno como en el seno de la propia izquierda abertzale se analiza con detalle las bases del camino hacia la paz irlandés que concluyó el pasado mes de julio, tras doce años de altos y bajos, con el fin del IRA. El propio Rodríguez Zapatero ha repetido en diversas ocasiones públicamente que el proceso será “largo, difícil y duro”. De hecho, el Gobierno estudia con detalle las consecuencias políticas y sociales a medio y largo plazo que pueden tener la apertura del proceso.

Las bombas y los comunicados de ETA de las últimas semanas han obligado al Gobierno a asumir finalmente que la esperada tregua de ETA de antes de fin de año no se producirá. Sin embargo, y según ha podido constatar El Confidencial en diversas fuentes socialistas, el optimismo sobre un próximo cese de la violencia terrorista en el País Vasco no ha desaparecido en Moncloa e, incluso, algunos destacados dirigentes del partido en Euskadi se aventuran a ponerle fecha: no más allá de la próxima primavera.