Es noticia
El calentón de Bermúdez
  1. España

El calentón de Bermúdez

El juez Javier Gómez Bermúdez es humano. Aunque ya había alguna sospecha tras su "cállese de una puñetera vez" al superinocente Rafa Zouhier, en la sesión

Foto: El calentón de Bermúdez
El calentón de Bermúdez

El juez Javier Gómez Bermúdez es humano. Aunque ya había alguna sospecha tras su "cállese de una puñetera vez" al superinocente Rafa Zouhier, en la sesión de este miércoles ha dejado constancia de que sufre esa debilidad humana... muy a su pesar. Sucedió en una jornada que se prometía anodina, la primera de declaración de peritos, en la que se sucedían los bostezos entre tecnicismo sobre tráfico de llamadas y erudiciones sobre reivindicaciones yihadistas. Entonces apareció el abogado José María de Pablo, representante de la Asociación de Víctimas del 11-M, emparentada con la AVT, y uno de los más fervientes seguidores de la teoría de la conspiración dada su querencia a disparar a bulto preguntas sobre ETA a todo lo que se mueva.

Enfrente tenía al comisario José Cabanillas, el mismo al que el ex director general de la Policía y actual europarlamentario, Agustín Díaz de Mera, acusó en el escrito que envió al Tribunal de ser la mano negra que manipuló el informe que supuestamente establecía vinculaciones entre ETA y los islamistas entre rejas. Dispuesto a acorralar al agente, De Pablo inició una batería de preguntas sobre por qué la Policía no había seguido una serie de pistas que supuestamente apuntaban a ETA. Que si un reconocimiento de tres etarras en Madrid el día después de los atentados. Que si las andanzas de Jamal Ahmidan El Chino por el País Vasco. Que si la Goma 2 ECO. Que si la receta de la cloratita que tenía un islamista en su celda... Así, hasta que la paciencia de Bermúdez dijo basta y soltó la frase de la que aún debe estar arrepintiéndose: "En su escrito de acusación acusa a 29 personas en la que ninguna de ellas tiene ninguna implicación con ETA... y no discuta conmigo o le retiro la palabra".

Los agujerólogos han visto en ese momento el cielo abierto. Sus letrados han empezado a hacer correr el rumor de que tras lo dicho, el juez ha demostrado que no es imparcial y que, por tanto, ahora tienen en su baraja cada vez más escasa de naipes una nueva carta: la de recurrirle. Los oficiólogos también han arrimado el calentón del juez a su sardina. Para ellos, las trece semanas que se llevan de juicio han dejado tan meridianamente claro que la banda armada no tiene nada que ver con la masacre de Madrid que hasta al implacable Bermúdez se ha adelantado a los acontecimientos. Sin embargo, todo pareció deberse, simplemente, a un calentón. El juez, ordenado como pocos, quería que se mantuviera el orden en esta fase de la vista en el que entre tanto informe pericial es fácil perderse. Y este miércoles el Tribunal había decidido que no tocaba ETA. Se lo había explicado a los abogados en un receso, pero De Pablo hizo oídos sordos y provocó la salida de tono del presidente.

Tras el incidente, el resto de la sesión ha seguido con más pena que gloria. Nos hemos enterado que los presos islamistas y los de ETA practican el colegueo de patio en las cárceles, pero que de ahí a ser aliados militares hay un abismo. Que una cosa es dejarle a un yihadista el Gara para que lo use de mantel mientras se come el rancho y otra es planear atentados o intercambiar conocimientos sobre explosivos. También ha quedado claro que a Díaz de Mera, tras su triunfal paso por el juicio, sólo le quedan en la Policía media docena de amigos... entre ellos sus dos hijos. El comisario Cabanillas le ha mojado la oreja con el contenido del polémico informe -y van dos- y ha insistido que con los datos que tenía la Policía afirmar que existe una conexión real ETA-Al Qaeda es como asegurar que el Nastic de Tarragona aún puede ganar la Liga. Imposible.

Ataques de nervios

El juez Javier Gómez Bermúdez es humano. Aunque ya había alguna sospecha tras su "cállese de una puñetera vez" al superinocente Rafa Zouhier, en la sesión de este miércoles ha dejado constancia de que sufre esa debilidad humana... muy a su pesar. Sucedió en una jornada que se prometía anodina, la primera de declaración de peritos, en la que se sucedían los bostezos entre tecnicismo sobre tráfico de llamadas y erudiciones sobre reivindicaciones yihadistas. Entonces apareció el abogado José María de Pablo, representante de la Asociación de Víctimas del 11-M, emparentada con la AVT, y uno de los más fervientes seguidores de la teoría de la conspiración dada su querencia a disparar a bulto preguntas sobre ETA a todo lo que se mueva.