Zapatero persevera en el fin de ETA para “salvar vidas” y Rajoy le acusa de ceder a la vista de todos

Si algo ha demostrado la sesión de control al Gobierno celebrada hoy en el Congreso es el abismo que se abre, cada día más, entre socialistas y populares a cuenta del diálogo con la banda terrorista ETA. El líder del PP, Mariano Rajoy, lanzó una advertencia al presidente José Luis Rodríguez Zapatero: se encamina hacia la rendición “del Estado democrático a una organización terrorista”, algo que su partido no piensa aceptarlo “de ninguna manera”. En cambio, el aludido se comprometió a perseverar en su objetivo, poner fin a la violencia porque “en política el empeño más noble es salvar vidas y garantizar la libertad de nuestros compatriotas".

El PP ha comenzado una nueva etapa ante el proceso abierto por Zapatero sobre el fin de ETA. Ha llevado a las Cortes el debate del terrorismo con un tono bronco y, al mismo tiempo, señala al PSOE sobre los semáforos rojos que considerará una traición a la democracia. Y ayer dejó claro que uno de esos semáforos es la famosa mesa política que demanda Batasuna y ETA y que, según todos los indicios, los enviados de Zapatero aceptaron impulsar en los contactos preliminares.

Rajoy entró de lleno en su pregunta, basada en la rebaja de penas que pretende pedir el fiscal para el terrorista Ignacio de Juana Chaos. Hace tres meses la Fiscalía hablaba de 96 años de cárcel; ahora, puede ser de cuatro años. En este tiempo se ha producido la huelga de hambre del etarra, de poco menos de dos meses. Y ahí venía la pregunta del líder del PP: ¿qué ha cambiado?

Zapatero defendió la separación de poderes y que su Gobierno respecta las competencias del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido (aunque es el Ejecutivo el que lo nombra). Tiró de contabilidad –“es la undécima vez que me pregunta” sobre “la política antiterrorista”- para enfatizar que la actitud del PP no tiene precedentes desde la democracia.

Y, aunque le sería fácil hablar –“habla, habla”, le retaban algunos diputados populares-, recordó las excarcelaciones de presos de ETA que aprobó el Gobierno de José María Aznar entre 1996 y 2004, en alusión a la anterior tregua, y que éste no fue criticado por la oposición. Pero no entró en el cuerpo a cuerpo con Rajoy, por “sentido de la responsabilidad, sentido del deber y por la dignidad del estado”.

Reformarán “uno a uno” los acuerdos

El semáforo rojo que Rajoy marcó, lo dejó bien claro después su mano derecha, Ángel Acebes en su pregunta a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Este es: el PP no va a reconocer ninguno de los acuerdos que se alcancen en una supuesta mesa de partidos. Esos acuerdos los considerará “ilegítimos e ilegales”, adoptados fuera del Parlamento vasco y “con fecha de caducidad”. Por si había dudas, añadió: el día en que los populares vuelvan a gobernar, “los reformaremos todos, uno a uno”.

La aludida no tuvo pelos en la lengua a la hora de denunciar la actitud del PP: “en ningún parlamento del mundo” se puede encontrar que el principal partido de la oposición difunda “tanta indignidad y maledicencia”. Todos los ciudadanos “hemos sufrido la sinrazón del terrorismo”, añadió la vice para entrar en una declaración que más parecía otro recado, porque se centró en la Ley de Partidos.

De la Vega leyó un papel en el que se proclama que un partido ilegalizado no tiene personalidad jurídica. Al mismo tiempo resaltó que cualquier ciudadano no inhabilitado puede formar un partido, siempre que se someta a las leyes y que no defienda la vulneración de los principios democráticos y de los derechos fundamentales.