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“Agustín, no hay ninguna relación, ni por asomo”
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“Agustín, no hay ninguna relación, ni por asomo”

El confidente del ex director general de la Policía Nacional Agustín Díaz de Mera dice serlo... pero por compromiso. Esta ‘fuente’, el comisario Enrique García Castaño,

El confidente del ex director general de la Policía Nacional Agustín Díaz de Mera dice serlo... pero por compromiso. Esta ‘fuente’, el comisario Enrique García Castaño, después de recordar que “soy amigo de Díaz de Mera hace muchos años”, reiteró en varias ocasiones que “jamás, nunca, le he dicho que haya ni una sola prueba ni indicio que relacionase el atentado con ETA”. El informe al que se refería Díaz de Mera “existe y está en el sumario, pero no en el sentido que él creía”, esto es, “equivoca datos”.

Tras el ‘numerito’ del pasado día 28 de marzo en el que el juez Bermúdez sancionó a Díaz de Mera por negarse a revelar el nombre de la persona que le informó de la existencia de un documento que vinculaba a la organización terrorista ETA con el 11-M, el susodicho telefoneó al comisario García Castaño: “Me preguntó si sabía lo que había sucedido en el juicio y me dijo que su situación era muy difícil, que estaba muy presionado políticamente y me pidió ayuda”. Esa ayuda no era otra cosa que dar su nombre como confidente.

En un principio, “me negué a ser la fuente, no podía entrar en ese juego”. Al día siguiente, tuvieron una conversación parecida. Finalmente, accedió a que Díaz de Mera utilizara su nombre bajo la promesa de “estar totalmente amparado”. Eso sí, nunca diría que ETA tenía nada que ver con los atentados de Madrid.

En varias ocasiones ya le había dicho: “Agustín, no hay ninguna relación, ni por asomo”. Sobre todo después del programa radiofónico de la Cope en septiembre de 2006, en el que el supuesto informe falsificado salió a la palestra. Así que, según el confidente... lo es, pero por amistad.

En cuanto a su actuación en los atentados, por lo que inicialmente había sido llamado a testificar, narró cómo llegó hasta su unidad la tarjeta telefónica de la mochila de Vallecas el día 12 a las 10,30 horas y todos los pasos hasta localizar la tienda donde se vendió. También operó directamente en la localización del piso de Leganés, dado que una de las llamadas realizadas con la mencionada tarjeta era a una inmobiliaria en dicha localidad madrileña. En este establecimiento les informaron de que había sido alquilado un piso en la calle Carmen Martín Gaite por uno de los imputados y hasta allí se desplazaron el día 3 de abril de 2004 antes de las 14.00 horas.

Testimonios policiales ‘cuasiclónicos’

Hay quien duda sobremanera de la utilidad de ciertos testimonios. Pese a todo, defensas y acusaciones están en su perfecto derecho de llamar como testigo a quien estimen conveniente. En el ejercicio de este derecho han citado a la práctica totalidad del cuerpo policial presente en los trenes estallados y en la deflagración del piso de Leganés.

Hasta 16 policías entre oficiales e inspectores han declarado prácticamente lo mismo: que les llamó su superior, que recogieron restos, que no vieron sangre en el interior del piso ni casquillos de bala donde se produjo la deflagración y, por cierto, que del policía vecino de la calle Carmen Martín Gaite ni idea. Y de que si tenía o no papeles de ETA que aparecieron entre los escombros del piso de los terroristas inmolados... tampoco. Tan sólo un inspector de los Tedax manifestó que sabía que un compañero de profesión vivía en las inmediaciones: “Del resto no sé nada”. Mucho escombro, mucho resto de explosivo y restos humanos... Preguntas calcadas para todos que han dado lugar a respuestas prácticamente clónicas.

El confidente del ex director general de la Policía Nacional Agustín Díaz de Mera dice serlo... pero por compromiso. Esta ‘fuente’, el comisario Enrique García Castaño, después de recordar que “soy amigo de Díaz de Mera hace muchos años”, reiteró en varias ocasiones que “jamás, nunca, le he dicho que haya ni una sola prueba ni indicio que relacionase el atentado con ETA”. El informe al que se refería Díaz de Mera “existe y está en el sumario, pero no en el sentido que él creía”, esto es, “equivoca datos”.