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Moncloa cree que las amenazas de los encapuchados confirman que los ‘duros’ se están imponiendo en ETA
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Moncloa cree que las amenazas de los encapuchados confirman que los ‘duros’ se están imponiendo en ETA

El miedo a que ETA rompa la tregua se vuelve a instalar en el Palacio de La Moncloa. La aparición el sábado en escena de tres

Foto: Moncloa cree que las amenazas de los encapuchados confirman que los ‘duros’ se están imponiendo en ETA
Moncloa cree que las amenazas de los encapuchados confirman que los ‘duros’ se están imponiendo en ETA

El miedo a que ETA rompa la tregua se vuelve a instalar en el Palacio de La Moncloa. La aparición el sábado en escena de tres encapuchados que dijeron pertenecer a la banda armada y que expresaron el compromiso de la organización terrorista para “seguir luchando firmemente con las armas en la mano hasta conseguir la independencia y el socialismo en Euskal Herria” no sólo ha provocado la preocupación de los integrantes del reducido sanedrín que asesora a José Luis Rodríguez Zapatero en los pasos a dar en el proceso de paz, sino que, además, como reconocía uno de ellos a El Confidencial ayer por la tarde, les ha llevado al convencimiento de que los sectores más ortodoxos de la organización terrorista empiezan a imponer sus posturas maximalistas.

La inesperada declaración de la banda armada -realizada en un homenaje con motivo del Gudari Eguna (día del Soldado vasco) en la localidad guipuzcoana de Aritxulegi- provocó, según los datos en poder de este diario, un inmediato cruce de llamadas entre los dirigentes del PSE que llevan el peso de los contactos en la sombra con la izquierda abertzale y destacados líderes de ésta. Las explicaciones que dieron éstos no convencieron a sus interlocutores socialistas. “La excusa de que son mensajes para consumo interno de su propia militancia ya no nos convence, y así se les ha dicho”, apuntaba a El Confidencial un político vasco conocedor de estas conversaciones de las últimas horas.

Sin embargo, el temor tanto en el PSE como en Moncloa de que los duros de Batasuna y de ETA estaban empezando a imponerse a los dirigentes más posibilistas no es nueva. De hecho, cuando Patxi López se reunió con Arnaldo Otegi en San Sebastián, llamó la atención que quien se sentaba junto al portavoz del ilegalizado partido no fuera el dirigente navarro Pernando Barrena -que era quien le había acompañado en los más de cinco años de contactos secretos con el PSE-, sino el considerado máximo representante de la línea más ortodoxa de la formación, Rufi Etxeberría, y la que fuera dirigente de Jarrai Olatz Dañobeitia (ver El Confidencial de los pasados 12 de julio y 8 de agosto).

El 'endurecimiento' del mensaje 'abertzale'

De hecho, desde aquella polémica reunión, las declaraciones de dirigentes de la izquierda abertzale han sufrido un evidente endurecimiento, a la vez que Batasuna daba marcha atrás en su intención de alcanzar la legalidad presentando en el Ministerio del Interior los estatutos de una nueva formación política con siglas renovadas. El comunicado de ETA del 17 de agosto en el que aseguraba que el proceso de paz estaba “en crisis” y el posterior rebrote de la kale borroka confirmaron unos temores que el mensaje leído el sábado por los tres encapuchados no hace sino corroborar, a pesar de que Moncloa no ha cejado en lanzar mensajes a través de diversos medios de comunicación de que el proceso de paz es “irreversible”.

“En tiempo de indefiniciones, con el Gobierno resistiéndose a mover los presos y Batasuna y ETA sin atreverse a dar nuevos pasos, son los sectores más opuestos al proceso de uno y otro lado los que se muestran más activos y pueden terminar imponiéndose”, analizaba ayer a este diario un político vasco que, a continuación, reconocía estar “seriamente preocupado” por el futuro del proceso de paz justo ahora que se cumplen seis meses del anuncio del “alto el fuego permanente”.

El miedo a que ETA rompa la tregua se vuelve a instalar en el Palacio de La Moncloa. La aparición el sábado en escena de tres encapuchados que dijeron pertenecer a la banda armada y que expresaron el compromiso de la organización terrorista para “seguir luchando firmemente con las armas en la mano hasta conseguir la independencia y el socialismo en Euskal Herria” no sólo ha provocado la preocupación de los integrantes del reducido sanedrín que asesora a José Luis Rodríguez Zapatero en los pasos a dar en el proceso de paz, sino que, además, como reconocía uno de ellos a El Confidencial ayer por la tarde, les ha llevado al convencimiento de que los sectores más ortodoxos de la organización terrorista empiezan a imponer sus posturas maximalistas.