Es noticia
Los principales dirigentes del partido alineados con Montilla habían reconocido en privado en los últimos días su miedo
  1. España

Los principales dirigentes del partido alineados con Montilla habían reconocido en privado en los últimos días su miedo

Los nervios se habían instalado en la barcelonesa calle Nicaragua, sede del PSC. Y no porque los socialistas catalanes temieran que las urnas tumbasen el pasado

Foto: Los principales dirigentes del partido alineados con Montilla habían reconocido en privado en los últimos días su miedo
Los principales dirigentes del partido alineados con Montilla habían reconocido en privado en los últimos días su miedo

Los nervios se habían instalado en la barcelonesa calle Nicaragua, sede del PSC. Y no porque los socialistas catalanes temieran que las urnas tumbasen el pasado domingo el nuevo Estatut, sino por la actitud que el actual presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, pudiera adoptar precisamente la noche del recuento si éste, como auguraban las encuestas, arrojaba un elevado porcentaje de síes.

Los principales dirigentes del partido alineados con el actual ministro del Industria, José Montilla, habían reconocido en privado durante las últimas semanas su miedo, casi pavor, a que el jefe del Govern se descolgara con una de sus célebres maragalladas y aprovechara la euforia del triunfo para anunciar públicamente su intención de encabezar las listas del PSC en las próximas elecciones autonómicas, a celebrar casi con toda seguridad en otoño.

Así lo han asegurado a El Confidencial fuentes políticas catalanas, que añaden que Maragall se ha “envalentonado” en las últimas semanas con los datos de las encuestas que sobre el referéndum están publicando diferentes medios y que vaticinan un aplastante triunfo del sí con una participación que rondará el 57% del electorado. “Tras la crisis del Gobierno que sacó a ERC del Ejecutivo, el president parecía un cadáver político. Sin embargo, ahora está dispuesto a plantarle cara a su partido, al PSOE y al propio José Luis Rodríguez Zapatero”, añaden estas fuentes.

De hecho, en uno de estos sondeos -el publicado por El Periódico el pasado viernes 9 de junio-, Maragall salía claramente vencedor en su pulso interno con Montilla por ser el cabeza de lista del PSC: un 22,7% de los encuestados apoyaba que él fuera el candidato de los socialistas catalanes frente al 9,8% que prefería al actual ministro de Industria. Otra de las preguntas de la encuesta ahondaba en este sentido: si el polémico president encabezase la lista de su partido en las próximas autonómicas, se produciría prácticamente un empate en las urnas con CiU. Si lo hiciera Montilla, la ventaja de las huestes de Artur Mas rozaría los diez puntos.

La “ilusión” del 'president'

“No me falta ilusión para ser presidente”, aseguraba ese mismo día Maragall en una entrevista concedida a otro diario catalán, el Avui, en la que también lanzaba un ataque contra su compañero de partido al asegurar que “para ser presidente de la Generalitat es importante dónde has nacido” en clara referencia al origen cordobés del secretario general de los socialistas catalanes. Manifestaciones que han dejado claro en la calle Nicaragua que el president está dispuesto a hacer frente a los que pretenden moverle el sillón.

“Si, como dicen las encuestas, el Estatut es aprobado por una amplia mayoría, Maragall ya ha asegurado a su círculo más cercano que no va a perder ni un minuto en presentarse como el gran hacedor de dicho triunfo, y qué mejor manera de hacerlo que anunciando su disposición a ser el candidato de los socialista en las elecciones del próximo otoño para gestionarlo durante los próximos cuatro años”, señalan a este diario las fuentes políticas catalanas.

En el Palacio de La Moncloa no quieren, sin embargo, oír hablar de la posibilidad de ver de nuevo a Maragall al frente de las listas electorales de su partido. Como adelantaba el pasado lunes El Confidencial, el equipo de Zapatero ha hecho saber al todavía president que deberá someterse a un proceso de primarias en Cataluña si insiste en seguir postulándose como candidato, en la esperanza de que la amenaza se convierta en arma disuasoria capaz de obligarle a arrojar la toalla.

Los nervios se habían instalado en la barcelonesa calle Nicaragua, sede del PSC. Y no porque los socialistas catalanes temieran que las urnas tumbasen el pasado domingo el nuevo Estatut, sino por la actitud que el actual presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, pudiera adoptar precisamente la noche del recuento si éste, como auguraban las encuestas, arrojaba un elevado porcentaje de síes.