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Bermejo entra a las provocaciones del PP y acusa a Zaplana de corrupción: “Entiendo que usted de ladrillos me pueda dar lecciones”
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Bermejo entra a las provocaciones del PP y acusa a Zaplana de corrupción: “Entiendo que usted de ladrillos me pueda dar lecciones”

El PP recibió ayer en el Congreso al nuevo ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, con una dura batería de preguntas que buscaba desestabilizarlo y retratar

Foto: Bermejo entra a las provocaciones del PP y acusa a Zaplana de corrupción: “Entiendo que usted de ladrillos me pueda dar lecciones”
Bermejo entra a las provocaciones del PP y acusa a Zaplana de corrupción: “Entiendo que usted de ladrillos me pueda dar lecciones”

El PP recibió ayer en el Congreso al nuevo ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, con una dura batería de preguntas que buscaba desestabilizarlo y retratar su personalidad, para lo que se sacaron declaraciones suyas incluso de 1998. Los populares consiguieron este efecto… y el contrario, ya que los diputados del PSOE y sus aliados se pusieron al término del debate en pie, todos a una, para aplaudirlo, encantados del tono provocador y combativo del nuevo ministro.

Y eso que el parlamentario novel entró tanto a los trapos tendidos por el PP que, en un duro rifi rafe con Eduardo Zaplana acusó al portavoz popular de no entender de legalidad o legitimidad del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), sino que insinuó que podría saber de corrupción: “Entiendo que quizá usted de ordenación del territorio y de ladrillos me pueda dar lecciones, pero no las acepto en el ámbito del Derecho. No, no las acepto”. La bancada popular atronó como señal de protesta - gritos de “¡fuera, fuera!”o “¡muy bien!”, según el partido- , por lo que el presidente del Congreso, Manuel Marín, pidió al ministro que se sentara hasta poner orden en la sala.

Bermejo retomó luego la palabra –no se disculpó- y explicó por qué acababa de decir que el CGPJ era legal, pero no legítimo, aseveración hecha hasta en tres ocasiones. En su visión, el máximo órgano de gobierno de los jueces ha perdido su legitimidad ya que se tenía que haber renovado en noviembre pasado, de ahí que aunque sea legal “ha perdido el referente democrático (sic)” al no existir el parlamento que lo eligió hace cinco años.

Dirigiéndose al Hemiciclo preguntó si se imaginaban un parlamento que siguiera legislando una vez terminado su periodo para el que fue elegido, o un gobierno que siguiera gobernando. “Ni siquiera el Gobierno de Aznar lo hizo”, sentenció. Zaplana ignoró sus provocaciones y le recordó que, en el pasado, también se había tardado en renovar el CGPJ y no por ello había perdido legitimidad.

Los populares disfrutaban por el hecho de que Bermejo hubiera caído en su celada, mientras la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, le pedía en varias ocasiones, con movimientos arriba y abajo de su mano, que redujera el tono. Siete preguntas fueron planteadas por el PP al nuevo ministro, cuando todavía no ha tomado ni una sola decisión ejecutiva de importancia más allá de los nombramientos de su departamento.

Bermejo se comprometió a ilegalizar a “cualquier partido que esté vinculado con Batasuna”, aunque para ello hay que presentar pruebas a la Justicia. Ocurrió durante su respuesta a Ángel Acebes, secretario general del PP, quien requería conocer si iba a ilegalizar al Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK). A su juicio, el problema de Bermejo “no es la falta de indicios, sino de voluntad”.

La horma del zapato ‘popular’

Los populares encontraron en Bermejo a la horma de su zapato, porque el nuevo ministro no eludió ni una sola de las preguntas, recurrió como ellos a la provocación, tendió la mano para alcanzar pactos y hasta agradeció con ironía el recibimiento dispensado, “tan amable” ya que no le habían acusado también “del calentamiento global o del Big Bang” (la gran explosión que dio origen al Universo).

El PP recibió ayer en el Congreso al nuevo ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, con una dura batería de preguntas que buscaba desestabilizarlo y retratar su personalidad, para lo que se sacaron declaraciones suyas incluso de 1998. Los populares consiguieron este efecto… y el contrario, ya que los diputados del PSOE y sus aliados se pusieron al término del debate en pie, todos a una, para aplaudirlo, encantados del tono provocador y combativo del nuevo ministro.