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Pelea de camisetas en el Congreso de los Diputados
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Pelea de camisetas en el Congreso de los Diputados

“Iros de una p… vez. Si a España no le importáis nada”. Bronco, el diputado del PP José Madero ganó su minuto de fama al imprecar

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Pelea de camisetas en el Congreso de los Diputados

“Iros de una p… vez. Si a España no le importáis nada”. Bronco, el diputado del PP José Madero ganó su minuto de fama al imprecar así a sus colegas nacionalistas catalanes, que optaron por no responder a sus provocaciones, mientras se debatía una modificación de la Ley del Deporte para permitir que selecciones deportivas autonómicas compitan en convocatorias oficiales internacionales. El hemiciclo estaba semivacío, sólo asistían los hooligans de uno y otro lado del nacionalismo patrio, con la bancada popular y socialista ausente. Los catalanes ignoraron a Madero, que insistía: “iros de una p… vez. Cuenca está j… por vuestra culpa” (es diputado por Cuenca, claro).

El debate demostró que el deporte es un claro objetivo para los políticos, al mover los sentimientos de millones de personas. Así, los portavoces de ERC y del PNV esgrimieron las camisetas de las selecciones deportivas de Cataluña y Euskadi. El del PP, Francisco Antonio González, no se arredró y, para sorpresa de todos, terminó su discurso blandiendo la camiseta de la selección española. “Con ésta sí me identifico, como con todas las demás”. Y no como el republicano Joan Puig, recordó, que dice no alegrarse cuando gana España.

La confrontación terminó con la derrota de los nacionalistas, apoyados por IU y Grupo Mixto, de las dos iniciativas presentadas. La primera, de ERC, tuvo un resultado de 33 votos a favor y 269 en contra; la segunda, de CiU obtuvo 32 a favor y 270 en contra.

El principal argumento de Josep Maldonado, portavoz en el debate de CiU, residía en que la Ley del Deporte, de 1990, debe adaptarse ahora al nuevo Estatuto de Cataluña, que reconoce al deporte como competencia exclusiva y a las federaciones autonómicas capacidad para representar a sus ámbitos geográficos en las competiciones internacionales. Otra de las reivindicaciones es que se suprima la obligatoriedad que tienen los deportistas de competir bajo la selección nacional: “España llegó a reconocer a los objetores de conciencia; hoy los deportistas no pueden objetar”.

El republicano Joan Puig reclamó, precisamente, que se diera libertad a los deportistas y que se despolitizara el debate de las selecciones autonómicas. “El deporte es un mecanismo de relación entre las personas”, sentenció mientras reclamaba para sus hijos el mismo sentimiento que tienen los hijos de José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy: “Ellos quieren disfrutar de la selección de España; nosotros de la de Cataluña”.

A Puig no le gusta “que se utilice el deporte para ensalzar las grandezas de España” y acusó al Gobierno de “juego sucio” en este asunto. “Cataluña, Euskadi y Galicia tendrá reconocimiento internacional, a pesar del Gobierno de turno. No van a impedir los aires de libertad que hay en Europa. Seguiremos luchando para conseguir la felicidad de los nuestros”, sentenció camiseta en mano.

Fiel a su línea, José Antonio Labordeta, del CHA, sostuvo desde el escaño que el debate se está “sacando de madre” y recomendó una receta: la naturalidad. De esta forma, si hay una selección de fútbol catalana que quiere jugar con la de Estados Unidos –partido prohibido por la Federación-, “seguro que gana la catalana”. El cantautor dijo no entender tantas “reacciones virulentas. Estamos llevando la situación a niveles escalofriantes”.

Al portavoz del PP, Francisco González, no le extrañaba la espontaneidad de las federaciones, pero aseguró que lo que no le gustaba era la “espontaneidad subvencionada”. Esto es, que haya deportistas que actúan “en función de la pela, eso es lo que lleva a muchas personas a tomar ciertas actitudes”.

“Iros de una p… vez. Si a España no le importáis nada”. Bronco, el diputado del PP José Madero ganó su minuto de fama al imprecar así a sus colegas nacionalistas catalanes, que optaron por no responder a sus provocaciones, mientras se debatía una modificación de la Ley del Deporte para permitir que selecciones deportivas autonómicas compitan en convocatorias oficiales internacionales. El hemiciclo estaba semivacío, sólo asistían los hooligans de uno y otro lado del nacionalismo patrio, con la bancada popular y socialista ausente. Los catalanes ignoraron a Madero, que insistía: “iros de una p… vez. Cuenca está j… por vuestra culpa” (es diputado por Cuenca, claro).