“Yo no dije que fuera titadyne”

Así de contundente se mostró Santiago Cuadro, comisario general de seguridad ciudadana de la Policía Nacional, ante el tribunal del 11-M contradiciendo la versión del comisario jefe de Información Díaz Pintado. Cuadro se explica: “Sólo dije que podría ser una dinamita reforzada con cordón detonante”. Asimismo, insistió en el condicional, “a mí lo que me dijeron los tedax es que basándose en su experiencia, podrían descartar que fuera pólvora, que sería del tipo dinamita con cordón detonante y eso es lo que transmití”.

Por su parte, el mencionado Díaz Pintado había declarado que Cuadro le aseguró que se trataba de la marca titadyne: “¿Seguro?”. “Seguro”. Durante la sesión vespertina del miércoles, el jefe de la seguridad ciudadana en España apunta, haciendo un juego de palabras: “Si hubiera dicho ‘seguro’, hubiera dicho ‘seguro no’ porque no podía haber seguridad en ese momento” dado que aún no se habían hecho análisis químicos. Una contradicción que sólo sirve para alimentar la polémica, puesto que lo único que se puede deducir es la comprensible incertidumbre de las primeras horas tras el atentado.

Con el paso de las horas, en la reunión de las 17,00 horas del 11 de marzo de 2004 entre varios mandos policiales, entre ellos los dos protagonistas referidos, Díaz Pintado asegura que Cuadro ya le dijo que no era titadyne, puesto que se trataba de una dinamita que no contenía nitroglicerina. En cuanto a la fecha del análisis definitivo de explosivos, Cuadro “no se acuerda cuándo se determinó que era Goma 2 ECO”. Pero es que Cuadro, a decir verdad, se acuerda de bien poco.

El ilustre testigo se limitó a describir su periplo entre Atocha, el Pozo, Santa Eugenia y el parque Azorín. La mochila de Vallecas ha sido una constante en las preguntas de la acusación: que si podría asegurar cómo era, qué hizo, quién estaba allí... El jefe de la seguridad ciudadana aclaró que insistió en que se conservara intacto el artefacto porque “no teníamos dato alguno”. En el escenario de Leganés estuvo presente, pero parece que en vano: “A mí no me decían nada, no correspondía, otra cosa es que yo me enterase por el hecho de estar allí”. Sin embargo, no recuerda ningún dato con exactitud.

La ‘pecera’, como siempre, repleta de acusados, con un Suárez Trashorras que no se separa del cristal donde le arropa su mujer al otro lado. El que se ha librado durante la vista de la jaula ha sido el confidente Rafá Zouhier con una rodilla en mal estado que le obliga a permanecer con la pierna estirada. Lejos quedó la sobria y solemne sesión del martes cuando una víctima tras otra ponía sobre la mesa su dolor. Hoy volvían las risas y las confidencias entre los imputados. Y la permanente mirada perdida de Mohamed El Egipcio que ya pocas veces se pone los cascos para escuchar la traducción simultánea.

La brigada madrileña de la Policía Científica en el Ifema

La polémica no ha salpicado, pese a la insistencia de acusaciones y abogados interesados, a los dos inspectores de la brigada madrileña de la Policía Científica llamados a declarar que se pusieron a la orden la Comisaría General de la misma unidad el 11-M. Ambos coincidieron en que sólo estuvieron al cargo de las bolsas mortuorias con los cuerpos y sus pertenencias para ayudar en la identificación de cadáveres. Punto. Ni idea de mochilas bomba, ni de ‘cargamentos’ de efectos sin más.