Zapatero acordó con Mas la entrada de CiU con dos ministros en el Gobierno

El presidente de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas, pactó con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, su participación en el Gobierno central durante la próxima legislatura como uno de los puntos del acuerdo global alcanzado para sacar adelante la reforma del Estatuto, que se votará el próximo mes de julio en Referéndum.

Fuentes cercanas a las negociaciones han asegurado a El Confidencial que uno de los principales temas tratados entre Mas y Zapatero durante sus continuos contactos en los últimos meses fue la entrada de CiU en el Gobierno central a partir de la próxima legislatura, en el que listas catalanas podrían tener dos ministerios en el futuro gabinete.

El compromiso del presidente del Gobierno no se circunscribe exclusivamente al marco del Estatuto. A cambio, Convergència sería la fuerza política garantizadora de la estabilidad gubernamental no sólo apoyando las iniciativas del Gobierno, sino incluso proponiendo iniciativas legislativas que serían apoyadas por el PSOE y por la mayoría de los grupos parlamentarios.

Una de estas iniciativas, según las conversaciones mantenidas, sería una nueva ley para elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, que se presentaría el próximo otoño. La estrategia del presidente del Gobierno, según las mismas fuentes, ha sido una operación largamente gestada: dar más manga ancha a los moderados de CiU frente a los radicales de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Con este viraje en la política de alianzas, aseguran las fuentes consultadas, no sólo cercaron las críticas del Partido Popular referidas a la situación de Zapatero como reo de los independentistas, sino que, a nivel interno, logró circunscribir a Pasqual Maragall al ámbito local, ya que el peso específico de ERC en la política estatal ha caído en picado en los últimos meses.

Además, el arrinconamiento de Esquerra provocó que Maragall tuviese más margen de maniobra para desalojar a este partido del Gobierno de la Generalitat, tal y como le pedían insistentemente desde la cúpula del PSOE.

El sillón de la Generalitat

Igualmente, el líder convergente arrancó el compromiso de que los socialistas catalanes no pondrían ningún impedimento para que el líder nacionalista sea el próximo presidente de la Generalitat si en las elecciones autonómicas del próximo otoño obtienen un resultado superior –en número de diputados- al del PSC.

Durante las conversaciones realizadas entre los dos dirigentes políticos se habló también de apartar al actual presidente catalán, Pasqual Maragall, de la cabeza de lista del PSC. A pesar del aparente desgaste hasta la disolución del tripartito, Maragall es el dirigente político mejor valorado en Cataluña, incluso por encima de Mas, por lo que a CiU le interesa que no repita como candidato para captar un mayor porcentaje de votos dentro del centro izquierda nacionalista.

A pesar de que las encuestas internas que tienen los partidos sitúan a CiU un punto por encima del PSC, esta ventaja les sabe a poco a los convergentes, que prefieren distanciarse más de sus principales rivales. En este sentido, están convencidos de que cualquier otro candidato que no sea Pasqual Maragall sacaría menos votos que el ahora president.

Por su parte, el presidente catalán ha hecho saber a sus colaboradores más cercanos que todavía se está replanteando su candidatura. Fuentes cercanas a la cúpula del PSC señalan que el "aparato" del partido prefiere que Maragall no repita, aunque dejan una puerta abierta a la negociación, sobre todo teniendo en cuenta que un conflicto interno a pocos meses vista de las elecciones debilitaría al partido y al posible candidato que se presentase.