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Joan Puigcercós y Felip Puig se han reunido seis veces para negociar un pacto CiU-ERC después del 1-N
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Joan Puigcercós y Felip Puig se han reunido seis veces para negociar un pacto CiU-ERC después del 1-N

Convergència i Unió (CiU) ha dado la máxima prioridad a las relaciones con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a la espera de los resultados electorales del

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Joan Puigcercós y Felip Puig se han reunido seis veces para negociar un pacto CiU-ERC después del 1-N

Convergència i Unió (CiU) ha dado la máxima prioridad a las relaciones con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a la espera de los resultados electorales del 1 de noviembre, cuando se celebrarán elecciones autonómicas en esta comunidad. “Se trata de abrir una puerta al diálogo para que no nos pase como en el 2003”, señala un alto cargo de CiU. En esas elecciones, ERC declinó dar apoyo al candidato convergente, Artur Mas, y se alineó con el Partit dels Socialistes de Cataunya (PSC) y con Iniciativa per Catalunya (ICV) para dar la presidencia al candidato socialista, Pasqual Maragall.

Artur Mas comenzó a lanzar guiños a ERC hace varios meses, cuando propuso extraoficialmente a Josep Lluís Carod-Rovira, el presidente de la formación republicana, la presentación de una moción de censura a Maragall si éste no convocaba elecciones anticipadas. Esquerra rechazó la oferta de Mas, pero fue el comienzo del “deshielo” entre los dos partidos nacionalistas más importantes.

A partir de entonces, y desde junio, los dirigentes de ERC y de CiU han estado en contacto periódico para tratar una eventual alianza postelectoral. Tanto fuentes convergentes como republicanas han confirmado estos contactos a El Confidencial, detallando que el secretario general de Esquerra, Joan Puigcercós, tiene “línea directa” con el primer secretario de los socialistas y candidato a la presidencia de la Generalitat, Josep Montilla, como con el presidente de CiU, Artur Mas.

“A nosotros nos interesa especialmente la relación con ERC -dice un destacado dirigente de CiU-. En el 2003, optó por formar el Tripartito y fue un grave error, porque privó al nacionalismo de tener una voz propia. Con el Partido Popular (PP) no queremos relación alguna y con ICV las relaciones son históricamente malas. Nuestras posiciones están muy lejanas y realizan una permanente agresión ideológica contra nosotros. Y, en último extremo, si al final tenemos que negociar con el PSC nos vamos a entender, porque no tendremos más remedio ni uno ni otro”.

Desde ERC, se considera que “no hay ningún partido que pueda gobernar solo, por lo que es posible que cualquiera que quiera acceder a la presidencia nos necesite”. Los dirigentes de Esquerra admiten que no tienen ningún problema en hablar con los demás partidos. “No nos cerramos en banda a dialogar con quien sea, incluso con el PP. Si Josep Piqué quiere hablar con Carod-Rovira no vamos a negárselo, aunque tenemos nuestras preferencias”. Aunque de momento, los contactos no auguran ningún acuerdo inminente, ni siquiera algún tipo de compromiso antes de las elecciones.

De todos modos, las mismas fuentes reconocen que la relación es especialmente intensa con CiU y con PSC. Los tres responsables de los comités de campaña, José Zaragoza (PSC), David Madí (CiU) y Xavier Vendrell (ERC) hablan con frecuencia para cuestiones organizativas. Pero luego están las reuniones y las conversaciones más políticas. En este segmento, es donde Joan Puigcercós se ha mostrado más activo y durante los últimos dos meses, ha mantenido reuniones tanto con Artur Mas como con Josep Montilla.

Pero con quien más relación tiene es con el portavoz convergente y número dos de Mas, Felip Puig, con quien ha mantenido ya seis reuniones desde que comenzó el verano. Ambos fueron los diseñadores de la pretendida “entrevista secreta” de Artur Mas y de Josep Lluís Carod-Rovira del lunes pasado, una reunión que habría de descongelar definitivamente el hielo instalado entre las dos formaciones nacionalistas. El objetivo es sólo dejar tendidos los puentes por si CiU necesita imperiosamente los votos de ERC para presidir la Generalitat a partir del 1 noviembre. Y todos los mimos son pocos cuando se trata de algo de tanta importancia.

Convergència i Unió (CiU) ha dado la máxima prioridad a las relaciones con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a la espera de los resultados electorales del 1 de noviembre, cuando se celebrarán elecciones autonómicas en esta comunidad. “Se trata de abrir una puerta al diálogo para que no nos pase como en el 2003”, señala un alto cargo de CiU. En esas elecciones, ERC declinó dar apoyo al candidato convergente, Artur Mas, y se alineó con el Partit dels Socialistes de Cataunya (PSC) y con Iniciativa per Catalunya (ICV) para dar la presidencia al candidato socialista, Pasqual Maragall.