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Los confidentes se ‘cornean’ mutuamente
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Los confidentes se ‘cornean’ mutuamente

Como un miura salió Rafa Zouhier de ese toril que durante seis días ha sido para él la pecera blindada donde ha asistido a las declaraciones

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Los confidentes se ‘cornean’ mutuamente

Como un miura salió Rafa Zouhier de ese toril que durante seis días ha sido para él la pecera blindada donde ha asistido a las declaraciones de los inculpados. Como un miura que poco a poco se convertía en un manso, eso sí, muy peligroso y capaz de dar una cornada cuando menos se esperaba. Su declaración en la sesión del martes fue todo un espectáculo taurino en el que no faltaron los rejonazos del presidente del Tribunal, el juez Javier Gómez Bermúdez, para intentar calmarle y alguna que otra banderilla desde los bancos de los abogados del resto de los procesados. Pero, sobre todo, dio cornadas al otro confidente policial sentado en el banquillo de los acusados: el minero asturiano Emilio Suárez Trashorras.

Éste, sin embargo, salió como una vaquilla resabiada en mil y una capeas. Tranquilo a pesar de haber escuchado durante horas cómo Zouhier embestía contra él, el minero empezó dispuesto a negarlo todo. Dio capotazos de ayuda a su ex mujer, Carmen Toro, y le clavó banderillas a todos aquellos que le habían acusado en sus declaraciones, sobre todo a El Gitanillo -el menor ya condenado por el 11-M por transportar Goma 2 ECO a Madrid- y a Zouhier. Incluso supo esquivar al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, durante el interrogatorio. El confidente marroquí, sin embargo, entró al trapo desde el principio y más de una vez se dio contra el burladero.

En lo único en lo que coincidieron ambos fue en presentarse como abnegados confidentes de la Policía que si se mezclaban con lo peorcito de la delincuencia, entre ellos Jamal Ahmidan, El Chino, fue para facilitar datos a Policía y Guardia Civil con los que éstos pudieron detener a la escoria de la sociedad que ellos tanto detestan. Zouhier se presentó como un profesional de la confidencia que sólo facilita datos cuando los ha contrastado y, además, sin cobrar recompensa por ello. Como alguien que hizo “el trabajo sucio, el más peligroso”, para evitar el 11-M y que, injustamente, está sentado en el banquillo de los acusados. Trashorras, por el contrario, se describió como un confidente meticuloso que no daba un paso sin informar a su controlador, el inspector Manolón.

Incontinencia ‘versus’ concisión

Durante el resto de sus respectivas declaraciones, los dos fueron como la noche y el día. Así, Zouhier mostró en todo momento una incontinencia verbal que le valió varias reprimendas por parte del juez Javier Gómez Bermúdez. Trashorras, sin embargo, contestó muchas veces con monosílabos y sólo se extendió -y no mucho- cuando lo consideró oportuno para aclarar lo que calificó de mentiras de otros procesados. No le tembló el pulso, mientras que el marroquí no dejó de gesticular y tener salidas de tono. Incluso cuando interrogaron a ambos por ETA, la actitud fue muy distinta. El minero sacó a relucir a la banda armada como el que no quiere la cosa al asegurar que él no sabía nada de ésta pero que creyó entender que El Chino se refirió a los dos etarras detenidos en la Caravana de la muerte como amigos suyos. Zouhier se perdió en frases tan grandilocuentes como confusas: “Yo pensaba que hasta los asturianos eran de ETA”.

Como un miura salió Rafa Zouhier de ese toril que durante seis días ha sido para él la pecera blindada donde ha asistido a las declaraciones de los inculpados. Como un miura que poco a poco se convertía en un manso, eso sí, muy peligroso y capaz de dar una cornada cuando menos se esperaba. Su declaración en la sesión del martes fue todo un espectáculo taurino en el que no faltaron los rejonazos del presidente del Tribunal, el juez Javier Gómez Bermúdez, para intentar calmarle y alguna que otra banderilla desde los bancos de los abogados del resto de los procesados. Pero, sobre todo, dio cornadas al otro confidente policial sentado en el banquillo de los acusados: el minero asturiano Emilio Suárez Trashorras.