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ETA recauda dos millones de euros anuales con las "aportaciones voluntarias" de empresarios afines
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ETA recauda dos millones de euros anuales con las "aportaciones voluntarias" de empresarios afines

Ellos no encuentran en sus buzones cartas redactadas en términos intimidatorios. Ni les apremian con los pagos bajo la amenaza de un atentado. Ellos reciben misivas

Foto: ETA recauda dos millones de euros anuales con las "aportaciones voluntarias" de empresarios afines
ETA recauda dos millones de euros anuales con las "aportaciones voluntarias" de empresarios afines

Ellos no encuentran en sus buzones cartas redactadas en términos intimidatorios. Ni les apremian con los pagos bajo la amenaza de un atentado. Ellos reciben misivas en las que ETA les trata con términos como “patriota” o “amigo de Euskalherria” y en las que, más que forzales a pagar, les solicitan una “ayuda”. Incluso los textos que reciben van firmadas con la expresión “JO TA KE Independentzia Iourtu arte” (“sin desmayo hasta conseguir la victoria”), fórmula nada habitual en las cartas que la banda utilizada para reclamar el impuesto revolucionario, pero muy común en las comunicaciones internas de la propia organización terrorista.

Son los centenares de pequeños empresarios, profesionales liberales y comerciantes que, por una supuesta afinidad ideológica con la izquierda abertzale, hacen entrega a la banda armada de “aportaciones voluntarias”. Una forma de recaudación que ETA puso en marcha hace menos de tres años y que, según estimaciones de la Policía y la Guardia Civil a las que ha tenido acceso El Confidencial, le reporta a la banda armada unos ingresos anuales de aproximadamente dos millones de euros.

Según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este diario, “este dinero va a ser el principal soporte financiero de la organización terrorista durante el alto el fuego, sobre todo porque sus dirigentes saben que si vuelven a enviar cartas de extorsión, el Gobierno va a poner punto y final al proceso de paz”.

La Policía tuvo conocimiento de este nuevo sistema de financiación a finales de 2003, cuando detectó el envío de cartas de este tipo a setecientos empresarios del País Vasco y Navarra. A sus destinatarios se les pedía cantidades significativamente más pequeñas que las que se exigía a los empresarios sometidos al chantaje del impuesto revolucionario. Así, mientras que el dinero reclamado a estos últimos oscilaba entre los 36.000 y los 600.000 euros, las “aportaciones voluntarias” nunca superaban los 24.000. Además, mientras a aquellas se les aplicaban intereses por retraso en el pago que en ocasiones ascendía hasta un 5% mensual sobre la primera cantidad de dinero solicitada, las “ayudas” podían ser abonadas en plazos de 3.000 euros anuales.

Fuentes de la Guardia Civil recalcan que “este sistema de recaudación no es exactamente una extorsión”, y lo comparan con los bonus de 60 euros que en la noche del martes efectivos de la Benemérita incautaron en el vehículo de un destacado dirigente de Jarrai en la localidad vizcaína de Abadiño. Supuestamente, dichas papeletas estaban destinadas a simpatizantes de la izquierda abertzale y los expertos antiterroristas están convencidos de que tienen como único fin recaudar dinero para la banda armada. “Ni esas cartas llegan a cualquiera ni los bonus se ofrecen al primero que pasa. Ambos van dirigidos siempre a personas afines ideológicamente, aunque no descartamos que con ellos se haga un chantaje encubierto o, en algunos casos, que más de uno los pague para asegurarse un salvoconducto”, añaden.

Un ‘macrosumario’ en la Audiencia Nacional

Ellos no encuentran en sus buzones cartas redactadas en términos intimidatorios. Ni les apremian con los pagos bajo la amenaza de un atentado. Ellos reciben misivas en las que ETA les trata con términos como “patriota” o “amigo de Euskalherria” y en las que, más que forzales a pagar, les solicitan una “ayuda”. Incluso los textos que reciben van firmadas con la expresión “JO TA KE Independentzia Iourtu arte” (“sin desmayo hasta conseguir la victoria”), fórmula nada habitual en las cartas que la banda utilizada para reclamar el impuesto revolucionario, pero muy común en las comunicaciones internas de la propia organización terrorista.