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Huarte, el buen samaritano desmemoriado
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Huarte, el buen samaritano desmemoriado

Fernando Huarte, un buen samaritano con carné socialista y miembro del CNI, no sabe si habló o no de ETA con el preso Abdelkrim Bensmail, el

Fernando Huarte, un buen samaritano con carné socialista y miembro del CNI, no sabe si habló o no de ETA con el preso Abdelkrim Bensmail, el islamista que presuntamente deglutió varias notas en las que aparecían nombres de etarras y la fórmula de la cloratita (ver crónica). Huarte, miembro de la Asociación de Amigos del Pueblo Palestino afirma conocer a Bensmail pero sólo para proporcionarle revistas en su idioma. Según su declaración, desconoce que perteneciera al GIA y no recuerda si una de sus amistades fuera el suicida de Leganés Alekema Lamari.

Acudió a asistir a Bensmail en tres ocasiones y mantuvieron conversaciones informales en las que no recuerda si salió la palabra ETA. A través de la asociación benéfica reconoce que le pagó parte de un tratamiento odontológico: “Sólo parte y como ayuda humanitaria”. Eso sí, en cuanto “leímos en la prensa que estaba encausado en España dejamos de visitarle”. Huarte, además de desmemoria, tenía serias dificultades para entender las preguntas vertidas por los letrados a la primera. Parecía un poco ‘corto’... o se lo hacía: “Soy afiliado de base del PSOE, no sé si esto me condiciona para declarar”. ¿Estamos ante el espía perfecto?

Además de protagonistas de teorías conspirativas, las acusaciones han quemado sus últimos cartuchos en lo que a testigos se refiere. Dos protagonistas de la jornada del 11-M han aportado su granito de arena en el esclarecimiento de los hechos.

El primero de ellos, un miembro de la Brigada Provincial de la Policía Científica, encargado de hacer las fotos a la mochila bomba que sería desactivada en el parque Azorín. Aunque, precisamente, fotografías no hizo muchas dado que su temor a que la bomba estallara por sensibilidad a la luz del flash cedió a un artificiero la tarea. A partir de ahí no vio nada, tan sólo unos destellos. El carrete también fue gustosamente entregado a los Tedax por orden del comisario general de seguridad ciudadana Santiago Cuadro, porque “nosotros teníamos estropeada la máquina del revelado de color hace muchos años”. A partir de aquí, llega el misterio. Cuando preguntó posteriormente por las fotos... nadie sabía nada, “ese carrete no existía”. No obstante, ha reconocido que no preguntó más allá que en su propia brigada.

Este funcionario lo que sí ha puesto de manifiesto es cómo a veces nuestros servicios policiales demuestran ser un tanto cutres. Para empezar, la máquina de revelado estropeada en una brigada de Policía Científica y, para terminar, la recogida de vestigios tras la explosión de Leganés donde la luz no era la adecuada y donde un detonador podía volarle la mano a cualquiera.

En segundo lugar, también compareció ante el tribunal que juzga el 11-M el comisario de la Comisaría del Puente de Vallecas. Por supuesto no vio nada, pero sí relató cómo, bajo órdenes superiores, los restos recogidos en la estación de El Pozo primero fueron a la Comisaría Villa de Vallecas donde luego les comunicaron que no correspondía, sino al Ifema. Allí, la juez de guardia les dijo sobre las 14,30 horas que donde realmente deberían estar es en la Comisaría del Puente de Vallecas. Un trasiego en el que había una bomba y nadie tuvo conocimiento de ellos hasta que se empezó a realizar el inventario detallado en esta última dependencia.

La hora de las defensas

Es la hora de las defensas. Testigos e interrogatorios algunos con más fortuna que otros puesto que letrados como la abogada de Carmen Toro se ha lucido de lo lindo consintiendo que un funcionario del CNI especificase cómo la susodicha conocía perfectamente a la célula terrorista puesto que detalló descripciones físicas de sus miembros así como el camino hacia la finca de Morata de Tajuña.

Fernando Huarte, un buen samaritano con carné socialista y miembro del CNI, no sabe si habló o no de ETA con el preso Abdelkrim Bensmail, el islamista que presuntamente deglutió varias notas en las que aparecían nombres de etarras y la fórmula de la cloratita (ver crónica). Huarte, miembro de la Asociación de Amigos del Pueblo Palestino afirma conocer a Bensmail pero sólo para proporcionarle revistas en su idioma. Según su declaración, desconoce que perteneciera al GIA y no recuerda si una de sus amistades fuera el suicida de Leganés Alekema Lamari.