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La mochila que no era tal y vino de París
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La mochila que no era tal y vino de París

La célebre mochila bomba en cuyo interior fue encontrado el artefacto que permitió a la Policía identificar la célula islamista que cometió los atentados del 11-M

La célebre mochila bomba en cuyo interior fue encontrado el artefacto que permitió a la Policía identificar la célula islamista que cometió los atentados del 11-M no era, en realidad, una mochila en el estricto sentido de la palabra, sino una “bolsa de viajes-deporte de loneta de color azul marino, con asas de cuero marrón con una inscripción (E Fs M g)”. Así aparece textualmente mencionada de modo reiterado en los numerosos informes de la Policía recogidos en el sumario por los atentados de Madrid.

Esta “bolsa de viajes” -de 25 centímetros de ancho, 25 de alto y 45 de largo- fue sometida a concienzudos análisis químicos por la Policía Científica (el CSI español), que detalló en el informe pericial número 04-Q1-187, de fecha 1 de abril de 2004, todos y cada uno de los diferentes tejidos e hilos que la componían.

Anteriormente, otros agentes de la lucha antiterrorista localizaron el establecimiento donde supuestamente había sido adquirido: la tienda Rebiz Moda, en el número 14 de la madrileña calle Caravaca, en el distrito de Lavapiés. Una tienda propiedad del ciudadano chino Shenghua Huang que, además, estaba situada justo enfrente de otra regentada por uno de los marroquíes detenidos por el 11-M, Mohamed Chedadi.

El propietario aseguró a la Policía que “ese modelo tenía difícil salida y podía venderse a propietarios de puestos callejeros o en ventas individuales”, según consta en un informe de la Unidad Central de Información también incorporado al sumario.

Los agentes comprobaron posteriormente que el ciudadano chino había adquirido, en noviembre de 2003, 1.200 bolsas similares a la empresa francesa M Arontetic, sita en el número 51 de la parisina Rué au Maire, por lo que se llevaron una de ellas -la que por error fue finalmente mostrada por el juez Del Olmo al inspector jefe cuya declaración ha provocado el caso de la mochila- para realizar una análisis comparativo con la recuperada entre los hierros retorcidos del tren siniestrado en la estación de El Pozo.

Dicho análisis aparece también recogido en el informe pericial 04-Q1-187. Sus autores destacan que únicamente se hallaron dos diferencias entre ambas: la forma, tonalidad y composición de la guarnición, y el hilo de la costura de las guarniciones de las asas. No obstante, los expertos policiales consideran que dichas divergencias “no excluyen que ambas muestras puedan tener el mismo origen, al coincidir la mayoría de las características estudiadas”.

A partir de ese momento, la Policía aparcó la investigación sobre la célebre mochila para centrarse sus esfuerzos en otras pistas -principalmente el origen del explosivo y el uso dado a las tarjetas de los teléfonos móviles- al considerar que ésta ya estaba agotada.

Todo lo anterior -incluido la existencia de la segunda mochila- ya fue hecho público por el juez Del Olmo el 15 de febrero de 2005, hace más de un año, en el auto con el que levantó el secreto de sumario a la mayor parte de los informes técnicos de la Policía. Ahora dichos informes vuelven a estar de actualidad.

La célebre mochila bomba en cuyo interior fue encontrado el artefacto que permitió a la Policía identificar la célula islamista que cometió los atentados del 11-M no era, en realidad, una mochila en el estricto sentido de la palabra, sino una “bolsa de viajes-deporte de loneta de color azul marino, con asas de cuero marrón con una inscripción (E Fs M g)”. Así aparece textualmente mencionada de modo reiterado en los numerosos informes de la Policía recogidos en el sumario por los atentados de Madrid.