El primer testigo deja contentos a PP y PSOE

Increíble, pero cierto. El primer testigo que ha declarado en el juicio por los atentados de Madrid ha conseguido la cuadratura del círculo, es decir, dejar contentos con sus palabras tanto al PP como al PSOE. El inspector jefe 18.403, que aquel 11 de marzo era el jefe de la sección III de la Unidad Central de Información Exterior de la Policía, especializada en terrorismo procedente del Magreb, soltó ante el Tribunal un discurso de hora y media repleto de datos, citas y nombres árabes con el que intentó aclarar cómo se iniciaron las investigaciones y cuáles fueron las pistas que poco a poco llevaron a la Policía a centrar las pesquisas en Al Qaeda y alrededores.

Entre datos y cifras, el agente sin nombre dio la primera alegría al que fuera ministro del Interior en el último Gobierno del PP, Ángel Acebes, al asegurar que el día 13, cuando ya se había producido las primeras detenciones por la masacre, ni él ni sus jefes superiores habían cerrado todas las vías de investigación abiertas, aunque ya hubieran centrado gran parte de las esfuerzos en la vía islamista.

De hecho, apuntó que las otras vías no fueron descartadas definitivamente hasta semanas después, en concreto, hasta que el 3 de abril los cabecillas de la célula integrista se suicidaron en un piso de Leganés. Los siete cadáveres y la Goma 2 ECO encontrada entre los escombros convencieron hasta el más incrédulo de los investigadores de que ETA no había cogido aquellos trenes.

La disertación del policía -que en algún momento amenazó con provocar alguna cabezada entre los procesados- incluyó poco después un guiño a los socialistas. Así, afirmó que antes de que estallasen las mochilas bombas en los convoyes, él y su equipo ya habían alertado a sus superiores -y, por tanto, al Ejecutivo de José María Aznar- de que España se encontraba bajo el punto de mira de Al Qaeda y que, por tanto, debería establecerse una “alarma crítica”. Lo único que consiguió es que le asignaran más medios. No ha especificado cuántos.

En su relato, el agente 18.403 detalló exhaustivamente hasta diez comunicados islamistas para dejar claro que la tesis de la autoría integrista estaba bien fundamentada desde el principio de las pesquisas. Aseguró que pronto identificaron los tres grupos de musulmanes radicales que se habían unido para gestar la masacre. Apuntó que ya el 12 de marzo, horas después de desactivarse la mochila bomba de Vallecas, habían abierto una pista asturiana: aquel día ya averiguaron que el explosivo utilizado en la masacre provenía de “unas minas concretas”. E incluso desveló que cuando vieron el vídeo con la reivindicación se extrañaron de que el terrorista vistiera una túnica de mujer, aunque luego aclaró que despejaron sus dudas cuando descubrieron que la bandera que decoraba el fondo era la misma que Serhane El Tunecino tenía sobre el cabecero de su cama. El lunes continuará su clase magistral.