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Interior cree que el inspector Álvarez montó el ‘caso de la mochila’ porque no se le concedió una medalla por su actuación en el 11-M
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Interior cree que el inspector Álvarez montó el ‘caso de la mochila’ porque no se le concedió una medalla por su actuación en el 11-M

El caso de la mochila bomba, que ha provocado el enésimo rifirrafe entre el Gobierno y el PP a cuenta del 11-M, fue provocado por el

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Interior cree que el inspector Álvarez montó el ‘caso de la mochila’ porque no se le concedió una medalla por su actuación en el 11-M

Ese es al menos el convencimiento al que han llegado los máximos responsables del Ministerio del Interior tras analizar en los últimos días todos los documentos referidos a la bolsa que contenía el artefacto explosivo desactivado, así como los escritos realizados por dicho agente para conseguir la condecoración remunerada. De hecho, el propio director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, remitió el pasado 7 de marzo, a través del secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, un escrito de cuatro folios (ver documento) al juez que instruye la masacre, Juan del Olmo, en el que detalla en dieciséis puntos la actuación de dicho agente, así como el contenido de sus escritos.

Según dichos documentos, a los que ha tenido acceso El Confidencial, el inspector jefe ahora señalado presentó el 25 de octubre de 2004 en la Comisaría del distrito madrileño de Puente de Vallecas donde está destinado un escrito de cinco folios (ver documento) en el que relataba su actuación en la estación de cercanías de El Pozo durante el 11-M para solicitar la concesión de una medalla. En dicho documento, el agente no ahorra auto-alabanzas a su labor aquel día: “Aun sabiendo de la ubicación exacta de dicha mochila bomba, el funcionario actuante no duda en seguir evacuando heridos, pasando cuantas veces fue preciso delante de la aludida mochila que posteriormente fue explosionada por los servicios policiales del Tedax en la propia estación de ferrocarril, aun a sabiendas del gran riesgo que corría su propia integridad personal”.

El inspector jefe destaca incluso que, “a pesar del grave riesgo patente existente en esos momentos, no dudó en poner nuevamente en riesgo su integridad personal” para alejar de la zona de peligro a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que se había acercado a la zona. Y asegura que, “a pesar del tremendo impacto psicológico recibido (...), está tratando de superar dicha situación psicológica anteponiendo sus obligaciones profesionales y personales, resistiéndose a darse de baja para el servicio”.

Sorpresa por no ser citado por Del Olmo

El largo relato del agente, que reconoce que “le ha causado sorpresa” no haber sido llamado a declarar por el juez Del Olmo -lo fue por primera vez tras publicar el diario El Mundo las informaciones del caso de la mochila-, detalla también cómo se responsabilizó por orden de sus superiores de la recogida de objetos y efectos que se hallaban en el tren destrozado. En ningún momento apunta sus sospechas sobre una supuesta manipulación o sustitución de la célebre mochila –cuya bomba fue descubierta cuando él dormía-, y sólo destaca que los objetos fueron enviados a los pabellones de IFEMA, cuando él había ordenado que se remitieran a la comisaría, algo que se hizo posteriormente.

Ese es al menos el convencimiento al que han llegado los máximos responsables del Ministerio del Interior tras analizar en los últimos días todos los documentos referidos a la bolsa que contenía el artefacto explosivo desactivado, así como los escritos realizados por dicho agente para conseguir la condecoración remunerada. De hecho, el propio director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, remitió el pasado 7 de marzo, a través del secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, un escrito de cuatro folios (ver documento) al juez que instruye la masacre, Juan del Olmo, en el que detalla en dieciséis puntos la actuación de dicho agente, así como el contenido de sus escritos.