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La Policía cree que la detención del huido Said Berraj es clave para aclarar los puntos oscuros del 11-M
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La Policía cree que la detención del huido Said Berraj es clave para aclarar los puntos oscuros del 11-M

La instrucción del sumario del 11-M ha permitido a la Policía desentrañar numerosos detalles de quiénes, cuándo y cómo se idearon y ejecutaron los atentados de

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La Policía cree que la detención del huido Said Berraj es clave para aclarar los puntos oscuros del 11-M

La instrucción del sumario del 11-M ha permitido a la Policía desentrañar numerosos detalles de quiénes, cuándo y cómo se idearon y ejecutaron los atentados de Madrid. Sin embargo, fuentes de la lucha antiterroristas reconocen que, a pesar de los más de dos años de investigación, aún quedan numerosas preguntas por responder, incluido un dato esencial: el número exacto de terroristas que colocaron las trece mochilas bomba en los trenes. Por ello, y tras conocerse la semana pasada el auto de procesamiento dictado por el juez Juan del Olmo, fuentes de la investigación consultadas por El Confidencial calificaban de “clave” para aclarar numerosos puntos oscuros de la masacre la detención de uno de los huidos, el marroquí Said Berraj.

Siempre según estas fuentes, éste -conocido por el alias de El Mensajero- es una pieza fundamental del entramado islamista en España desde hace años. Viejo conocido de la Policía por su integración en la célula española de Al Qaeda que lideraba el hispano sirio Imad Edwin Barakat, Abu Dahdah, y que fue desarticulada en la llamada Operación Dátil, Said Berraj abandonó su domicilio en el número 70 de la madrileña calle de Rocafort dos días antes del 11-M. Por entonces, y desde principios de 2004, el número de teléfono móvil que utilizaba, el 646-77-76-70, ya estaba intervenido por orden del juez Baltasar Garzón.

Aquel 9 de marzo, este marroquí -que tenía trabajo y permiso de residencia en nuestro país número X-1788407-L, válido hasta febrero de 2007- dijo a sus jefes que debía marcharse urgentemente, ya que necesitaba ir a Marruecos al funeral de una hermana. La Policía comprobó después que Berraj ni tenía hermanas ni había viajado al país norteafricano. Lo que sí comprobó es que el número de teléfono que dejó de contacto tras su precipitada marcha, el 645-65-85-07, era correlativo en doce cifras al 645-65-84 95 que proporcionó otro miembro de la célula, Mohamed Belhadj, en la inmobiliaria donde el grupo del 11-M formalizó el alquiler del piso de Leganés.

Los agentes también descubrieron que en su casa de la calle Rocafort había dejado escrito un testamento en el que se podía leer: “Os lo juro por Dios que me he hartado de esta vida miserable. Cómo podéis vivir y disfrutar sabiendo que los enemigos del Islam se reúnen para combatir contra los musulmanes…”.

Más adelante, y tras cruzar toda la información sobre las llamadas recibidas en los teléfonos móviles de los sospechosos, la Policía localizó fluidas comunicaciones los días anteriores y posteriores a los atentados, e, incluso, el mismo día de la masacre por la tarde entre Said Berraj y Belhadj y otros presuntos miembros de la célula no identificados.

Los investigadores descubrieron también que El Mensajero telefoneó al menos a otras dos personas. Una de ellas fue para pedir dinero a su amigo Mohamed J., cuya hermana está casada con un hermano del supuesto ideólogo de la célula, Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino. La segunda, a su hermano Ahmed, residente en Bélgica, a quien le comunica su supuesta intención de “entregarse a las autoridades policiales después de conseguir enviar a Marruecos a su mujer e hija”, según consta en un documento policial no incluido en el reciente auto de procesamiento del juez Del Olmo pero al que sí ha tenido acceso El Confidencial.

Su refugio malagueño

La instrucción del sumario del 11-M ha permitido a la Policía desentrañar numerosos detalles de quiénes, cuándo y cómo se idearon y ejecutaron los atentados de Madrid. Sin embargo, fuentes de la lucha antiterroristas reconocen que, a pesar de los más de dos años de investigación, aún quedan numerosas preguntas por responder, incluido un dato esencial: el número exacto de terroristas que colocaron las trece mochilas bomba en los trenes. Por ello, y tras conocerse la semana pasada el auto de procesamiento dictado por el juez Juan del Olmo, fuentes de la investigación consultadas por El Confidencial calificaban de “clave” para aclarar numerosos puntos oscuros de la masacre la detención de uno de los huidos, el marroquí Said Berraj.