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Un Congreso vacío y un presidente con la tarde libre
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Un Congreso vacío y un presidente con la tarde libre

¿Qué se puede esperar de una sesión plenaria en medio de una campaña electoral, donde los diputados están en sus distritos, apoyando a los candidatos locales,

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Un Congreso vacío y un presidente con la tarde libre

¿Qué se puede esperar de una sesión plenaria en medio de una campaña electoral, donde los diputados están en sus distritos, apoyando a los candidatos locales, o viajan en caravana y luego hay fútbol? Pues un Congreso vacío.

Por la mañana, sus señorías acudieron como en un día normal, ya que a última hora tenían que votar. Aguantaron la primera hora de la tarde, para ver a los jefes de grupo se enfrentaban en la sesión de control: Mariano Rajoy versus José Luis Rodríguez Zapatero, combate dialéctico sobre el terrorismo que terminó con un Josep Antoni Duran haciendo de árbitro y marcando esa equidistancia que tanto molesta a los partidos mayoritarios.

Después se produjo la desbandada. El primero de todos, Zapatero, que regresó a La Moncloa. En una conversación informal con periodistas, el presidente dijo que iba a dedicar el resto de la tarde a despachar trabajo que tiene acumulado. Luego se sentaría frente al televisor para seguir el final de la copa de la UEFA entre el Español y el Sevilla y el posterior debate en TVE entre los candidatos por Madrid: quería ver a su amigo Miguel Sebastián (PSOE) enfrentándose al alcalde Alberto Ruiz Gallardón (PP) y al tercer candidato, Ángel Pérez (IU). A Zapatero no le gustó el debate en Telemadrid de la semana pasada, realizado por los mismos protagonistas: le pareció “muy rígido”.

Por su parte, Rajoy regresó a la caravana electoral y se desplazó a Santander, donde pronunció un mitin. Aunque, conociendo sus aficiones, era de esperar que después encontrara un hueco para ver el partido.

Mientras líderes y diputados de base desaparecían, el vicepresidente económico Pedro Solbes aguantaba nueve incómodas preguntas sobre su gestión en la crisis de la CNMV provocada con la dimisión de Manuel Conthe, pero ni por esas. Allí estaban los portavoces económicos de los partidos, algunos más interesados, y el resto del escaño estaba vacío. Aunque, por eso de que se hablaba también de Miguel Sebastián, uno de los presentes era el diputado Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid.

En una sala aparte, los ministros de Justicia e Interior, Mariano Fernández Bermejo y Alfredo Pérez Rubalcaba, negociaron con diputados de todos los grupos la inclusión en el Código Penal de diversos delitos relacionados con el tráfico. Luego vino el diputado popular Ignacio Astarloa, que acusó a Bermejo y a su Gobierno de “relegalizar” a Batasuna a través de ANV y permitir el regreso de ETA a las instituciones. El ministro de Justicia acusó al PP de “dar oxígeno” a la banda terrorista, al volver una y otra vez a este asunto… Poco más. El pescado ya estaba vendido.

¿Qué se puede esperar de una sesión plenaria en medio de una campaña electoral, donde los diputados están en sus distritos, apoyando a los candidatos locales, o viajan en caravana y luego hay fútbol? Pues un Congreso vacío.