Y Zapatero pagó cuatro cafés a 70 céntimos... en el Congreso

El presidente del Gobierno despejó ayer la incógnita de la jornada, comentada en las tertulias del trabajo y los bares. Él sí ha pagado cafés a 80 céntimos en Madrid. Cuando respondió con esta cifra en el programa Tengo una pregunta para usted, José Luis Rodríguez Zapatero dijo que ese fue el precio de “la última vez” que había pagado un café en el bar del Congreso. Y hacia allí que se encaminó ayer tarde para invitar a unos periodistas. Se estiró y todo: pagó cuatro cafés. Para ser exactos, el bar del Congreso cobra 70 céntimos por el café solo, y 73 céntimos con leche.

A los tres primeros periodistas que le acompañaban en el descanso cafetero de la Cámara Baja comenzó a comentar lo contento que estaba con la entrevista que le hicieron los cien ciudadanos en TVE la noche del martes. Corrió la voz y al grupo se sumaron más y más periodistas, hasta rondar la treintena. En realidad, los tres periodistas iniciales estaban conchabados con Zapatero para servir de cebo y que se acercaran el resto de los colegas con el objetivo de comentar al orbe mediático la jugada televisiva.

Primero, la anécdota “divertida” de la jornada: el café de marras. Zapatero relató que después del programa se quedó de charla con los cien ciudadanos. El que le hizo la pregunta en cuestión le confesó que estaba “muy enfadado” porque en el hotel donde se había alojado le habían cobrado tres euros y medio por un café. El presidente le estampó su autógrafo en la factura origen del revuelo. Se llama Jesús Cerdán y es agente inmobiliario de Pamplona.

La pregunta que más le sorprendió fue la que planteó un joven catalán sobre la posibilidad de sustituir la monarquía por la república. Tuvo que pensar un tiempo antes de contestarla. Lo que más le impactó: el que seis millones de personas siguieran la entrevista, “lo que demuestra el interés de los ciudadanos” por la vida pública. Hasta superó al Doctor House en audiencia.

Lo que más le costó a Zapatero: las dos horas de entrevista sin notas. Reconoce que tuvo que hacer “un esfuerzo de concentración muy grande” para recordar las cifras y datos que se había preparado con antelación. Un deseo: le hubiera gustado tener a sus entrevistadores más cerca, porque les separaba una distancia media que no es la de los debates del Congreso ni la distancia corta que tenía ayer con los periodistas.

El debate fue “de lo más libre”

El presidente negó que fuera una entrevista amañada: nadie puede dudar que el debate fue “de lo más libre”. Zapatero estaba contento porque con este tipo de debates “ganamos en democracia”. Destacó el “valor democrático” que tiene la televisión pública. Tan alegre estaba que habló del formato como de “una revolución”.

Su secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, andaba ayer feliz: la idea de implantar el programa era suya -la había visto en Francia- y dice en privado que las encuestas demuestran que ha sido un éxito.

Todo el mundo preguntaba en el Congreso por los sitios donde puede servirse café a ochenta céntimos. El presidente del PP, Mariano Rajoy, reconoció que el último café le costó casi dos euros pero, si se trata de invitar, mejor que le invite Zapatero. Diego López Garrido, portavoz del PSOE, toma poleo-menta, que le cuesta dos euros y medio o dos euros. El ex ministro Juan Fernando López Aguilar habla de un euro y medio, y lo puede atestiguar: es un gran cafetero, aunque también hay sitios a un euro, agregó como echando un capote al presidente. El titular de Defensa, José Antonio Alonso, sencillamente no toma café en la calle: sale de casa con la cafeína puesta.