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Moncloa cree que ETA tenía decidido atentar antes de la reunión de Alemania y por eso se negó a hablar de presos
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Moncloa cree que ETA tenía decidido atentar antes de la reunión de Alemania y por eso se negó a hablar de presos

El Gobierno ha analizado con detalle el último encuentro de sus emisarios con dirigentes de ETA, celebrado entre el 9 y el 10 de diciembre en

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la reunión de Alemania y por eso se negó a hablar de presos
Moncloa cree que ETA tenía decidido atentar antes de la reunión de Alemania y por eso se negó a hablar de presos

El Gobierno ha analizado con detalle el último encuentro de sus emisarios con dirigentes de ETA, celebrado entre el 9 y el 10 de diciembre en una ciudad de Alemania aún sin especificar. Busca las palabras y los gestos que en su momento no supieron interpretar y que, sin embargo, debía haberle hecho sospechar que la banda armada planeaba cometer un atentado. El propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha reconocido en privado a varios portavoces parlamentarios su convencimiento de que cuando se celebró la cita, la organización terrorista ya había tomado la decisión de colocar un coche bomba. “Por eso se negaron a hablar de los presos cuando se les propuso”, apunta el político cántabro.

Este detalle, que ya entonces llamó poderosamente la atención a Moncloa, es considerado por Rubalcaba el indicio más claro de lo que ya ha calificado públicamente como “engaño” de los etarras. Según relatan a El Confidencial tanto políticos que han hablado con el ministro del Interior como fuentes conocedoras de lo tratado en el encuentro de Alemania, los interlocutores etarras se negaron a abordar la cuestión de sus reclusos a pesar de que los representantes del Gobierno pusieron sobre la mesa la posibilidad de aplicar a medio plazo un acercamiento de reclusos etarras. Siempre según estas fuentes, los tres miembros de ETA presentes en la reunión -encabezados por José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera- dejaron claro que antes de negociar las medidas a aplicar con los presos se debían despejar otras cuestiones que la banda considera prioritarias.

Entre éstas se encontraban los contenidos de la futura mesa de partidos, cuya creación estaba bloqueada desde finales de octubre tras elevar Batasuna por sorpresa el listón de sus exigencias por indicación de la banda armada. Además, Josu Ternera insistió en que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero debería también poner freno a lo que califican de acoso judicial a la izquierda abertzale, paralizando gran parte de los sumarios en marcha. Incluso, antepuso la legalización de la actual Batasuna, sin necesidad de cambiar de nombre, como un paso previo a empezar a hablar de los 594 presos que la organización tiene repartidos actualmente entre las cárceles de España y Francia.

Sólo se habló de De Juana

Del único preso del que se habló, según estas fuentes, fue de Iñaki de Juana Chaos, el ex miembro del comando Madrid que mantiene una segunda huelga de hambre tras haber sido condenado a doce años por publicar dos amenazantes artículos en el diario Gara. ETA exigió su puesta en libertad, pero los representantes del Ejecutivo respondieron que no era posible y que se debía a esperar a ver si el Tribunal Supremo aceptaba el recurso presentado por el propio preso, algo que no descartaban.

Según las fuentes consultadas por este diario, los emisarios de Moncloa propusieron como primera medida un acercamiento a cárceles del País Vasco de cinco reclusos de la organización que sufren enfermedades crónicas e irreversibles: Jon Agirre Agiriano, Juan José Rego Vidal, María Dolores Gorostiaga, José Ramón Foruria y Josu Uribetxebarría. Un sexto recluso con graves dolencias, Bautista Barandalla, se encuentra ya desde hace años en la prisión de Pamplona, la más cercana a su domicilio. Este movimiento hubiera podido ser acompañado por la excarcelación de alguno de ellos.

El Gobierno ha analizado con detalle el último encuentro de sus emisarios con dirigentes de ETA, celebrado entre el 9 y el 10 de diciembre en una ciudad de Alemania aún sin especificar. Busca las palabras y los gestos que en su momento no supieron interpretar y que, sin embargo, debía haberle hecho sospechar que la banda armada planeaba cometer un atentado. El propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha reconocido en privado a varios portavoces parlamentarios su convencimiento de que cuando se celebró la cita, la organización terrorista ya había tomado la decisión de colocar un coche bomba. “Por eso se negaron a hablar de los presos cuando se les propuso”, apunta el político cántabro.