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Leganés, un saco de agujeros
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Leganés, un saco de agujeros

Llegó la hora del lucimiento de las defensas y, para inaugurar esta penúltima fase del juicio, ha tomado la palabra el insigne Andreas Chalaris, abogado de

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Leganés, un saco de agujeros

Llegó la hora del lucimiento de las defensas y, para inaugurar esta penúltima fase del juicio, ha tomado la palabra el insigne Andreas Chalaris, abogado de Rachid Aglif El Conejo y protagonista de numerosas anécdotas a lo largo del proceso por su peculiar acento griego, acento del que en numerosas ocasiones se ha disculpado. Chalaris considera que Leganés ha sido “un saco de agujeros, no de pruebas... pero no de agujeros negros, sino de verdad”.

Además, no se puede acusar a nadie por “tener amistades peligrosas”, en referencia a la relación de su defendido con el terrorista suicida Jamal Ahmidan El Chino. Para Chalaris, incluso, lo de suicida no está tan claro: “No sabemos de qué han muerto”. Una de sus teorías es que la carga de 80 gramos de explosivos para volar la puerta del piso de Leganés “podía haber servido para todo el edificio” ya que, según el ilustre letrado, “la puerta era del Carrefour”, dando a entender que no era blindada.

El Conejo, alias perfectamente comprensible, está considerado miembro del ‘comando de Lavapiés’ y ha reconocido haber tenido amistad y ‘negocios’ con Jamal Zougam y El Chino. Está acusado de participar en la ‘cumbre del McDonalds’ de Carabanchel en la que se decidió la compraventa de Goma 2. Sin embargo, Chalaris defiende que en aquella reunión clave Aglif estaba en Málaga y atacó la actuación del Ministerio Fiscal por su alto “contenido político”: “Sólo ha hecho de acusación, no de representante de la legalidad”.

Chalaris señaló al fiscal Zaragoza, recordándole que acusó a muchos letrados de la sala de ‘esquizofrenia procesal’ sin haber examinado la actuación del propio Ministerio Público. El abogado estima, “y lo digo con toda sinceridad”, que la cantidad de años de cárcel solicitada por las acusaciones ha aumentado tras cambiar el “estatus político”, esto es, hay un antes y un después con el fin de la tregua de ETA.

Asimismo acusa a la fiscalía de fraude procesal porque “nunca he podido explicar a mi cliente por qué, a partir de 2005, estando parte del sumario secreto, era considerado lugarteniente de El Chino’. Además, “no ha existido banda armada o si la supuesta banda ha cometido los atentados puesto que la mayoría de los integrantes están muertos”. El griego insiste en que “no podemos pisar encima de los muertos” y que todos los acusados “han condenado los hechos y son mártires y víctimas de lo acaecido el 11-M”. Frase lapidaria que, desde luego, le ha cubierto de gloria.

Ante los aspavientos, chillidos y esfuerzos del lenguaje grecoñolo de Chalaris, Olga Sánchez abría los ojos como platos y aguantaba la risa como podía. Definitivamente, la fiscal es incapaz de guardar las formas.

La suerte de Sergio Álvarez

Nada que ver con la ya famosa fiscal ha sido la intervención de la abogada del presunto ‘recadero’ de Suárez Trashorras, el joven Sergio Álvarez Sánchez. La letrada de oficio Carmen Pérez ha sido como la lotería para su defendido, ya que su claridad, concisión y contundencia de argumentos para pedir la absolución de su cliente puede haber calado en los tres magistrados que deciden en este proceso. Según Pérez, si el Ministerio Fiscal argumenta que Sergio Álvarez conocía que el paquete que transportaba contenía explosivos “están diciendo que mi defendido es un suicida. ¿Cómo explica que aceptara su transporte y que se sentara más de tres cuartos de hora sobre el mismo” mientras esperaba al receptor del recado?

Llegó la hora del lucimiento de las defensas y, para inaugurar esta penúltima fase del juicio, ha tomado la palabra el insigne Andreas Chalaris, abogado de Rachid Aglif El Conejo y protagonista de numerosas anécdotas a lo largo del proceso por su peculiar acento griego, acento del que en numerosas ocasiones se ha disculpado. Chalaris considera que Leganés ha sido “un saco de agujeros, no de pruebas... pero no de agujeros negros, sino de verdad”.