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¿To er mundo é güeno?
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¿To er mundo é güeno?

Nueve presuntos implicados en la trama del 11-M han desfilado ya ante el Tribunal para declarar sobre su relación con aquella masacre. Y todos ellos han

Nueve presuntos implicados en la trama del 11-M han desfilado ya ante el Tribunal para declarar sobre su relación con aquella masacre. Y todos ellos han insistido una y otra vez en su inocencia. En los días anteriores se oyó a los tres presuntos cerebros y a los tres supuestos autores materiales decir una y otra vez que no tenían nada que ver con los atentados, que ellos rechazaban la violencia. Este martes les ha tocado el turno a Mouhannad Almallah Dabas, Fouad El Morabit El Amghar y Othman El Gnaoui, acusados de colaborar con la célula que cometió los atentados de Madrid, aunque no de participar directamente en los mismos. Todos ellos han seguido el guión que habían marcado los seis anteriores.

El primero, que se afilió al PSOE después de la bombas de Atocha, insistió que todas las acusaciones eran fruto de las “fabulaciones” de una ex novia vengativa (ver crónica anterior). El segundo se escudó una y otra vez en que para todo, incluida la compra de cinco tarjetas de telefonía, utilizaba su nombre y apellidos, lo que, en su opinión, era la prueba del nueve de que no tenía nada que ocultar. Y si ni así creían en su inocencia, “mejor que me vaya a Marte” llegó a decir. El tercero, simplemente, se presentó como un pobre diablo que iba allí donde le decían y que no se enteraba de nada de lo que pasaba a su alrededor. Una epidemia de inocentitis que tiene visos de continuar durante las próximas jornadas.

Fouad El Morabit se presentó como un niño bien a quien su padre, notario en la ciudad marroquí de Nador, pagaba su estancia y unos estudios en España que dejaba siempre a la mitad. Por supuesto, negó su participación en los atentados, de los que responsabilizó en un primer momento “a ETA, como todos los ciudadanos”. De hecho, negó haber tenido conocimiento previo de que se iba a cometer el atentado y consideró que los avisos que supuestamente había lanzado Serhane El Tunecino eran “tonterías”, “fantasías” y “chorradas” de alguien al que definió como una persona “radical, extremista, pero no violenta” y al que no consideraba con la formación y los contactos suficientes para organizar los atentados de Madrid.

Amigo de sus amigos

El joven procesado también hizo alarde de su buen corazón al asegurar que ayudó a Rabei Osman, Mohamed El Egipcio, cuando lo vio vivir en la indigencia junto a la mezquita donde él iba a rezar. Tanto le ayudó que terminaron siendo amigos y ayer en el juicio se mostró dispuesto a poner la mano en el fuego por la inocencia de alguien a quien definió como “torpe” “sencillo” y que “no reflexionaba”. También echó un cable a su compañero de piso, Basel Ghalyoun, acusado por la fiscal de ser uno de los autores materiales de los atentados. Para ello, confirmó su coartada de que en el momento en que se produjeron las explosiones estaba con él en la vivienda, ya que recordaba que ambos se levantaron sobre las seis y media de la mañana para hacer los rezos. Lástima que el horario no coincidiese con el que el día anterior había manifestado el propio Basel en la vista, que situó ese momento una hora después.

Nueve presuntos implicados en la trama del 11-M han desfilado ya ante el Tribunal para declarar sobre su relación con aquella masacre. Y todos ellos han insistido una y otra vez en su inocencia. En los días anteriores se oyó a los tres presuntos cerebros y a los tres supuestos autores materiales decir una y otra vez que no tenían nada que ver con los atentados, que ellos rechazaban la violencia. Este martes les ha tocado el turno a Mouhannad Almallah Dabas, Fouad El Morabit El Amghar y Othman El Gnaoui, acusados de colaborar con la célula que cometió los atentados de Madrid, aunque no de participar directamente en los mismos. Todos ellos han seguido el guión que habían marcado los seis anteriores.