Artur Mas presume de catalanidad y centra su campaña en atacar la ‘deriva españolista’ de Montilla

"Maragall nos ha allanado el camino". Así de optimista se ve el futuro político desde las filas de Convergencia i Unió (CiU) después de que el todavía presidente de la Generalitat se quejase en público de la actitud que mantuvo hacia su persona el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Los nacionalistas catalanes están dispuestos a aprovechar al máximo los réditos que les puede reportar la pelea interna en las filas socialistas para hacer presidente a Artur Mas. Y subrayan su estrategia anteponiendo dos mensajes fundamentales: nacionalismo frente a españolismo.

Una fuente de la dirección de CiU confiesa que "la ‘espantá’ de Maragall ha cambiado el mapa político catalán. ¿En qué sentido? En que hasta ahora, aunque ya se había ido desvaneciendo, el PSC era un partido muy catalanista, con nombres como Reventós, Obiols, Maragall e incluso Joaquim Nadal. Pero todos ellos han ido desapareciendo del mapa y han ido subiendo los ‘capitanes’, como Montilla, Corbacho, Zaragoza o Rangel. Es un cambio muy importante, porque se está trocando el PSC por el PSOE", añade la misma fuente.

El propio número dos de Artur Mas, Felip Puig, no se cansa de repetir que su homónimo en las listas socialistas, Antoni Castells (que también es consejero de Economía, es decir, el peso pesado del Gobierno de Pasqual Maragall), no es ninguna garantía del mantenimiento de la catalanidad del PSC. "Es una cortina de humo, un hombre que desde el Gobierno autonómico no hacía nada sin consultar antes a Montilla", insiste Puig sobre el tema.

Otra fuente de CiU señala que "como el PSC es cada vez menos PSC y más PSOE, la situación nos beneficia. La deriva españolista de los socialistas queda reflejada en las listas, donde el único que marca continuidad es Joaquim Nadal. Pero ese partido ya no es el mismo que el de Reventós, Obiols o Maragall".

Y para subrayar estas diferencias, la misma fuente recuerda que "fue Montilla quien a finales de septiembre pasado reunió al grupo parlamentario catalán para ordenar que no se cediera a las propuestas que CiU quería introducir en el texto estatutario. Artur Mas había apostado por una propuesta de máximos, consciente de que se lo iban a recortar y esto fue entendido perfectamente por Maragall. Así pues, hubo un pulso muy fuerte entre Montilla y Maragall, que ganó este último porque los recortes en el Parlamento autonómico fueron mínimos".

‘Roadshow’ de Mas y Puig

En las filas de CiU se sostiene también –y ése es el mensaje que irradian insistentemente tanto Artur Mas como Felip Puig, que estos días no se cansan de mantener reuniones por todo el territorio catalán con entidades e instituciones para darles a conocer su programa y recibir aportaciones de lo que denominan "sociedad civil", que Josep Montilla "defiende, trabaja y actúa en el proyecto de Cataluña-Diputación, mientras que nosotros tenemos el proyecto de Cataluña-nación. Ésa es la gran diferencia y la que nos hará ganar las elecciones".

Así las cosas, la prioridad de los convergentes es “que el votante catalanista no se quede en casa, sino que venga a votar por CiU”. En realidad, la cúpula de CiU condensa la estrategia convergente en cuatro grandes líneas de trabajo de aquí al 1 de noviembre: “Primero, hacer entender a la gente que deben escoger entre nosotros o el Tripartito; segundo, debemos aprovechar la debacle del PSC y de Esquerra Republicana; tercero, hemos de recuperar los votos que prestamos en el 2003; y cuarto, debemos atraer a nuestras filas a los votos desencantados del PSC. Si cumplimos estos cuatro objetivos, Artur Mas será el nuevo presidente de la Generalitat el próximo mes de noviembre”.