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El núcleo duro de CiU aprovecha el mes de agosto para ‘cultivar’ sus relaciones con Puigcercos
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El núcleo duro de CiU aprovecha el mes de agosto para ‘cultivar’ sus relaciones con Puigcercos

Los principales partidos políticos catalanes han comenzado una intensa actividad de diálogo entre ellos para abrir canales que les permitan negociar, tras las elecciones autonómicas del

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El núcleo duro de CiU aprovecha el mes de agosto para ‘cultivar’ sus relaciones con Puigcercos

Los principales partidos políticos catalanes han comenzado una intensa actividad de diálogo entre ellos para abrir canales que les permitan negociar, tras las elecciones autonómicas del 1 de noviembre, un pacto de Gobierno si ninguno, como es previsible, consigue la mayoría absoluta y necesita apoyo de sus rivales. Los principales interesados en establecer estos canales son socialistas y convergentes, ya que son los que tienen más opciones de presidir la Generalitat. “No se ha hablado de alianzas ni pactos, pero sí hay una mayor actividad de diálogo. Sería un grave error si no lo hiciéramos”, reconoce una fuente autorizada de Convergència i Unió (CiU), la fuerza que, según las primeras encuestas, ganaría las elecciones.

En los comicios del 2003, los dirigentes de CiU se fueron de vacaciones tras la celebración de las elecciones y eso facilitó sobremanera el pacto de los tres partidos de izquierdas: Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V). En parte, los republicanos rechazaron el hacer una coalición con los convergentes porque en la anterior legislatura Jordi Pujol había gobernado en minoría pero con el apoyo, muchas veces explícito, del Partido Popular (PP). Este ‘desaire’ provocó que, a la postre, ERC dejase a Artur Mas en la estacada y con ganas de ser presidente. Pero desde la coalición nacionalista se cree que eso no volverá a pasar o, al menos, los convergentes intentarán que no pase. “Con Esquerra tenemos unos mejores canales de diálogo para que no nos cojan desprevenidos”, añade la fuente anteriormente citada.

Uno de los hombres que más actividad está desplegando es Felip Puig, portavoz parlamentario y ex consejero de Política Territorial y Obras Públicas. Puig es el exponente del ‘núcleo duro’ de CiU y líder del sector denominado ‘soberanista’, es decir, del ala más radical de Convergència. En los últimos tiempos, ha cultivado especialmente las relaciones con ERC a través del secretario general de los republicanos, el diputado Joan Puigcercos. A ello le ayuda su apuesta, que viene de lejos, de propiciar pactos con los republicanos.

En la anterior legislatura, Puig fue uno de los más críticos, dentro de su partido, con la estrategia de aceptar el apoyo del Partido Popular para gobernar, puesto que CiU no tenía mayoría absoluta. En estos momentos, arrinconada la ‘vieja guardia’ de Convergència Democràtica, Felip Puig capitanea el grupo de jóvenes que cogieron las riendas del partido en el último congreso, entre los que se encuentran Oriol Pujol Ferrusola, hijo del anterior presidente de la Generalitat, Francesc Homs, Antoni Vives, o David Madí, el director de campaña del candidato convergente, Artur Mas.

A pesar de todo, no descuida el otro flanco, el que podría dar paso a una gran coalición CiU-PSC, aunque se ha posicionado reiteradamente en contra de lo que ya se conoce como la ‘socioconvergencia’. Por ello, también cultiva con primor sus relaciones con el socialista Miquel Iceta y a ello le ayuda el que ambos son los portavoces parlamentarios de sus respectivas formaciones.

Desde diversos sectores empresariales se ha pedido con insistencia una gran coalición entre CiU y PSC porque ello daría “una gran estabilidad al Gobierno debido a que son los dos mayores partidos y tienen una implantación social similar”, además de apostar por proyectos moderados. El ‘núcleo duro’ de CiU rechaza este planteamiento de los empresarios -llegan a afirmar que “jamás lo tendremos en cuenta”-, pero las mismas fuentes señalan que con el PSC “hay abierta una línea de diálogo y de reflexión para pactos de estabilidad parlamentaria y para tratar temas considerados estratégicos, como las infraestructuras o el desarrollo del Estatuto”.

Los principales partidos políticos catalanes han comenzado una intensa actividad de diálogo entre ellos para abrir canales que les permitan negociar, tras las elecciones autonómicas del 1 de noviembre, un pacto de Gobierno si ninguno, como es previsible, consigue la mayoría absoluta y necesita apoyo de sus rivales. Los principales interesados en establecer estos canales son socialistas y convergentes, ya que son los que tienen más opciones de presidir la Generalitat. “No se ha hablado de alianzas ni pactos, pero sí hay una mayor actividad de diálogo. Sería un grave error si no lo hiciéramos”, reconoce una fuente autorizada de Convergència i Unió (CiU), la fuerza que, según las primeras encuestas, ganaría las elecciones.