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El procesado del 11-M puesto en libertad tenía en su celda los planos de un artefacto explosivo
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El procesado del 11-M puesto en libertad tenía en su celda los planos de un artefacto explosivo

Saed El Harrak, el procesado por los atentados del 11-M que en la noche del pasado miércoles fue puesto en libertad por un error de la

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El procesado del 11-M puesto en libertad tenía en su celda los planos de un artefacto explosivo

Saed El Harrak, el procesado por los atentados del 11-M que en la noche del pasado miércoles fue puesto en libertad por un error de la Audiencia Nacional, tenía en la celda de la cárcel de Huelva donde estaba recluido un dibujo de un artefacto explosivo, según creyeron identificar los funcionarios de prisiones. Dicha circunstancia, así como el hallazgo en su poder de un objeto punzante y la presencia del plano de una vivienda no identificada, aparecen recogidos en un informe que, a primera hora de la mañana de ayer, la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, remitió urgentemente a la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

De hecho, ha sido este informe el que la fiscal del caso, Olga Sánchez, esgrimió ayer ante la jueza Teresa Palacios -sustituta del instructor del sumario, Juan del Olmo, convaleciente de una operación de la vista- para intentar que se revocase la puesta en libertad del ciudadano marroquí. Sin embargo, la magistrada no ha considerado que el dibujo sea una prueba suficiente y ha decidido mantener la actual situación de Saed El Harrak.

Según las fuentes consultadas por El Confidencial, dicho informe -que hace semanas ya había sido remitido al secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, para que Policía y Guardia Civil dictaminaran qué podría representar el sospechoso plano- detalla que el preso fue sometido a finales de marzo a un rutinario cacheo y registro de la celda. El Harrak, que durante los dos años que llevaba en prisión no se le había encontrado nada sospechoso, tenía en esta ocasión un objeto punzante de elaboración casera debajo de la almohada de su cama, así como varias hojas manuscritas.

En una de ellas estaba el plano de una vivienda, sin ninguna referencia sobre su localización, mientras que en otro par de folios aparecían dibujados por él diversas plantas y flores. Lo que más llamó la atención a los encargados del registro fue que precisamente en estas últimas hojas también se encontraba lo que dedujeron era el bosquejo de un artefacto explosivo y, junto a él, la palabra “inflamable” en castellano.

Este hecho disparó las alarmas de Instituciones Penitenciarias, que desde los atentados de Madrid somete a un estricto control a todos los presos islamistas. Saed El Harrak, por ejemplo, estaba encuadrado en el FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) y, por ello, se encontraba en régimen de aislamiento y sus comunicaciones estaban sometidas a control judicial. Curiosamente, todas las cartas que en estos dos años había escrito estaban en árabe y en ellas, recurrentemente, repetía que era inocente y que no haría “mal a España”.

Compañero de trabajo de uno de los suicidas

El Harrak, de 33 años de edad, fue detenido el 6 de mayo de 2004 tras descubrirse que su nombre y número de teléfono aparecía entre los documentos recuperados de los escombros del piso de Leganés donde se suicidaron siete de los presuntos autores de la masacre. En el papel también aparecían las anotaciones, en árabe, “amigo”, “persona de confianza” y “persona a la que se puede llamar”.

El juez Del Olmo lo incluyó en el auto de procesamiento dictado el pasado 11 de abril, junto a otros 28 presuntos islamistas, bajo la acusación de colaboración con organización terrorista islamista, ya que desde su teléfono móvil se realizaron varias llamadas los días anteriores al 11 de marzo a varios de los integrantes de la célula que más tarde se suicidaron.

Saed El Harrak, el procesado por los atentados del 11-M que en la noche del pasado miércoles fue puesto en libertad por un error de la Audiencia Nacional, tenía en la celda de la cárcel de Huelva donde estaba recluido un dibujo de un artefacto explosivo, según creyeron identificar los funcionarios de prisiones. Dicha circunstancia, así como el hallazgo en su poder de un objeto punzante y la presencia del plano de una vivienda no identificada, aparecen recogidos en un informe que, a primera hora de la mañana de ayer, la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, remitió urgentemente a la Fiscalía de la Audiencia Nacional.