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Otegi pide a los socialistas vascos un gesto para imponerse a los ‘duros’ de Batasuna y desbloquear el proceso de paz
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Otegi pide a los socialistas vascos un gesto para imponerse a los ‘duros’ de Batasuna y desbloquear el proceso de paz

El 21 de diciembre aparece marcado en rojo en los calendarios de Moncloa y de los partidos vascos, incluido en los del sector más posibilista de

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Otegi pide a los socialistas vascos un gesto para imponerse a los ‘duros’ de Batasuna y desbloquear el proceso de paz

El 21 de diciembre aparece marcado en rojo en los calendarios de Moncloa y de los partidos vascos, incluido en los del sector más posibilista de Batasuna, el liderado por Arnaldo Otegi. La culpa la tiene el ultimátum lanzado por ETA al Gobierno en el último número de su boletín interno -Zutabe- y en el que la banda amenazaba implícitamente con hacer descarrilar el proceso de paz precisamente ese día. Una seria amenaza que, poco después de conocerse su contenido el pasado 4 de noviembre, llevó al líder de la ilegalizada formación a solicitar a sus interlocutores en el Partido Socialista de Euskadi (PSE) que el Gobierno hiciera algún gesto, por mínimo que fuera, para salvar la situación.

Así lo han confirmado a El Confidencial fuentes políticas conocedoras del estado actual de proceso, que aseguran que la pretensión del portavoz de la izquierda abertzale era utilizar dicho gesto para imponerse al sector duro de su partido, el cual, tras ganar peso en los últimos meses, se mostraba ya entonces dispuesto a “interrumpir” el proceso ante lo que consideraban falta de avances “tangibles”. Otegi consideraba que con un gesto del Gobierno ni los más ortodoxos de su formación podrían negarse a realizar un movimiento que permitiera desactivar la amenaza etarra.

Sin embargo, el portavoz de la ilegalizada formación se encontró con las reticencias de los socialistas vascos, que le comunicaron que con el recrudecimiento de la kale borroka y, sobre todo, tras el robo de 350 pistolas en una armería del sur de Francia, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se había quedado sin margen de maniobra. No obstante, el PSE trasladó a Moncloa el mensaje, tras lo cual el presidente y el reducido número de personas que le asesora en el ‘proceso de paz’ han abordado en varias reuniones la conveniencia o no de realizar dicho gesto, algo que finalmente descartaron.

Tensiones dentro de Batasuna

El ultimátum de ETA se produce un momento en el que la izquierda abertzale, a pesar de su empeño de presentarse monolítica, registra serias discrepancias en su seno. Unas diferencias que ya comenzaron a notarse a comienzos del verano, cuando uno de los considerados guardianes de la ortodoxia, Rufi Etxeberría, relevó al dirigente navarro Pernando Barrena -más cercano a las tesis posibilistas de Otegi- en el equipo de interlocución con los otros partidos. Como adelantó este diario (ver noticia del pasado 12 de julio), Moncloa recibió dicho cambio con alarma.

Sin embargo, fuentes socialistas vascas aseguran a este diario que Etxeberría no es, ni mucho menos, el dirigente de Batasuna que mantiene posturas más inflexibles. “Es muy puntilloso a la hora de negociar, pero no se le puede acusar de intransigente”, asegura un político que se ha sentado en varias ocasiones con él en los últimos meses. Otras fuentes señalan a Joseba Permach como el representante de la línea más dura dentro del comité ejecutivo de seis personas que marca los pasos de la coalición.

De hecho, Permach ha sido el encargado de lanzar los mensajes más inmovilistas en sus comparecencias públicas. Él fue quien, sólo veinticuatro horas después de que Otegi se reuniera públicamente con Patxi López en San Sebastián, aseguró en una rueda de prensa que la legalización no era la prioridad de la izquierda abertzale. Una afirmación que marcó el inicio de la actual crisis que vive el proceso, ya que por entonces tanto el Gobierno como los partidos vascos consideraban casi seguro que Batasuna iba a pasar por la ventanilla del Ministerio del Interior para inscribir unas nuevas siglas.

El 21 de diciembre aparece marcado en rojo en los calendarios de Moncloa y de los partidos vascos, incluido en los del sector más posibilista de Batasuna, el liderado por Arnaldo Otegi. La culpa la tiene el ultimátum lanzado por ETA al Gobierno en el último número de su boletín interno -Zutabe- y en el que la banda amenazaba implícitamente con hacer descarrilar el proceso de paz precisamente ese día. Una seria amenaza que, poco después de conocerse su contenido el pasado 4 de noviembre, llevó al líder de la ilegalizada formación a solicitar a sus interlocutores en el Partido Socialista de Euskadi (PSE) que el Gobierno hiciera algún gesto, por mínimo que fuera, para salvar la situación.