Duran i Lleida estudia romper con CiU y presentarse en solitario a las elecciones

El secretario general de Convergència i Unió (CiU) y, a su vez, presidente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran i Lleida, ha sondeado a círculos políticos, económicos e intelectuales catalanes para conocer su opinión sobre una eventual presentación en solitario de cada uno de los dos miembros de la Federación nacionalista (es decir, Convergència por un lado y Unió por otro) a las elecciones legislativas. Fuentes democristianas admitieron a El Confidencial que en algunas reuniones se habló del tema, pero rechazaron que, por el momento, haya riesgo de ruptura de la federación nacionalista catalana.

La operación sería similar a la realizada por Eusko Alkartasuna (EA) en el País Vasco. Esta formación se presenta en solitario y después suele pactar con el Partido Nacionalista Vasco (PNV). “Aquí puede proyectarse un panorama similar, pero no porque se vaya a hacer, sino como ejercicio de política puramente teórico. No hay intención de concurrir a las elecciones en solitario”, afirman las fuentes anteriormente citadas.

“A ver cuántos diputados saca”

En círculos de Convergència el tema es tabú. Los nacionalistas saben que todo lo que sea dividir debilita, aunque están convencidos de que Unió es una fuerza minoritaria. “El poder le viene de su alianza con Convergència, por lo que sería muy arriesgado que se presentase en solitario. Y si lo hace, a ver cuántos diputados saca”, dice un dirigente de Convergència.

En Unió, no obstante, cuentan con el carisma de su jefe de filas, del que dicen que tiene una imagen más atractiva y consolidada que el propio presidente de CiU, Artur Mas. Si a ello se le añade el apoyo que puedan ofrecerle antiguos dirigentes de la coalición descontentos con la estrategia de Mas, la cuota de poder y de apoyos que pudiera obtener Duran en unas elecciones aumenta aritméticamente.

No hay que olvidar, a este respecto, que los grandes pesos pesados que Jordi Pujol había tenido en CiU acudieron a la presentación del libro de Duran i Lleida sobre el 11-M, pero de la actual dirección de CiU no acudió nadie. Así, pudo reunir a sus antiguos enemigos Miquel Roca, Macià Alavedra, Josep María Cullell, Francesc Homs o Josep López de Lerma. Todos tienen en común el descontento hacia el rumbo de CiU y hacia la estrategia seguida por Artur Mas. Esta visualización sentó francamente mal en las filas convergentes, pero Duran la aprovechó perfectamente para demostrar los apoyos que pudiera tener en una operación en solitario.

Dos pájaros de un tiro

Con la operación, además, el dirigente democristiano mataría dos pájaros de un tiro: primero, tendría las manos libres para pactar en Madrid y entrar en el Gobierno, petición que ha reiterado a lo largo de los últimos meses. Por otro lado, dejaría de tener el “enemigo en casa”, porque un sector de Convergència quiere descabalgarlo de las listas a las legislativas.

Este sector descontento con Duran se articula en torno a diferentes dirigentes vinculados a las juventudes de CiU y cantera del núcleo duro del partido. Este sector quiere pedir oficialmente en el consejo nacional de Convergència, que se reunirá en quince días, que sea el actual alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder, quien encabece las listas. Recoder se pronunció públicamente en contra de que CiU entre en el Gobierno central, o sea, exactamente lo contrario de lo que preconiza Duran. Horas después de la filtración de la operación para descabalgar al democristiano, durante la noche del jueves, CiU emitió una escueta nota oficial donde afirmaba que Josep Antoni Duran será el próximo candidato a las legislativas. Pero nadie las tiene todas consigo. La crisis se agranda a pasos agigantados.