Cataluña inaugura el ‘estilo Montilla’: el 'president' se reconcilia con Maragall dando una cartera a su hermano

La composición del nuevo Gobierno catalán bajo la batuta de José Montilla ha deparado la sorpresa de la incorporación de Ernest Maragall, hermano del ya ex president Pasqual Maragall. Su nombre sonaba en algunos círculos políticos de Barcelona, pero su confirmación no llegó hasta ayer martes, el mismo día de la toma de posesión de Montilla como 128 presidente de Cataluña.

Con este nombramiento, la cúpula del PSC sella así un pacto de reconciliación entre el ‘aparato’ controlado por el propio Montilla y el círculo maragalliano, cuyas relaciones se habían deteriorado notablemente desde que al president no le dejaron llevar a cabo una remodelación del Gobierno a su gusto en octubre del año pasado.

Después de las fiestas navideñas del 2005, Pasqual Maragall volvió a la carga elaborando un documento de poco más de media docena de folios donde diseñaba un nuevo Gobierno y de donde “saltarían” los consejeros más cercanos a José Montilla, a la sazón no sólo primer secretario del PSC, sino también ministro de Industria. Maragall volvió a insistir en Semana Santa: aprovechó los días festivos para iniciar conversaciones con posibles sustitutos y anunció por sorpresa la remodelación la semana siguiente.

Los intentos por disuadirle resultaron inútiles y cerró la crisis en falso, porque a los pocos días tuvo que pedir ayuda al partido para tapar los ‘agujeros’ que habían dejado en el Gobierno los dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), expulsados de la Generalitat debido a su postura contraria al Estatuto pactado con CiU, ICV y el PSOE.

Tras el anuncio de elecciones, las relaciones entre Montilla y Maragall comenzaron a dulcificarse. Las vacaciones de verano significaron un punto de inflexión y, a la hora de elaborar las listas electorales, Ernest Maragall fue incluido en las mismas (hasta ese momento, jamás había sido candidato).

El broche de oro de la reconciliación ha sido ahora su nombramiento como consejero de Educación, nombramiento que ha sido duramente criticado por el secretario de Organización y portavoz parlamentario de CiU, Felip Puig, para quien “es una moneda de cambio para compensar los sacrificios políticos de la saga Maragall”. Puig afirmó también que “las prioridades del nuevo Gobierno no están en función de las necesidades del país, sino de los equilibrios internos entre los socios del Gobierno y del propio PSC”.

El ‘estilo Montilla’

Pero si las elecciones no tuvieron el denominado (y temido por algunos) ‘efecto Montilla’, en las últimas semanas ya se ha dado a conocer dicho estilo: negociaciones discretas, controladas personalmente por el president y sin filtraciones a la prensa. Un alto cargo del PSC reconocía hace escasos días a El Confidencial: “Cada quién sabrá su destino en el momento oportuno. Montilla ejercerá de president, que es el que tiene la potestad de nombrar o cesar a alguien y nadie podrá decir que ha sido nombrado si no ha sido firmado ya, porque podrá ‘caerse’ de la lista hasta el último momento”.

Las negociaciones para la formación de Gobierno han sido intensas los últimos días. El pasado fin de semana, Montilla se vio con sus socios de Gobierno, Josep Lluís Carod-Rovira y Joan Saura, para ultimar los detalles de la composición del Ejecutivo y la estrategia de la acción de Gobierno, mientras dirigentes de las tres formaciones discutían los pormenores del funcionamiento del nuevo Tripartito. Entre estos pormenores se incluía la posibilidad de que determinadas áreas dependientes de un conseller incorporasen a directores generales de otro partido.