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El PSOE recela del ‘duro’ Permach como sustituto de Otegi en las negociaciones con Batasuna
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El PSOE recela del ‘duro’ Permach como sustituto de Otegi en las negociaciones con Batasuna

La comparecencia de hoy ante la Audiencia Nacional de Arnaldo Otegi ha puesto al Gobierno y al PSOE en el difícil papel de querer una cosa

Foto: El PSOE recela del ‘duro’ Permach como sustituto de Otegi en las negociaciones con Batasuna
El PSOE recela del ‘duro’ Permach como sustituto de Otegi en las negociaciones con Batasuna

La comparecencia de hoy ante la Audiencia Nacional de Arnaldo Otegi ha puesto al Gobierno y al PSOE en el difícil papel de querer una cosa y tener que decir públicamente otra diferente que políticamente es más correcta. El deseo es que el dirigente de la ilegalizada Batasuna no ingrese finalmente en prisión para no añadir un nuevo escollo al incipiente proceso de paz. Lo políticamente correcto es mantener en sus declaraciones públicas su “total respeto” ante la decisión que pueda tomar el juez Fernando Grande-Marlaska.

Sin embargo, como ha podido constatar El Confidencial en fuentes socialistas de Madrid y el País Vasco, tanto en Moncloa como en Ferraz piensan que el magistrado de la Audiencia Nacional decidirá finalmente encarcelar a Otegi por su relación con los actos violentos ocurridos durante la huelga del pasado 9 de marzo en Euskadi y Navarra convocada por la izquierda abertzale. De hacerlo finalmente así, los socialistas temen que su papel como interlocutor sea ocupado por otro batasuno más duro, en concreto, el también portavoz de la coalición Joseba Permach.

Según estas fuentes, en los contactos “oficiosos” habidos hasta el anuncio del alto el fuego permanente de ETA, los interlocutores socialistas han podido constatar que es “mucho más fácil” el diálogo con Otegi -del que opinan que se cree el Gerry Adams vasco, en referencia al líder del Sinn Fein que negoció el fin del IRA- que con Permach, que en las pocas ocasiones que hasta ahora ha intervenido en dichas reuniones se ha mostrado intransigente y con un discurso inflexible en muchos aspectos. “Con Permach, todo el proceso de paz iría mucho más despacio”, reconocen a este diario fuentes socialistas.

Motivos “extrajudiciales”

A pesar de dicho convencimiento, Moncloa ha decidido mantener una postura pública de “total respeto” ante la decisión que tome la Audiencia Nacional “bajo el imperio de la Ley”, como se encargaba ayer de recalcar el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. El propio fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, ya anunció en su día que el ministerio público pedirá hoy prisión incondicional para el dirigente de Batasuna. Y ello aunque fuentes gubernamentales señalaban recientemente a este diario su convencimiento de que las últimas actuaciones del juez Grande-Marlaska de acoso a los dirigentes de Batasuna solo pueden explicarse “extrajudicialmente”.

A pesar de las directrices de Moncloa de respeto judicial, los socialistas vascos llevan varios días lanzando guiños a la izquierda abertzale en forma de declaraciones en las que reclaman al juez cierta benevolencia con Otegi. El propio secretario general del PSE, Patxi López, afirmaba ayer en una entrevista en Radio Euskadi que las “medidas cautelares (...) que se podrían aplicar mañana (por hoy) a Otegi, y que podrían estar bien aplicadas hace unos días, en este momento se podrían aplicar con más flexibilidad o no aplicarlas, y todo el mundo lo entendería en esta nueva situación”.

Mucho más crítico con la acción de la Audiencia Nacional se mostró el PNV y, sobre todo, la propia Batasuna, cuyo dirigente Pernando Barrena acusó a socialistas y nacionalistas de poner trabas. “Quien quiera poner en marcha un proceso de paz encarcelando a un interlocutor está equivocado” aseguró, para añadir a continuación que si Otegi es encarcelado “estaríamos ante una decisión grave”. En el PSOE, aunque no lo digan, piensan algo muy parecido.

La comparecencia de hoy ante la Audiencia Nacional de Arnaldo Otegi ha puesto al Gobierno y al PSOE en el difícil papel de querer una cosa y tener que decir públicamente otra diferente que políticamente es más correcta. El deseo es que el dirigente de la ilegalizada Batasuna no ingrese finalmente en prisión para no añadir un nuevo escollo al incipiente proceso de paz. Lo políticamente correcto es mantener en sus declaraciones públicas su “total respeto” ante la decisión que pueda tomar el juez Fernando Grande-Marlaska.