ERC intenta evitar a toda costa que CiU capitalice el acuerdo final sobre el ‘Estatut’

El acuerdo “global” sobre el Estatut alcanzado en la noche del sábado en Moncloa entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de CiU, Artur Mas, ha irritado, y mucho, a ERC, cuyo líder, Josep Lluis Carod-Rovira, mostraba ayer, tras reunirse con el jefe del Ejecutivo socialista, sus reticencias al mismo por considerarlo “insuficiente”. Una oposición la de los republicanos que pretende evitar a toda costa, como reconocen desde hace días fuentes del partido republicano a El Confidencial, que la coalición nacionalista de Mas convierta en un éxito únicamente suyo el acuerdo final sobre el Estatut.

De hecho, en la noche del jueves, tras la última reunión multilateral entre los representantes del Ejecutivo socialista y los del cuatripartito, fuentes de ERC aseguraron a este diario que la actitud obstruccionista que hasta ese momento mantenían en su opinión los convergentes era “un calco a la que mantuvieron en Cataluña durante el mes anterior a que el Parlament aprobara el texto (el 30 de septiembre)”. Entonces, como ha sucedido ahora, fue una reunión entre Mas y Zapatero en el último momento la que facilitó el apoyo de CiU al proyecto en Cataluña.

Una jugada que los republicanos veían venir y que llevó al número 2 de ERC, Joan Puigcercós, a hacer un aparte en un momento del encuentro multilateral del jueves con el jefe de la delegación socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, para advertirle de que la posición supuestamente intransigente de CiU durante las negociaciones de aquel día era una simple escenificación que buscaba “convertirles a ellos en los únicos protagonistas de la foto final”. Una opinión que era compartida en privado por la delegación del PSC: “Los convergentes quieren aparecer, como hicieron en septiembre, como los salvadores del proyecto”.

Nadie se fía de nadie

Algunos de los negociadores recordaban ayer a este diario que la rivalidad entre ERC y CiU que ha estallado ahora en toda su virulencia se venía gestando desde el inicio de las conversaciones. “En las reuniones multilaterales sus representantes se miraban de reojo cada vez que se abordaba algún punto polémico. Ninguno quería ser el primero en ceder porque el otro partido podía utilizarlo como munición para arrebatarle el voto nacionalista por el que rivalizan en Cataluña”, recuerdan. Unas desconfianzas mutuas que obligaron al PSOE a apostar por las reuniones bilaterales para, como en más de una vez ha reconocido el propio Rubalcaba, evitar que la negociación se eternizase.

Ahora, y como dejaron entrever las palabras de ayer de Carod-Rovira, ERC intentará marcar distancias con CiU y poner el acento en las cesiones de los convergentes. Así, en la rueda de prensa, el líder republicano recalcó la negativa de su partido a apoyar el destierro del término “nación” al preámbulo del texto, algo que calificó de “inaceptable”. Una posición dura con la que intentan, precisamente, atraerse al electorado más nacionalista de la coalición.

También intentará distanciarse de los socialistas, con los que están muy molestos por haberles ocultado las negociaciones secretas del sábado entre Mas y Zapatero hasta el último momento. Sin embargo, fuentes de ERC aseguran a este diario que ni el respaldo al Govern de Pasqual Maragall ni el apoyo parlamentario al Ejecutivo socialista de Madrid está en peligro. Los socialistas están convencidos de que tampoco lo está el voto favorable de Esquerra el Estatut en el Congreso de los Diputados. “A ERC le conviene que el proyecto salga adelante. Saben, además, que su respaldo no es imprescindible. Lo único que quieren es salir también ellos en la foto”, aseguran convencidos desde el PSC.