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El acercamiento de los presos de ETA provoca un fuerte enfrentamiento entre Rubalcaba y el PSE
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El acercamiento de los presos de ETA provoca un fuerte enfrentamiento entre Rubalcaba y el PSE

Duros y blandos. Los dirigentes del PSOE y el PSE ven desde hace semanas cómo la clásica división que se ha hecho siempre entre los supuestos

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El acercamiento de los presos de ETA provoca un fuerte enfrentamiento entre Rubalcaba y el PSE

Duros y blandos. Los dirigentes del PSOE y el PSE ven desde hace semanas cómo la clásica división que se ha hecho siempre entre los supuestos dos sectores existentes en la izquierda abertzale se hacía realidad también entre sus filas. La culpa es de un hipotético acercamiento de los presos de ETA a las cárceles del País Vasco. Diversas fuentes socialistas consultadas por El Confidencial reconocen que la brecha existe y que, además, se está ensanchando en los últimos días.

En este sentido, destacan que las declaraciones del pasado miércoles del dirigente vasco Rodolfo Ares a Radio Euskadi -en las que aseguraba que era un error pensar que dicha medida podía contribuir al avance del proceso de paz- son el último episodio de una guerra soterrada entre los partidarios de hacer ya un gesto con los reclusos de la banda armada y los que prefieren esperar.

El primer sector está encabezado por el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, y el presidente del mismo y principal muñidor de los contactos con Batasuna, Jesús Eguiguren. Junto a ellos se sitúan el portavoz del partido en el Parlamento de Vitoria, José Antonio Pastor, y algunos nombres históricos como los de José Luis Corcuera, ex ministro del Interior, y Txiki Benegas, ex secretario de Organización del PSOE. En su opinión, un movimiento de acercamiento de presos de ETA allanaría el camino a un proceso de paz que, como han reconocido a este diario fuentes conocedoras del estado actual del mismo, “no pasa por su mejor momento”. Algunos mandos policiales de la lucha antiterrorista también se manifiestan en privado a favor de dar este polémico paso.

Rubalcaba versus Eguiguren

Por el contrario, los partidarios de esperar para tomar dicha medida están encabezados por el actual ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. En sus manos está, precisamente, el informe elaborado por Instituciones Penitenciarias hace meses para poner punto final a la dispersión de los reclusos etarras. El político cántabro es señalado por miembros del otro sector como el responsable de que José Luis Rodríguez Zapatero haya decidido, por el momento, paralizar una medida que parecía tener asumida. Junto a Rubalcaba se sitúan, entre otros, el actual director general de la Policía, el también vasco Víctor García Hidalgo, y Rodolfo Ares.

Las diferencias entre ambos sectores han provocado ya fuertes encontronazos entre miembros de los mismos. El más importante se produjo poco después de que ETA hiciera público su último comunicado y el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, volviera a hablar públicamente de la existencia de supuestos acuerdos entre los socialistas y la izquierda abertzale. Según las fuentes consultadas, Rubalcaba mantuvo una tensa conversación telefónica con Jesús Eguiguren en la que le recriminó que “sus amigos” -en clara referencia a los dirigentes batasunos- volvieran con las amenazas.

El papel de Ares

Sin embargo, el papel más llamativo en esta guerra es el que está jugando Rodolfo Ares. Abiertamente contrario desde el principio a los discretos contactos con Batasuna que han mantenido durante años sus compañeros de partido -y que terminaron propiciando el alto el fuego permanente de ETA de marzo-, el secretario de organización del PSE participó junto a Patxi López en la polémica reunión del 6 de julio en San Sebastián con Arnaldo Otegi y otros dos representantes de Batasuna, Rufi Etxeberría y Olatz Dañobeitia.

Duros y blandos. Los dirigentes del PSOE y el PSE ven desde hace semanas cómo la clásica división que se ha hecho siempre entre los supuestos dos sectores existentes en la izquierda abertzale se hacía realidad también entre sus filas. La culpa es de un hipotético acercamiento de los presos de ETA a las cárceles del País Vasco. Diversas fuentes socialistas consultadas por El Confidencial reconocen que la brecha existe y que, además, se está ensanchando en los últimos días.