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Un ‘agujero’ llamado Óscar Pérez
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Un ‘agujero’ llamado Óscar Pérez

Óscar Pérez ha sido durante trece semanas un enigma. Durante todo este tiempo, su nombre ha planeado de modo esporádico en el juicio del 11-M, aunque

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Un ‘agujero’ llamado Óscar Pérez

Óscar Pérez ha sido durante trece semanas un enigma. Durante todo este tiempo, su nombre ha planeado de modo esporádico en el juicio del 11-M, aunque nadie terminaba de aclarar quién era este misterioso personaje. Algunas acusaciones y defensas, siempre las ligadas con la llamada teoría de la conspiración, solían preguntar a imputados y testigos sobre él, casi siempre después de lanzar otras cuestiones sobre miembros de ETA, hasta elevarle a la categoría de agujero ante la falta de respuestas. Hoy, finalmente, las han encontrado en un comisario, José Cabanillas, precisamente el policía acusado por Agustín Díaz de Mera de manipular el informe sobre los vínculos entre islamistas y ETA.

El célebre y misterioso Óscar -que realmente se apellida García Pérez- ha resultado no ser un peligroso etarra, como parecían sugerir los letrados, sino un perito de la aseguradora Catalana Occidente que el día 5 de marzo de 2004, una semana antes de los atentados de Madrid, tuvo la fatal idea de viajar de Barcelona a Madrid para correrse una juerga con un par de compañeros de trabajo en el barrio de Chueca. La casualidad hizo que se le rompiera su teléfono móvil y que, ante la necesidad de hacer una llamada a otro amigo que se iba a incorporar a la farra, se acercaran a un grupo de magrebíes que se encontraban en la zona, y del que formaba parte Jamal Ahmidan, El Chino, para pedirles el móvil, poder introducir la tarjeta del teléfono estropeado y hacer una llamada.

Aquel hecho casual ha sido uno de los agujeros a los que los defensores de la teoría de la conspiración se han agarrado periódicamente para mantener en el aire durante el juicio la duda sobre la autoría del 11-M. Hoy, en el que se veía precisamente el informe de peritos policiales sobre el tráfico de llamadas, su nombre ha vuelto a salir durante el interrogatorio de José María de Pablo, el abogado de la asociación de víctimas del 11-M cercana a la AVT. El abogado ha lanzado toda una batería de preguntas al comisario en un intento por demostrar que la Policía no investigó como debía la supuesta lluvia de pistas que apuntaban a ETA. Desde las declaraciones de testigos reconociendo a miembros de la banda armada en diversos lugares de Madrid aquellos días, hasta, como no, la célebre llamada de Óscar desde el teléfono de El Chino.

El tiro le ha salido por la culata por doble motivo. Primero, porque el comisario le ha leído textualmente el informe que rellenaba el agujero del misterioso Óscar. Segundo, porque el juez Javier Gómez Bermúdez le ha puesto firme en un diálogo que ha llenado de tensión una jornada que discurría entre bostezos:

-Tenga en cuenta que como acusación le estoy permitiendo un amplio margen, porque no está legitimado para hacer este tipo de preguntas.

-En mi escrito de acusación...

-No, no, en su escrito de acusación acusa a 29 personas en la que ninguna de ellas tiene ninguna implicación con ETA y no discuta conmigo o le retiro la palabra.

-Protesto, señoría.

-Por qué, porque le amenazo con retirarle la palabra.

-Porque no me deja seguir preguntando sobre Óscar Pérez.

El juez le ha dejado continuar, pero De Pablo ha optado por abandonar el asunto. Estaba claro que la Policía sí había investigado la aparición de la llamada de Óscar Pérez desde el teléfono de El Chino y el agujero ya estaba relleno.

Óscar Pérez ha sido durante trece semanas un enigma. Durante todo este tiempo, su nombre ha planeado de modo esporádico en el juicio del 11-M, aunque nadie terminaba de aclarar quién era este misterioso personaje. Algunas acusaciones y defensas, siempre las ligadas con la llamada teoría de la conspiración, solían preguntar a imputados y testigos sobre él, casi siempre después de lanzar otras cuestiones sobre miembros de ETA, hasta elevarle a la categoría de agujero ante la falta de respuestas. Hoy, finalmente, las han encontrado en un comisario, José Cabanillas, precisamente el policía acusado por Agustín Díaz de Mera de manipular el informe sobre los vínculos entre islamistas y ETA.