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La ‘kale borroka’ se instala en el Congreso
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La ‘kale borroka’ se instala en el Congreso

Que se preparen los españoles. Esto, mucho nos tememos, no tiene marcha atrás. Un nutrido grupo de diputados ha decidido sacar lo peor de sí mismo

Que se preparen los españoles. Esto, mucho nos tememos, no tiene marcha atrás. Un nutrido grupo de diputados ha decidido sacar lo peor de sí mismo y convertir los plenos del Congreso en una continua bronca donde lo importante ya no son las leyes que se debaten, sino acaparar espacio en los medios de comunicación como sea. Vale todo, pero sobre todo insultos, gestos obscenos y mala educación.

Ayer se vivió un doble ejemplo de esta nueva moda parlamentaria. El primer protagonista fue el diputado del PP Vicente Martínez-Pujalte, célebre ya por su afición al murmullo y la vociferación. El portavoz adjunto de los populares forzó su expulsión de la sesión tras provocar tres advertencias consecutivas del presidente de la Cámara, Manuel Marín. ¿Accidental? Ni mucho menos. Todo estaba planificado por los populares, que han decidido explotar la sentencia condenatoria del caso Bono hasta sus últimas consecuencias. Tan planificado estaba que algunos de sus parlamentarios ya habían alertado a varios periodistas que retrasasen la hora de la comida porque cuando entrase en el hemiciclo el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, se iba a montar una buena.

¡Y claro que se montó! Así, tras una sucesión de “que te vayas, que no me voy, que sí, que venga la Policía a por mí”, Martínez Pujalte tiene ya el dudoso honor de ser el primer diputado de la reciente democracia en ser expulsado de un pleno. Bueno, eso si no contamos el incidente protagonizado por los parlamentarios electos de Herri Batasuna en 1986, a los que, tras gritar Gora Euskadi cuando iban a jurar sus cargos, también se les obligó a abandonar el hemiciclo. Luego se queja Ángel Acebes de que les comparan con los abertzales.

Los ánimos se quedaron tan caldeados que era cuestión de tiempo que el escándalo volviera a surgir. Esta vez se repartieron los papeles el diputado socialista José Pliego y la popular Ana Belén Vázquez. Ésta acusó al primero de haberle hecho un gesto obsceno y machista. A saber, recoger todos los dedos de la mano salvo el corazón. Él, por su parte, se justificó por un supuesto “gilipollas” lanzado contra su persona. Y así, por uno y por otro, la bronca volvió. No es extraño que el líder de IU, Gaspar Llamazares, se preguntara al término del pleno si los periódicos del día siguiente recogerían algo de lo debatido o, simplemente, se quedarían con el catálogo de malos modales desplegados. Damos por hecho que pocos se enterarán que lo que se discutía era el envío de más efectivos militares a Afganistán.

El panorama para las próximas semanas no parece que vaya a mejorar. No olvidemos que a los chicos de ERC los han echado del Govern de Pasqual Maragall, con lo que su actitud dentro de la Cámara baja puede ser también a partir de ahora, digámoslo, más perturbadora. Ya lo han sido en algunas ocasiones mientras eran socios preferentes del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero con su insistencia a comenzar sus intervenciones en catalán o a airear la camiseta de las selecciones catalanas desde sus escaños. Pero ahora, sin responsabilidades de gobierno ni en Madrid ni en Barcelona, pueden terminar de echarse al monte... o a la piscina.

Lo dicho. Que se preparen los españoles. La kale borroka se ha instalado en el Congreso.

Que se preparen los españoles. Esto, mucho nos tememos, no tiene marcha atrás. Un nutrido grupo de diputados ha decidido sacar lo peor de sí mismo y convertir los plenos del Congreso en una continua bronca donde lo importante ya no son las leyes que se debaten, sino acaparar espacio en los medios de comunicación como sea. Vale todo, pero sobre todo insultos, gestos obscenos y mala educación.