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Camino de Guantánamo
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Camino de Guantánamo

“Esto no es Guantánamo, pero por ese camino vamos”, sentenciaba el veterano abogado Gerardo Turiel en la que parecía una interminable exposición de conclusiones para defender

Foto: Camino de Guantánamo
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“Esto no es Guantánamo, pero por ese camino vamos”, sentenciaba el veterano abogado Gerardo Turiel en la que parecía una interminable exposición de conclusiones para defender al minero Emilio Suárez Trashorras. Turiel prefiere huir de la retórica y las frases hechas para dar una lección de derecho procesal y hablar de un pseudo Guantánamo, de procedimientos inquisitoriales y ‘del Código Penal del enemigo’ como elementos en los que se ha basado el Ministerio Fiscal para incriminar a su patrocinado.

Como el resto de sus compañeros, el letrado ha puesto de relieve la indefensión de los acusados por el largo secreto sumarial: “No lo invoqué como causa de nulidad porque es legal, pero sí me preocupa”, lo que podría ser motivo suficiente para el recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional que, se intuye, ya está preparando.

Gerardo Turiel pidió intervenir en la instrucción hasta en once recursos “y los perdí”. Si esto no hubiera sucedido, “habríamos sabido antes, y no hace veinte días, qué estaba pasando con el análisis de la dinamita”. Porque, evidentemente, “a Suárez Trashorras no le da igual” lo que estalló en los trenes. Mientras no se sepa, “a este señor no se le puede acusar de 192 asesinatos”.

Ese largo secreto es un trámite extraordinario que en la presente causa “se ha convertido en normal”. Este sumario se ha hecho “de una vieja manera”: “Que no participen, que no sepan nada”. En ningún momento, “tampoco se le ha dicho al cliente de qué se le acusaba”. Turiel se siente vapuleado como nunca antes, incluso “se le abren las carnes”. Critica, asimismo, que se haya tomado un atestado como un informe, o un informe como una prueba pericial: “¡No me cuelen la opinión de un policía!”.

De ahí que este juicio refleje claramente la aplicación del llamado ‘Código Penal del enemigo’ en el que se fija el objetivo y se le aplica la norma, en el que se cuestiona la presunción de inocencia, se realizan pruebas y se hace, precisamente, secreta la investigación: “Da igual lo que haya hecho, él es el malo y hay que culparle”.

La ‘Operación Pipol’

Suárez Trashorras, junto a Antonio Toro, aparecen por primera vez en las fichas policiales en la aludida ‘Operación Pipol’. Gerardo Turiel se queja de que realmente no se ha explicado en qué consistió dicha operación: “Yo se lo voy a contar, porque está en los autos”. Según el letrado, de 17 detenidos, sólo Trashorras y Toro fueron condenados no sólo por tráfico de drogas, sino también por tenencia de explosivos. A partir de entonces, se insta a Suárez Trashorras a que se convierta en ‘confidente’ controlado por el inspector jefe de estupefacientes de Avilés Manolo García o Manolón, decisión ratificada por el fiscal jefe de Asturias.

“Esto no es Guantánamo, pero por ese camino vamos”, sentenciaba el veterano abogado Gerardo Turiel en la que parecía una interminable exposición de conclusiones para defender al minero Emilio Suárez Trashorras. Turiel prefiere huir de la retórica y las frases hechas para dar una lección de derecho procesal y hablar de un pseudo Guantánamo, de procedimientos inquisitoriales y ‘del Código Penal del enemigo’ como elementos en los que se ha basado el Ministerio Fiscal para incriminar a su patrocinado.