Comida de urgencia: Montilla pacta con Rovira y Saura no alimentar polémicas estériles como la de las banderas

El nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, quiere dar la imagen de canciller de hierro. Mano de acero en guante de seda: anteayer lunes, Montilla comió con el vicepresidente del Gobierno y líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Lluís Carod-Rovira, yantar al que también asistió Joan Saura, presidente de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), el tercer socio del Tripartito o de la Entesa (Entendimiento), en su nueva denominación. En el ágape, las posiciones quedaron meridianamente claras y el líder republicano estuvo de acuerdo con los argumentos del president, es decir, con no levantar polémicas estériles donde no correspondan.

“Quedaron de acuerdo en que el Gobierno debe funcionar. Y para eso, no debe haber malos entendidos ni meteduras de pata. Carod tiene su ámbito de actuación y puede llevar a cabo las iniciativas que considere convenientes dentro de su ámbito de acción, incluidas las relaciones exteriores, por lo que cualquier disidencia que se quiera encontrar no tendrá sentido”, señala la misma fuente. El Confidencial ha podido constatar de fuentes muy cercanas a los tres líderes que la comunicación entre ellos es óptima y que una de sus primeras prioridades es renunciar a cualquier protagonismo partidista que pudieran tener.

Por todo ello, la polémica de las banderas no deja de ser un hecho aislado. Al poco de concluida la comida, la bandera española fue izada en todas las consejerías de ERC. En cierto modo, la polémica de si una bandera ondeaba (la catalana) y la otra no (la española) fue consecuencia de que, en el edificio de Gobernación, del que se hizo cargo el secretario general de Esquerra y portavoz de esta formación en el Congreso, Joan Puigcercós, comenzó a ondear solamente la bandera catalana.

El nuevo consejero ni siquiera se enteró del asunto, ya que este edificio tiene solamente un mástil que se divisa a pie de calle, en el que está tradicionalmente la bandera catalana y tres mástiles en la cúpula, donde pueden ondear las restantes: la de Barcelona, la de España y la de Europa, pero que no se divisa fácilmente desde la calle. Un jefe de servicio fue quien dio la orden, de motu propio, para que en el mástil que sólo se divisa con facilidad desde la acera ondease únicamente la bandera catalana.

La comida de los tres dirigentes del Tripartito sirvió, pues, entre otras cosas, para poner a cada bandera en su mástil, cuestión que no fue discutida por ninguno de los comensales, ya que la primera premisa de lo que se comienza a definir como estilo Montilla (el estilo que sus allegados definen como “el que se forja entre bambalinas, que se ve pero no se nota") es que se ha de aplicar la norma vigente: primera, el ciudadano; después, la nación.

Visitas secretas

Saura, por su parte, también se comprometió a aplicarse en su nueva tarea de consejero de Interior, tarea que ha unido a su anterior responsabilidad, que abarcaba solamente relaciones institucionales. En realidad, es la primera vez que un dirigente de la izquierda, desde el franquismo, tiene competencias en Interior, un ámbito tradicionalmente asociado a la una estrategia conservadora e incluso a la represión pura y dura, aunque es de justicia reconocer que incluso los más autonomistas estudiosos del tema consideran que la historia ratifica que la policía autonómica catalana, con 300 años de antigüedad, tiene muchas “leyendas negras” sobre sus espaldas.