Ibarretxe planea una manifestación en enero para ‘desatascar’ el proceso de paz y recuperar protagonismo

Juan José Ibarretxe ha decidido recuperar parte del protagonismo que, en su opinión, debería tener en el proceso de paz por su cargo de lehendakari. Y para ello baraja convocar a todos los vascos a una gran manifestación en Euskadi para mediados de enero si para entonces el diálogo entre los partidos políticos, por un lado, y Gobierno y ETA, por otro, sigue atascado. Según las fuentes consultadas por El Confidencial, el jefe del Ejecutivo de Vitoria hará pública su iniciativa después de las Navidades.

El lehendakari ya había abogado el pasado 1 de agosto porque la sociedad participase en todo el proceso y no sólo en una hipotética consulta final, aunque entonces no concretó cómo. Sin embargo, en la última reunión del Consejo de su Gobierno, celebrada el pasado martes en Vitoria, el político vasco detalló ante los miembros de su gabinete cuál era la fórmula elegida para hacer posible dicha participación: una gran manifestación a celebrar en una de las capitales vascas aún por decidir.

Ibarretxe justificó ante sus consejeros la iniciativa por lo que calificó de incapacidad de los tres partidos que están liderando las negociaciones -PSE, Batasuna y el suyo propio, el PNV- para sacar el diálogo del bloqueo. Una parálisis que, como adelantó El Confidencial el pasado 1 de diciembre (ver noticia), ha provocado una suspensión de los encuentros formales a tres bandas desde hace más de quince días.

También les planteó la necesidad de que sea el propio Gobierno tripartito quien lidere en bloque los preparativos de la manifestación. Para ello, quiere poner en marcha su propuesta utilizando el Consejo Político, un órgano que creó el pasado 1 de febrero y del que forman parte él mismo, y los consejeros Joseba Azkarraga (EA) y Javier Madrazo (Ezker Batua).

Salir del ostracismo

Según las fuentes consultadas, Ibarretxe intenta de este modo sacar dicho Consejo del ostracismo al que le han condenado los socialistas y la izquierda abertzale, que desde que se anunció su creación lo rechazaron al considerarlo una maniobra del lehendakari para arrebatarles la iniciativa política en la futura mesa de partidos. De hecho, la actividad de este órgano se ha reducido a unos pocos actos sin relevancia.

El jefe del Gobierno de Vitoria quiere en paralelo recuperar para sí el protagonismo que, en su opinión, corresponde al lehendakari “de todos los vascos” y que desde antes del anuncio del alto el fuego de ETA le han hurtado desde PSE y Batasuna. Incluso su propio partido le ha relegado a un segundo plano, ya que el presidente, Josu Jon Imaz, ha acaparado la interlocución con Moncloa con el beneplácito del propio José Luis Rodríguez Zapatero.

Todo ello ya le llevó a reconocer a mediados de marzo, en un encuentro informal con periodistas, que tiraba la toalla y dejaba en manos de las fuerzas vascas la definición de su futuro rol en el proceso de paz. Un papel, por otra parte, en el que ya se ha excluido su participación directa en la Mesa de Partidos como presidente. PSE, Batasuna y PNV han acordado en las negociaciones del Santuario de Loyola que dicho puesto sea rotatorio entre todos los partidos que se sienten en ella y, por tanto, no sea desempeñado en exclusiva por una sola persona.