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El ADN pone a cada uno en su sitio
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El ADN pone a cada uno en su sitio

Quién le iba a decir a algunos de los habitantes de la ‘pecera’ que sus restos genéticos repartidos aquí y acullá les iban a sacar los

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El ADN pone a cada uno en su sitio

Quién le iba a decir a algunos de los habitantes de la ‘pecera’ que sus restos genéticos repartidos aquí y acullá les iban a sacar los colores una y otra vez en el juicio del 11-M. El informe ratificado por los peritos policiales han vuelto a poner de relieve que Abdelmajid Bouchar, presunto autor material de los hechos y que salió corriendo del piso de Leganés el 3 de abril de 2004, estuvo en dicho piso. Cuando llegaron sus muestras de ADN en 2005, “se introdujo en la base de datos y saltaron”, concretamente en un hueso de aceituna y en una maquinilla de afeitar, así como en el Renault Megane de Jamal Almidan El Chino.

Tampoco ha salido bien parado Basel Ghayoun, pese a los intentos de su abogado de tambalear la validez de la prueba: restos de su perfil genético hallados en un gorro que se rescató de Leganés. Los peritos han insistido que extrajeron dos muestras de toda la parte de la prenda que tendría lógicamente contacto la epidermis, “según nuestra experiencia sólo se podía encontrar perfil genético ahí”. Una de ellas no servía para nada, pero de la otra estaba claramente el ADN de Ghayoun.

En el caso de Rabei Osman Mohamed El Egipcio las cosas no están tan claras. No se ha encontrado prueba alguna en ninguno de los escenarios vinculados al 11-M, ni siquiera donde se sospechaba: un cepillo de dientes, un vaso de plástico y una muestra de saliva. La acusación de uno de los presuntos ideólogos de los atentados de Madrid se reduce a sus declaraciones obtenidas de escuchas en Italia y después de una doble traducción árabe-italiano-español que el Tribunal decidirá hasta qué punto son contundentes. La misma suerte ha corrido Jamal Zougam, acusado por autor material.

Precisamente un traductor fue el perito que declaró posteriormente. Bastante nervioso, insistía en que no había escuchado ninguna grabación, “me limité a traducir documentos” del árabe al castellano que le había proporcionado la Audiencia Nacional. Todo lo que él tradujo “venía en el texto de origen, nunca puso ni interpretación, ni pensamiento, ni el que pudiera pensar el que habla”.

La pericial de antropología ha tenido como protagonista a la cabeza de unos de los suicidas de Leganés Allekema Lamari, el terrorista que no se consiguió identificar hasta octubre de 2004. Parte de su cabeza, concretamente la parte derecha, puesto que la izquierda voló con la explosión, se cotejó con una reseña fotográfica proporcionada por la Policía, según los peritos encargados del caso. “La comparación fue poniéndolo de perfil y de frente”, puntualizaron, “el pelo, la frente, la morfología del pabellón auditivo derecho...” no dejaban lugar a dudas de su identidad pese a disponer de una única foto.

Quién le iba a decir a algunos de los habitantes de la ‘pecera’ que sus restos genéticos repartidos aquí y acullá les iban a sacar los colores una y otra vez en el juicio del 11-M. El informe ratificado por los peritos policiales han vuelto a poner de relieve que Abdelmajid Bouchar, presunto autor material de los hechos y que salió corriendo del piso de Leganés el 3 de abril de 2004, estuvo en dicho piso. Cuando llegaron sus muestras de ADN en 2005, “se introdujo en la base de datos y saltaron”, concretamente en un hueso de aceituna y en una maquinilla de afeitar, así como en el Renault Megane de Jamal Almidan El Chino.