A Duran tampoco le gusta el vídeo

El polémico vídeo distribuido ayer por Convergència i Unió (CiU) (ver vídeo) contra el Gobierno tripartito traerá cola durante mucho tiempo. El presentador de Hoy por Hoy, Carles Francino, ha enviado un requerimiento a la formación nacionalista para que retire su imagen de la película. Y es que el periodista abre el vídeo como presentador del noticiario de TV3, el canal público catalán. La propia televisión ya había solicitado a CiU la eliminación de las imágenes porque no contaba con permiso de algunas de las personas que salían en ellas y, además, se estaba manipulando el contexto de dichas imágenes para adaptarlas a una voluntad política concreta.

Carles Francino, según ha podido saber El Confidencial, tenía un contrato con TV3 por el cual ni siquiera este medio podía utilizar su imagen salvo autorización expresa y por escrito del periodista. Y a él nadie le había pedido permiso para incluir su imagen en un vídeo electoral.

Pero si de normales podrían calificarse las críticas unánimes del resto de fuerzas políticas catalanas, que lo tachan de panfleto manipulador, el vídeo también ha provocado roces dentro de la casa común nacionalista, es decir, entre los dos socios de la Federación de CiU. Los dirigentes de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido que lidera Josep Antoni Duran Lleida, han criticado duramente la difusión de la cinta, ya que la forma de contar la reciente historia y la apoteósica exaltación de Artur Mas -aunque también aparecen declaraciones de Duran, del secretario general de UDC, Josep Maria Pelegrí, y de la candidata democristiana Núria de Gispert- pueden provocar una reacción de la izquierda que suponga una asistencia masiva a las urnas el día 1 de noviembre para votar al candidato socialista, Josep Montilla.

No hay que olvidar que el ganador dependerá, en última instancia, de los votos que el PSC pueda detraer de la abstención, ya que tradicionalmente los votantes socialistas del área metropolitana de Barcelona se abstienen en las autonómicas y acuden a votar en las generales, por lo que en éstas gana siempre la izquierda.

Lo cierto es que la medida, ideada por el director de la campaña de CiU, David Madí, tiene, para algunos dirigentes de Unió, un plus negativo por esta misma circunstancia. Una parte de los democristianos considera a Madí demasiado escorado hacia posturas soberanistas y uno de los más firmes exponentes del sector duro de Convergència. “Artur Mas debe moderar algunas de sus posturas y centrar más el partido, ya que no nos podemos convertir en una Esquerra bis. Debemos reocupar el espacio de centro y centro derecha que teníamos tradicionalmente hasta ahora”, señala un dirigente democristiano.

Pero los desencuentros entre Convergència y Unió se van sucediendo para desesperación de los socios minoritarios, es decir, los democristianos. La reunión ‘secreta’ entre Artur Mas y el presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, hace dos semanas fue otro foco de tensión entre ambas formaciones, ya que el líder convergente no lo notificó a los dirigentes de Unió. Y lo mismo cabe decir de los discretos encuentros entre los números dos de CDC y de ERC, Felip Puig y Joan Puigcercós, desconocidos por los equipos directivos de ambas formaciones.

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