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Un ejército de Al Qaeda en Lavapiés
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Un ejército de Al Qaeda en Lavapiés

Francisco Andújar, abogado defensor de uno de la terna de ideólogos del 11-M Youssef Belhadj, echa de menos el ‘rigor’ en su máxima expresión. Algo que

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Un ejército de Al Qaeda en Lavapiés

Francisco Andújar, abogado defensor de uno de la terna de ideólogos del 11-M Youssef Belhadj, echa de menos el ‘rigor’ en su máxima expresión. Algo que se debe multiplicar “en caso de un proceso” y que en la actuación del Ministerio Fiscal ha brillado por su ausencia. Ante los 120 detenidos, aproximadamente, “parece que en Lavapiés teníamos un ejército de Al Qaeda”, reflexiona. Menos mal que de los 120 la cosa se quedó en 29 procesados. Claro que, igualmente, se pregunta si el ‘rigor’ aplicado a dichos 29, es el mismo que a los 90 restantes que quedaron en libertad.

El letrado ironiza sobre si el Ministerio Público se ha tenido que “ir al extranjero”, como en el caso de Belhadj en Bélgica, porque aquí no quedaba ningún musulmán al que inculpar: “¿No será que como no estaban los siete suicidas de Leganés ni los cuatro huidos los únicos procesados iban a ser asturianos cuando se había dicho que los responsables eran de Al Qaeda?”.

Antes de desgranar con más profusión los argumentos de su informe, Andújar ha instado a la nulidad del proceso por el varias veces mencionado largo secreto del sumario, por la negativa a concederle un intérprete para entenderse con su defendido durante “un año y ocho meses” y porque, a instancias de la juez Teresa Palacios, se tradujeron 40 páginas de las 1.500 del sumario que se consideraban que afectaban a Belhadj: “Yo no llegué a saber si eran sólo esas cuarenta páginas”. Un cúmulo de despropósitos por los que se “vulneró su derecho a ser informado de su acusación”.

"¿A quién indujo?"

El letrado asegura que no existe ninguna prueba “del famoso saco” para inculpar a su patrocinado. El que secundara una huelga de hambre “sólo es perjudicial para su salud”. Se dice que Belhadj indujo los atentados pero “¿a quién indujo?”. Era actor por inducción “porque viajaba mucho”, hizo tres viajes de Bélgica a España, uno de ellos porque su hermana estaba muriéndose, el último en febrero de 2004, y todo acreditado con papeles y el billete de avión: “Los viajes en avión son lo que más rastro dejan y lo compró con su nombre y apellidos... el portavoz de Al Qaeda en Europa”, ironiza Andujar.

En cuanto a la relación con el también acusado Bouchar El Gamo, el letrado asegura que sólo jugaban juntos al fútbol pero, claro, había que engordar su relación y se utilizó un testimonio forzado por la Policía. Con respeto a la relación con el suicida Alfalah, que supuestamente acabó con su vida en Iraq, tan sólo existe una llamada y realizada por Bouchar, no por Belhadj. Esta última relación, además, ha servido para incriminar a sus dos sobrinos Mohamed y el absuelto Ibrahim Moussaten.

“Mohamed Moussaten dijo que mi patrocinado quería hacer la yihad, que el dinero lo dejaba en casa de su hermano...”, recuerda el abogado. Una declaración que no sirve por haber estado coaccionada por la presión de haber detenido y encarcelado a todos los miembros de su familia salvo los menores de edad. Además, todo lo que en aquella ocasión declaró “eran datos genéricos e incompletos”. Por otra parte, el domicilio belga de la Place Ducheoise “era una casa patera” puesto que Youssef Belhadj estuvo sólo esporádicamente. En dicha vivienda se encontró una revista con indicaciones para fabricar bombas con teléfonos móviles. Andujar duda sobre la existencia de una publicación de ese tipo, pero en caso de ser cierto, desde luego no está acreditado que perteneciera a su defendido.

Francisco Andújar, abogado defensor de uno de la terna de ideólogos del 11-M Youssef Belhadj, echa de menos el ‘rigor’ en su máxima expresión. Algo que se debe multiplicar “en caso de un proceso” y que en la actuación del Ministerio Fiscal ha brillado por su ausencia. Ante los 120 detenidos, aproximadamente, “parece que en Lavapiés teníamos un ejército de Al Qaeda”, reflexiona. Menos mal que de los 120 la cosa se quedó en 29 procesados. Claro que, igualmente, se pregunta si el ‘rigor’ aplicado a dichos 29, es el mismo que a los 90 restantes que quedaron en libertad.