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Delirios de minero
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Delirios de minero

Dicen los psiquiatras que los que sufren esquizofrenia paranoide suelen manejar ideas delirantes de grandeza o persecución y sufrir de alucinaciones auditivas frecuentes. Emilio Suárez Trashorras,

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Delirios de minero

Dicen los psiquiatras que los que sufren esquizofrenia paranoide suelen manejar ideas delirantes de grandeza o persecución y sufrir de alucinaciones auditivas frecuentes. Emilio Suárez Trashorras, el ex minero asturiano acusado de facilitar el explosivo que permitió a la célula islamista del 11-M cometer los atentados de Madrid, ha demostrado en varias ocasiones a lo largo de su declaración ante el Tribunal que, como han certificado los médicos que le tratan y él mismo ha reconocido, sufre esta enfermedad.

Los delirios de grandeza han llevado a Trashorras a presumir de parque automovilístico durante la vista. Aseguró con toda naturalidad que tiene una moto, un quad y cuatro coches, uno de ellos siempre de lujo. De hecho, tras un Mercedes 500 y un BMW, reconoció que estuvo detrás de comprar un Ferrari. Y todo ello con su pensión de invalidez absoluta de sólo 800 euros mensuales. Claro que para eso tenía la ayudita de su padre, un multipropietario de pisos y plazas de garajes que, con lo que sacaba de sus alquileres, le pasaba al hijo una paga para sus vicios.

Por supuesto, cuando el minero se implica en el tráfico de drogas no es para sacar un beneficio económico, sino para colaborar con las Fuerzas de Seguridad del Estado. De hecho -y ahí continúan sus delirios de grandeza- afirmó rotundamente que cuatro de las mayores operaciones antidroga desarrolladas en los últimos años en Asturias han sido posibles gracias a sus confidencias. No extraña, por tanto, que el célebre inspector Manuel García, Manolón, no pudiera pasar un día sin hablar con él.

La sensación de persecución es la que posiblemente le ha llevado a afirmar que si está en el banquillo de los acusados por el 11-M es porque la Policía, el CNI y el “astuto” juez Juan del Olmo le tendieron una trampa en la que le hicieron pensar que iba a ser un testigo protegido y ha acabado siendo finalmente el procesado para el que se pide la mayor pena de cárcel. De hecho, según el ex minero, la Justicia ya le hizo una jugarreta durante la Operación Pipol, cuando le colocó en una bajera de su propiedad unos cartuchos de dinamita que él no había visto ni tocado en su vida para condenarle.

Las sospechas de que entre los síntomas de su enfermedad también están las alucinaciones auditivas surgieron cuando afirmó que creyó entender que Jamal Ahmidan, El Chino, uno de los cabecillas de la célula que se suicidó en el piso de Leganés, se refería a los dos etarras detenidos en la Caravana de la Muerte como amigos suyos. Aunque, según Trashorras, los que realmente sufrieron alucinaciones auditivas fueron los encargados de recoger en papel algunas de sus declaraciones policiales y judiciales, quienes pusieron en su boca cosas que no dijo.

Dicen los psiquiatras que los que sufren esquizofrenia paranoide suelen manejar ideas delirantes de grandeza o persecución y sufrir de alucinaciones auditivas frecuentes. Emilio Suárez Trashorras, el ex minero asturiano acusado de facilitar el explosivo que permitió a la célula islamista del 11-M cometer los atentados de Madrid, ha demostrado en varias ocasiones a lo largo de su declaración ante el Tribunal que, como han certificado los médicos que le tratan y él mismo ha reconocido, sufre esta enfermedad.