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Bermúdez pisa el acelerador
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Bermúdez pisa el acelerador

El esperado ‘visto para sentencia’ está cada vez más cerca. De ahí que estas últimas sesiones vayan destinada a terminar con ‘flecos’ como la lectura de

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Bermúdez pisa el acelerador

El esperado ‘visto para sentencia’ está cada vez más cerca. De ahí que estas últimas sesiones vayan destinada a terminar con ‘flecos’ como la lectura de declaraciones de testigos no localizados por el Tribunal, últimas periciales y las pruebas documentales. Todo a buen ritmo porque, según el juez Javier Gómez Bermúdez, las acusaciones ya pueden ir preparando sus conclusiones para el próximo lunes. El presidente del Tribunal ha pisado fuerte el acelerador.

Concluida la peliaguda pericial ‘cualitativa’ de los explosivos, es decir, la que supuestamente iba a determinar sin lugar a dudas qué estalló en los trenes de la muerte y el piso de Leganés (ver crónica), cuatro policías y guardias civiles han comparecido ante el Tribunal para explicar ‘cuantitativamente’ las características de las explosiones. Según su estimación, en cada foco de los convoyes de Cercanías hubo aproximadamente diez kilos de explosivo y han dejado claro que la cantidad de la mochila de Vallecas “no condiciona que determinemos esta cantidad, es sólo un elemento más”.

A esta conclusión se llega por el análisis del tipo de explosivo, dónde y cuándo se ha producido la deflagración, la resistencia de los materiales de los trenes y si las puertas estaban abiertas o cerradas. Así, la metralla la componían clavos y tornillos, descartando los elementos que pudieron desprenderse de los vagones con el mismo efecto. Otra de sus deducciones es que la materia que estalló “era dinamita y se detecta siempre la misma”, no hay nada que lleve a pensar que hubiera otro explosivo, “ni por los efectos ni por su composición”. No obstante, tan sólo se puede determinar que exactamente fuera Goma 2 ECO por la materia que no estalló.

A petición de la acusación de la AVT, han dejado claro, que en cada foco deflagró una sola bomba, pese a que en los vídeos pudiera parecer más de un fogonazo y que, a pesar del tiempo pasado desde la fabricación de la dinamita, “no varía significativamente” en su poder de destrucción. La ausencia de los detonadores entre los restos recuperados no les parece fuera de lo normal: “Hay que tener en cuenta la magnitud de la explosión y de la cantidad de personas que había. La mayoría de las veces se recupera, pero no es extraño que no hayan aparecido”.

En otro orden de cosas, también ha declarado el perito caligráfico que realizó una prueba de escritura al acusado Rafa Zouhier para comprobar si fue realmente el autor de una misiva desde la cárcel a Antonio Toro por orden de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita. Dicho perito negó la mayor para lucimiento de la defensa del conocido como confidente de la Guardia Civil.

Y hablando del rey de Roma, en esta ocasión Zouhier no ha dado demasiada guerra. Tan sólo le han llamado la atención una vez porque no paraba de hacer aspavientos en conversación con sus compañeros en el habitáculo blindado que los protege. Tras la reprimenda, como un niño malo, continuó la vista sentándose de espaldas al Tribunal. Nadie puede negar que el juez Bermúdez tiene la paciencia del santo Job con este personaje.

El esperado ‘visto para sentencia’ está cada vez más cerca. De ahí que estas últimas sesiones vayan destinada a terminar con ‘flecos’ como la lectura de declaraciones de testigos no localizados por el Tribunal, últimas periciales y las pruebas documentales. Todo a buen ritmo porque, según el juez Javier Gómez Bermúdez, las acusaciones ya pueden ir preparando sus conclusiones para el próximo lunes. El presidente del Tribunal ha pisado fuerte el acelerador.